En diálogo con Infobae medio de comunicación argentino, el empresario brasileño elogió la gestión de Jair Bolsonaro pero no cree que haya grandes cambios con Lula. Qué opina del Mercosur y por qué pide que la región cambie a sistemas parlamentaristas.
El pasado 30 de octubre Brasil vivió la elección presidencial más reñida de su historia, luego de que Lula da Silva se impusiera sobre Jair Bolsonaro por apenas poco más de un punto. Ese resultado reflejó lo polarizada que está la sociedad brasileña. Los proyectos de país de ambos son transversalmente opuestos. Sin embargo, José Roberto Tadros, presidente de la Confederación Nacional de Comercio de Bienes, Servicios y Turismo (CNC) del gigante sudamericano, consideró que no habrá cambios tan significativos como los que algunos esperan que realice el líder del Partido de los Trabajadores (PT).
Durante su visita a Buenos Aires donde participó de un encuentro en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), el empresario brasileño, de 76 años, dialogó con Infobae sobre este y otros temas, como la gestión del presidente Bolsonaro, los logros económicos de su administración, y hasta planteó que los países de la región en un futuro deberían tomar el camino de los europeos y pasar de un sistema presidencialista al parlamentarismo.
“Pocos países en el mundo han tenido éxito con el presidencialismo. Tanto, que la mayoría de los países en el mundo son parlamentarios (…) Espero que en el futuro las cosas evolucionen de tal manera que lleguemos al parlamentarismo”, apuntó.
Sobre Lula, quien el próximo 1° de enero asumirá la presidencia de Brasil por tercera vez, sostuvo que “no tiene nada de comunista” y afirmó que, tanto en Brasil como en el resto de los países, “ya no hay izquierda ni derecha; eso es marketing”.
Respecto al Mercosur, opinó que el bloque debería flexibilizarse para progresar.
-Recientemente hubo elecciones en Brasil, y el resultado reflejó que el país está muy polarizado. ¿Cómo evalúa los cuatro años de gobierno de Bolsonaro en términos económicos, y qué país le queda a Lula?
-Los cuatro años de gobierno de Bolsonaro fueron muy buenos. Tenemos un excelente ministro de Hacienda que deja la economía ordenada. No tenemos inflación; por el contrario, tenemos deflación. El cambio permanece en 5.25. Brasil volvió a estar entre las 10 economías más importantes del mundo, ya fue la sexta, pero con la crisis bajó y ahora está entre las diez primeras. Y si el proceso sigue así, volveremos a ser la séptima o la sexta economía del mundo. Además, nuestra producción agrícola ha crecido enormemente y hoy somos el segundo productor mundial de alimentos, sólo por detrás de Estados Unidos. Pero la distancia es mínima: la previsión es que a finales de esta década superaremos a Estados Unidos en producción agrícola. Esto es muy importante porque la balanza comercial brasileña se mantiene hoy en día principalmente gracias a los saldos de las exportaciones agrícolas y ganaderas.
-¿En qué mercados considera que el país todavía debe progresar más?
-El sector del turismo es muy importante tanto para Brasil como para Argentina. Porque tenemos unas potencialidades fantásticas. En Brasil nos basamos en tres principios. El primero: seguridad jurídica. Brasil no tiene seguridad jurídica. Si hoy tomas una decisión, el Gobierno va y la cambia. Segundo, seguridad física. Porque sin seguridad física no hay turismo. Y tercero, la libre empresa; porque sin libre empresa no hay empleo, ni trabajo, ni libertad ni democracia. Sin democracia, no tienes nada de eso. Y la gente tiene que aprender a vivir el juego democrático de la alternancia en el poder. Imagínense si Brasil y Argentina vivieran bajo el régimen parlamentario… Por ejemplo en Inglaterra, cuando el partido conservador toma el mando, se va un poco a la derecha; cuando el partido laborista toma el mando, se va un poco a la izquierda. Pero no destruye la estructura del poder, del gobierno, la estructura económica, política y administrativa. Y cada uno mantiene su nicho.
-¿Usted cree que los países de la región deben instalar un sistema parlamentario?
-Pocos países en el mundo han tenido éxito con el presidencialismo. Tanto, que la mayoría de los países en el mundo son parlamentarios; aún no hemos llegado a ese nivel, por lo que copiamos el estilo norteamericano de presidencialismo. Espero que en el futuro las cosas evolucionen de tal manera que lleguemos al parlamentarismo, aún no hemos llegado a la madurez, pero esperamos que eso ocurra porque entonces la gente entenderá que la alternancia en el poder y los cambios ocurrirán de manera constante y habitual. Aquí en Brasil cuando hay un cambio de gobierno, todo el mundo entra en pánico, porque el gobierno va a hacer esto, va a hacer aquello, y el nuevo gobierno no va a hacer nada nuevo. Sólo queda esto y el centro, que es el rescate de la pobreza, que es el sueño de todos nosotros, como la ha reducido el actual gobierno. Y está reduciendo la tasa de pobreza al dar una renta mínima de 600 reales al mes a las familias necesitadas.
-Con Lula en la presidencia se espera un modelo de país muy distinto al que propone Bolsonaro, ¿vislumbra grandes cambios en los próximos años?
-No tiene nada de comunista. Él salió de la pobreza y eso de rescatar de la pobreza es su nicho de mercado, pero no tiene nada de comunista. Me dijo que ni siquiera era socialista. Me dijo esto en 2002, hace 20 años.
