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En un gesto que ha resonado más allá de las fronteras colombianas, el presidente Gustavo Petro salió al paso de una propuesta que busca eliminar el recargo salarial por trabajo nocturno para sectores clave como la seguridad, el turismo y el entretenimiento. La propuesta, presentada por Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), ha encendido un debate sobre los límites de la flexibilización laboral en tiempos de reformas profundas.
Desde su cuenta oficial en la red social X, el mandatario colombiano fue tajante: “Toda persona que dedique noches al trabajo, debe ganar más que en horas diurnas”. La afirmación de Petro no solo fue una respuesta directa a Mac Master, sino también una defensa enfática del principio de justicia laboral en un contexto económico donde, según el jefe de Estado, no se puede seguir exigiendo sacrificios a los más vulnerables.
La controversia estalló luego de que Mac Master, durante una intervención transmitida por el programa Señal Investigativa de la televisión pública, sugiriera la creación de un régimen especial que exima a pequeñas y medianas empresas del pago de recargos nocturnos. Alegó que estas condiciones harían más viable la operación de negocios en sectores como el turismo y la vigilancia. “Hemos hablado de generar mecanismos de excepción para las pymes, para que puedan operar bajo reglas distintas”, declaró el líder empresarial.
Pero Petro no tardó en marcar distancia con ese planteamiento. Reafirmó que la solución para las microempresas no puede pasar por empobrecer a los trabajadores. “La microempresa se ayuda con crédito barato, y no con trabajadores empobrecidos”, sentenció, dejando claro que la visión del Gobierno apuesta por una economía sustentada en la dignidad laboral, no en la precarización.
Las declaraciones del presidente llegan en medio del complejo proceso de discusión de la reforma laboral, una de las piedras angulares del proyecto político del actual gobierno. Uno de los objetivos centrales de dicha reforma es garantizar condiciones dignas a quienes enfrentan jornadas en horarios adversos, especialmente en sectores históricamente marginados del debate económico.
El cruce entre el presidente y el líder de los empresarios revela una tensión de fondo: ¿hasta qué punto puede una nación buscar competitividad sin sacrificar derechos laborales básicos? En un momento en que el mundo revalúa sus modelos económicos tras los efectos de la pandemia, las palabras de Petro trascienden el ámbito nacional y abren una discusión de corte global: el equilibrio entre eficiencia y justicia social no puede perder de vista el rostro humano del trabajo.
