Si bien se ha considerado siempre a la dermatitis atópica como una enfermedad cutánea superficial sin importancia, no podemos desconocer su naturaleza crónica y recurrente. Las doctoras Carla Castro y Vania Diez Pérez, especialistas en esta afección de la piel, explican cómo podemos enfrentarla.
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria de la piel caracterizada por un intenso picor y eccema, con una evolución crónica y en forma de brotes, pero aún existe mucho desconocimiento sobre esta patología que se estima afecta a unos 230 millones de personas en el mundo. Si bien es más común en los bebés y los niños, también puede darse en los adultos.
La doctora Carla Castro, médica dermatóloga argentina y especialista en dermatitis atópica, sostiene que al hablar de DA nos estamos refiriendo a una enfermedad que es mucho más compleja de lo que parece.
“Durante muchos años ha sido confundida con distintos tipos de alergia, pero hoy sabemos que la DA es una enfermedad crónica que afecta a la piel con un impacto sistémico y características muy particulares como la presencia de una piel seca, sensible, con tendencia a la presencia de eccemas que van y vienen, que son repetitivas, además del prurito, que muchas veces hace imposible la vida de un paciente”, refiere.
La especialista destaca la importancia de consultar toda vez que el paciente detecte que presenta en la piel lesiones que vuelven, que molestan, que pican, que dificultan la vida cotidiana, y que se presentan en forma permanente o intermitente. “Los médicos especialistas en DA, los especialistas en piel, tenemos posibilidades de brindarles a los pacientes un diagnóstico adecuado y especialmente un tratamiento eficaz y seguro”, agrega.
Más allá de la piel
La dermatitis atópica no solamente afecta la piel, también puede comprometer la vida en otros aspectos y puede desarrollarse junto con otras enfermedades inflamatorias en diversos órganos, como por ejemplo el asma o la rinitis y también puede acompañarse de lo que se conoce como comorbilidades no atópicas.
La doctora Vania Diez Pérez, médica dermatóloga especialista en dermatitis atópica y jefa del servicio de dermatología del Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS), sostiene que, en la dermatitis atópica, están relacionados una combinación de factores genéticos y ambientales. “Además, se estima que hasta el 40% de los pacientes con dermatitis atópica tienen antecedentes familiares de la enfermedad”, apunta la especialista.
“Especialmente se deben atender las alteraciones del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad, cuadros de depresión acompañados de dificultad en la realización de las tareas cotidianas, en el trabajo, en el estudio en el caso de los niños y sobre todo mucha afectación del descanso y el sueño. Por eso es importante controlar la enfermedad en cada una de sus etapas”, sostiene la doctora Castro.
El tratamiento de la DA en la actualidad
La doctora Castro insiste en que hasta hace poco tiempo existían realmente pocas opciones de tratamientos para esta enfermedad. Las más importantes son el cuidado diario de la piel, el uso de productos adecuados para la limpieza y los emolientes o cremas humectantes todos los días. De esta forma, se reconstruye la capacidad que tiene la piel de aislarse de los factores ambientales que la puedan irritar, como los alérgenos y los cambios bruscos de temperatura.
Hoy en día, el desarrollo de la medicina dotó al tratamiento de la dermatitis atópica de nuevos recursos, como las moléculas pequeñas: nuevos medicamentos que pueden actuar en las causas específicas de la enfermedad controlando la alteración inflamatoria de la piel. En ese sentido, recientemente se aprobó en nuestro país, para los pacientes mayores de 12 años con dermatitis atópica de moderada a grave, un tratamiento oral (inhibidor de JAK), que con una dosis diaria reduce notablemente la picazón y las lesiones cutáneas en los pacientes.
La especialista explica que nos encontramos ante un nuevo paradigma en el tratamiento de la dermatitis atópica, que es el control a largo plazo de los signos de la enfermedad y las lesiones que aparecen en la piel.
“Lo que nosotros llamamos eccemas y especialmente el control del prurito, que es este síntoma tan molesto que tienen los pacientes. Hemos visto que el control a largo plazo de la enfermedad no solo cambia la evolución de la enfermedad sino que cambia en forma completa la vida de los pacientes”, indicó.
Por su parte, la doctora Diez Pérez, sostiene que los tratamientos actuales incluyen terapias tópicas, sistémicas y fototerapia, combinadas con técnicas para hidratar e higienizar la piel. “Aún así, algunos pacientes no logran controlar la enfermedad con las estrategias de manejo disponibles, por lo que los síntomas y signos persisten”, refiere la doctora Diez Pérez.
Finalmente, la doctora Castro insistió en que el control de la enfermedad a largo plazo, ya sea en cuanto a sus síntomas leves o sus síntomas severos, crea una nueva perspectiva para todos los pacientes. “Estos tratamientos son una esperanza que tenemos al alcance de la mano. Si tengo que recomendar algo, sería hacer consulta con médicos especialistas que tienen la capacidad de brindar a los pacientes estas nuevas herramientas terapéuticas que van a generar un verdadero cambio en su vida”, concluye.
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