Es una obstrucción intermitente del flujo de aire durante el descanso. Señales de alerta que ayudan para consultar de manera temprana, según los expertos de la Clínica Mayo de EE.UU.
La apnea del sueño es un trastorno potencialmente grave en el que la respiración es superficial o se vuelve intermitente durante el sueño. Y si bien puede manifestarse en todos los grupos etarios, la frecuencia aumenta con la edad y la obesidad.
Existen otros factores de riesgo para esta afección, que además es en sí misma factor de riesgo para otras patologías e incluso puede causar la muerte. Para empezar, conviene saber que existen una serie de signos de alarma para advertir que alguien está en presencia de una apnea de sueño. Entre los más comunes se encuentran los ronquidos fuertes y la sensación de cansancio durante el día, debido a que por esta condición, las personas no descansan bien durante la noche.
Según señaló la Clínica Mayo de EEUU, otros de los síntomas de apnea del sueño más comunes son:
– Dolores de cabeza al despertar por la mañana
– Despertarse con la boca seca
– Insomnio, lo que significa dificultad para permanecer dormido por la noche.
– Hipersomnia, lo que significa somnolencia excesiva durante el día.
– Irritabilidad
– Dificultades para prestar atención
– Jadeo por aire para respirar mientras duerme
¿ Cuáles son los tres tipos de apnea del sueño?
1- Apnea obstructiva del sueño. Es la que ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan, provocando un bloqueo del flujo de aire e interrumpiendo la respiración.
2- Apnea central del sueño. Se da cuando el cerebro no envía las señales correctas a los músculos adecuados para respirar, lo que hace que la respiración se detenga.
3- Síndrome de apnea del sueño complejo. Es una combinación de los otros dos.
De estos tres, la apnea obstructiva del sueño es la más frecuente en la población. Y si bien, como se dijo, varios factores pueden conducir a la apnea del sueño, cabe aclarar que también puede ser hereditaria.
Factores de riesgo para tener en cuenta
Así, además de la condición genética, tener una vía aérea estrecha, un cuello más grueso o alguna condición en las amígdalas pueden predisponer a este trastorno. Asimismo, los hombres tienen de dos a tres veces más probabilidades de tener apnea del sueño, aunque las mujeres pueden tener apnea del sueño y el riesgo aumenta después de la menopausia.
Ser mayor es otro predisponente, ya que la apnea del sueño puede ocurrirle a cualquiera, pero aún es mucho más común entre los adultos mayores. Otros factores que destacaron especialistas consultados por The Jerusalem Post son:
– Fumar tabaco, ya que los fumadores tienen tres veces más probabilidades de tener apnea del sueño debido a que fumar aumenta la inflamación de las vías respiratorias superiores y la retención de líquidos.
– Tener congestión nasal, dificultad para respirar por la nariz, ya sea por un problema corporal o alergias u otra condición.
– Antecedentes familiares de apnea del sueño.
– Usar sustancias que pueden relajar los músculos de la garganta, como tranquilizantes, sedantes o alcohol.
– El uso de analgésicos narcóticos, especialmente los opioides, puede afectar el cerebro y posiblemente correr el riesgo de desarrollar apnea central del sueño.
– La obesidad y el peso excesivo pueden provocar depósitos de grasa alrededor de las vías respiratorias superiores, lo que obstruye la respiración.
Además, una serie de condiciones médicas preexistentes pueden convertirse en un factor de riesgo importante para desarrollar apnea del sueño. Estos incluyen hipertensión arterial, enfermedad de Parkinson, trastornos hormonales, haber tenido un ACV, padecer asma u otras enfermedades pulmonares crónicas, insuficiencia cardíaca congestiva, o tener síndrome de ovario poliquístico, entre otras.
En qué consiste el tratamiento
Si bien la condición sigue siendo un problema grave para los afectados, varias innovaciones y avances en el sector de la salud llevaron al desarrollo de varios tratamientos. A pesar de que existen formas de tratar la apnea del sueño, el abordaje de este trastorno no es necesariamente simple o fácil, ya que probablemente requiera cambios bruscos en el estilo de vida.
Por un lado, un paso importante en el tratamiento de la apnea del sueño es la pérdida de peso, ya que el sobrepeso puede restringir en gran medida las vías respiratorias al dormir. Algunos especialistas estiman que la pérdida debe ser entre el 25 y el 30% de todo el peso corporal, lo cual en algunas personas podría requerir una cirugía especial para bajar de peso, como la cirugía bariátrica.
Otro consejo que suelen dar los especialistas es dormir de costado, en lugar de hacerlo boca arriba, ya que en general, aunque no resuelve el problema, alivia bastante las horas de sueño.
Otro método para tratar la apnea del sueño es mediante el uso de un dispositivo especial conocido como presión positiva continua en las vías respiratorias -llamado CPAP– consiste en el uso de una máscara de plástico en la cara que está conectada a una máquina con el objetivo de entablillar las vías respiratorias abiertas con aire a presión.
Un tratamiento de ortodoncia mínimamente invasivo llamado expansión palatal puede aumentar el flujo de aire al agrandar la cavidad nasal y mejorar en algún grado el trastorno.
Otros dispositivos destinados a ayudar a la apnea del sueño incluyen una férula de avance mandibular, que mueve la mandíbula para abrir las vías respiratorias, y un EPAP nasal, que trata de crear presión en las vías respiratorias a partir de la propia respiración para detener las obstrucciones.
En los casos en que la CPAP y las expansiones palatinas no son útiles para tratar la apnea del sueño, existen opciones quirúrgicas, pero como toda intervención de este tipo conllevan riesgos y, además, los especialistas aseguran que no es garantía de que funcione en todos los casos.
INFOBAE
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