-Más allá de haber ganado Lula, Bolsonaro tendrá una fuerte presencia en el Senado. Será inevitable para el Gobierno tener que negociar con la futura oposición para impulsar varios proyectos.
-La democracia es eso: negociación. Si no se negocia ya no es democracia, es dictadura. Tienes que convivir con tus adversarios. El gobierno de Lula va a convivir con ellos. Como el gobierno de Bolsonaro ha pasado cuatro años en conflicto con el Tribunal Supremo Federal, en ciertos momentos con la Cámara Federal. La democracia es conflicto y diálogo.
-Recién remarcaba que Brasil registra deflación, mientras gran parte de los países de la región, incluso EEUU este año, están luchando para bajar los índices de inflación. ¿Cómo logró esto el gobierno brasileño?
-Tenemos un gran ministro de Economía, llamado Paulo Guedes. Es un estudioso, formado en Massachusetts. Pensó y ejecutó un plan económico liberal, independizó el Banco Central, hizo una serie de cosas para reducir el número de Ministerios y esto tuvo repercusiones. En sus manos el país comenzó a moverse. La economía está creciendo a toda velocidad y se ve que la actividad económica está creciendo mucho tanto en el área agrícola como en el área comercial.
-Brasil es el mayor mercado de la región y del Mercosur. Estamos en un momento en el que hay opiniones cruzadas entre los miembros del bloque. Ahora, con la llegada de Lula se presume que nuevamente se alineará a la postura de Argentina. ¿Cuál es su opinión ante los reclamos de gobiernos como el de Uruguay de una mayor flexibilización?
-En el caso de Brasil y Argentina, donde ambos pierden, los demás les seguirán. Brasil tiene 220 millones de habitantes, Argentina tiene 44 millones, la misma población que España. Paraguay tiene 6 millones de habitantes y Uruguay tiene 4 millones. Es decir, si sumamos las dos economías de Paraguay y Uruguay, las dos poblaciones representan menos que la población de Buenos Aires, un barrio de São Paulo… Pero son nuestros hermanos. Tienen la capacidad de producir. Tenemos que ayudarles, tienen que participar con nosotros en este crecimiento y enriquecimiento, de lo contrario no vale la pena el Mercosur, donde sólo pueden desarrollarse Brasil y Argentina. Esto es lo que se hizo en la Unión Europea. Primero Alemania, que era el buque insignia, a pesar de haber sido destruida en la Segunda Guerra Mundial y dividida por la mitad, resurgió como la mayor economía de Europa. En segundo lugar, viene Francia, y tercero España. Aquí tenemos la posibilidad de ajustar el estado de la economía argentina y la economía brasileña, que ya está prácticamente ajustada para convertirse en el buque insignia del Mercosur, y en el futuro podemos añadir a Colombia, que es la segunda economía de Sudamérica.
-O sea que está de acuerdo con una flexibilización…
-Sí. Porque la tendencia es que por sucesión todas estas economías se han unido al Mercosur como se ha unido Europa y aquí no hemos tenido ninguna guerra, nadie ha tomado territorio colombiano, nadie ha tomado territorio argentino. Nadie se apoderó del territorio de Uruguay…
-¿Por qué le costó tanto al bloque funcionar? Hace poco estuvo en el país Josep Borrell, el alto representante de la Unión Europea, y él criticaba un poco el alto nivel de proteccionismo en los países del Mercosur.
-Aquí en el Mercosur, cuando Brasil va bien, Argentina tiene una inflación galopante; cuando Argentina va bien, Brasil tiene una inflación galopante. ¿Cómo pueden entender y dialogar con países que viven permanentemente sin resolver sus problemas internos?
-Respecto a la coyuntura actual, muchos países de América Latina se vieron afectados por la guerra en Ucrania, tanto económicamente como por la falta de alimentos. ¿Brasil se vio afectado en algún punto?
-No hemos sufrido nada, pero sí la pérdida de jóvenes y familias destruidas y evacuadas por una guerra incomprensible en pleno siglo XXI. Esto es inaceptable, incluso los países que formaron la Unión Soviética giran sus narices. Ellos tampoco lo aceptan. Tu madre te parió para vivir, no para morir en una guerra por culpa de dictadores con pretensiones hegemónicas. La historia nos muestra que los pueblos beligerantes entran en un proceso de agotamiento y ya no quieren saber nada de la guerra. Los alemanes eran beligerantes, y hoy en día no quieren oír hablar de la guerra; los romanos eran beligerantes, hoy en día no quieren oír hablar de la guerra. Japón no quiere oír hablar de guerra y fue protagonista en la Guerra del Pacífico. El pueblo quiere vivir, quiere consumir, divertirse… no quiere engendrar hijos para morir en la guerra porque a algún dictador se le meten en la cabeza sus sueños megalómanos de Alejandro Magno, de Julio César, eso se acabó.
-Para finalizar, ¿cómo ve el futuro de América Latina con los recientes cambios de gobiernos en países como Brasil, Colombia, Chile y Perú?
-Ya no hay izquierda ni derecha. Eso es marketing. Cada político tiene su nicho de mercado. Ciertos países tienen pobreza, y explotan esa pobreza en beneficio de la política. Ahora, dictadura nunca más en América Latina. Más allá de Nicaragua, Cuba, países más grandes como Brasil, Colombia y Argentina no tienen ninguna posibilidad. Cada uno ocupa su nicho en el mercado. Es sólo marketing.
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