

La psiconeuroinmunología (PNI) es una disciplina que estudia la relación entre la inmunidad, el sistema endocrino y los sistemas nerviosos central y periférico, también estudia la interacción de estos con los pensamientos y emociones.
Por su parte, el psicoanálisis sostiene que las emociones no resueltas, se convierten en enfermedades físicas o mentales. También enfatiza la importancia de explorar estas emociones no resueltas para liberar el estrés y el sufrimiento que pueden causar.
Seguramente has escuchado la frase “Dime que te duele y te diré que emoción debes sanar”. Esta frase está directamente relacionada con la gestión emocional. Es importante acotar, que no existen emociones negativas las mal llamadas “negativas” en realidad se denominan aflictivas, ya que ninguna emoción puede ser negativa en tanto que nos alerta sobre algo que debemos saber sobre nuestro mundo externo e interno.
El cuerpo habla, pero no hemos aprendido a escucharlo.
Las emociones desempeñan un papel preponderante en la salud física y mental. Hoy se sabe, que las emociones no resueltas, resultan en patologías como el estrés, la ansiedad y la depresión, y estas pueden debilitar el sistema inmune. Y el debilitamiento del sistema inmune puede hacer que una persona sea más vulnerable a contraer enfermedades, tanto infecciosas como crónicas. Por lo tanto, es menester que ante la presencia de un factor desencadenante, se adquieran estrategias de regulación emocional, ya que estas influyen en el bienestar emocional. El primer paso para comenzar a trabajar en las estrategias de regulación emocional, es la identificación de la emoción.
Cuando el cuerpo habla a través de enfermedades psicosomáticas, significa que el estrés o el conflicto emocional se manifiestan físicamente. En este punto clínicamente se conoce como somatización, donde la mente puede influir en el desarrollo o la exageración de enfermedades. Es decir, el cuerpo puede expresar emociones o conflictos que no se pueden expresar fácilmente con palabras. Algunos síntomas físicos incluyen dolores de cabeza, tensión muscular, migrañas, problemas digestivos, fatiga, entre otros, estos pueden ser síntomas de enfermedades psicosomáticas, cuyos factores desencadenantes pueden ser: El estrés crónico, la ansiedad, la depresión, la represión emocional o el duelo no resuelto.
Para identificar la emoción, considera los siguientes aspectos:
¿Dónde sientes el dolor?
¿Qué emoción está muy presente últimamente?
¿Cuál fue el factor desencadenante o punto de quiebre?
¿Cómo te sientes emocionalmente cuando tienes dolor?
¿Hay algún patrón en los momentos en que sientes el dolor?
¿Qué tipo de situaciones o pensamientos te pueden desencadenar el dolor?
¿Has tenido eventos recientes que podrían estar relacionados con el dolor?
Una vez identificada la emoción, se puede comenzar a buscar herramientas para la sanación emocional.
Entre alguna de las estrategias tenemos:
Terapia: La terapia ayuda a comprender y dar orden a los pensamientos y emociones, fortalecer relaciones, y desarrollar habilidades de afrontamiento.
Meditación: Esta práctica ancestral trata de educar la mente para anclarse en el presente, liberarse de pensamientos rumiantes o intrusivos y reducir el estrés y lograr un estado de calma y concentración.
Ejercicio: La actividad física estimula la liberación de endorfinas, hormonas naturales que actúan como analgésicos y promueven una sensación de bienestar, contribuyendo a aliviar el estrés, a aumentar la energía, reducir la fatiga, mejorar el sueño, reducir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
Redes de apoyo: Son un mecanismo importante para brindar soporte emocional, ofreciendo consuelo y comprensión en momentos difíciles.
Diario de emociones: O diario terapéutico es el proceso de escribir nuestros pensamientos, emociones y experiencias. Escribir sobre tus sentimientos, sobre los pensamientos que se pueden presentar de forma rumiante e intrusiva puede ayudarte a procesarlos y a obtener una perspectiva más clara.
La importancia de la expresión emocional:
- Expresar las emociones de manera sana, a través de la palabra o la terapia, puede ayudar a prevenir que estas emociones se acumulen y se manifiesten en el cuerpo en forma de patología.
- La comunicación clara y honesta sobre nuestras emociones contribuye a relaciones interpersonales más sanas y satisfactorias.
- Las emociones pueden influir en comportamientos que afectan la salud tanto física como mental, como la alimentación, el ejercicio, el sueño y normal desenvolvimiento de las relaciones interpersonales.
La Biblia ilustra varios pasajes que evidencian que Jesús en su naturaleza humana experimentaba emociones y sentimientos. Así lo vemos en Juan 11:35: «Jesús lloró». Este corto verso nos muestra un Jesús capaz de sentir y expresar tristeza y dolor en el marco de la muerte de su amigo Lázaro.
Jesús, en su condición de hombre, experimento emociones como cualquiera de nosotros, lo cual demuestra que la experiencia humana de las emociones no es contraria a la fe. Al contrario, eso hace que sintamos mayor conexión con un Dios cercano capaz de entender emociones como tristeza, dolor, angustia, sufrimiento, así como el amor, y la alegría, porque él mismo las sintió, demostrando así una profunda humanidad.
Dra. Elizabeth Rondón.
+573165270022
