
Río de Janeiro, Brasil – Haílton Corrêa de Arruda, conocido como Manga, murió a los 87 años en Río de Janeiro. Su legado como uno de los arqueros más destacados de Sudamérica lo consagra como un ícono del fútbol brasileño y uruguayo.
El fútbol latinoamericano perdió este martes a una de sus figuras más emblemáticas bajo los tres palos. Manga, el legendario arquero brasileño que brilló en Nacional de Montevideo durante uno de los ciclos más exitosos de su historia, falleció a menos de tres semanas de cumplir 88 años. Según comunicó el club Botafogo —donde jugó 11 temporadas y alcanzó la categoría de ídolo—, el exfutbolista murió en el Hospital Rio Barra de Río de Janeiro, aquejado por un cáncer de próstata.
La noticia marca el cierre de una era. Manga no solo dejó huella en el fútbol brasileño, defendiendo el arco de la selección entre 1959 y 1968 —incluida la Copa del Mundo de 1966—, sino que también se convirtió en figura mítica en Uruguay tras su arribo a Nacional en 1968. Allí, en seis años, disputó 198 partidos oficiales, conquistó cuatro campeonatos uruguayos consecutivos y fue pilar fundamental en el histórico triplete internacional de 1971: la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental y la Copa Interamericana.
Entre sus gestas inolvidables se cuenta un penal atajado a Héctor Chumpitaz en Lima, en las semifinales de la Libertadores 1971, que mantuvo vivo el sueño tricolor rumbo al título continental. Dos años después, en un gesto casi legendario, anotó un gol desde su propio arco en un 7-0 frente a Racing, en el Estadio Centenario.
Manga fue el primero del célebre tridente defensivo junto a Juan Masnik y Atilio Ancheta, un triángulo que quedaría grabado en la memoria colectiva del fútbol uruguayo. Su carrera, extensa como pocas, lo llevó además por clubes como Sport Recife, Internacional de Porto Alegre, Coritiba, Gremio, y finalmente Barcelona de Guayaquil, donde colgó los guantes en 1982, con 45 años.
Más que un arquero, fue una figura que representó el puente entre dos potencias futbolísticas del continente. Su estilo sobrio, seguro y a la vez espectacular lo convirtió en referente de una generación que transformó el fútbol sudamericano en una escuela de talento e identidad.
El mundo del deporte lo despide hoy con respeto y admiración, consciente de que ha partido uno de los últimos grandes guardianes de una época dorada.
Alexis Martinez Diaz
Colaboración Adriana Asat
