

Por Paola Castañeda Imagen Cortesía
En Calima, Valle del Cauca, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer no fue solo una fecha para celebrar, sino un llamado a la acción, a continuar un camino trazado por valientes pioneras hace más de un siglo. Este día representa mucho más que un homenaje: es una reafirmación del compromiso de las mujeres con su papel en la sociedad, como voces de quienes no pueden alzarse por sí mismas, como constructoras de cambio y como líderes que forjan su propio destino.
El 8 de marzo tiene sus raíces en las luchas de mujeres trabajadoras que, a finales del siglo XIX y principios del XX, alzaron su voz en busca de mejores condiciones laborales, equidad salarial y el derecho al voto. En 1908, 15,000 mujeres marcharon en Nueva York exigiendo dignidad y justicia, marcando un hito en la historia de los derechos femeninos. Desde entonces, la lucha ha evolucionado, pero el objetivo sigue siendo el mismo: garantizar igualdad de oportunidades y reconocimiento en todos los ámbitos de la sociedad.
El liderazgo femenino no se basa en la confrontación, sino en la defensa de ideales con integridad, en la búsqueda de equidad sin atropellar a otros. La verdadera fortaleza de las mujeres radica en su capacidad para transformar desde cualquier espacio: el hogar, convirtiéndolo en un refugio de paz; el ámbito laboral, brindando apoyo y solidaridad a quienes lo necesiten; y la comunidad, impulsando y empoderando a otras para avanzar juntas.
En Colombia, mujeres emblemáticas han sido parte fundamental de la historia de lucha y transformación. Figuras como Policarpa Salavarrieta, quien ofrendó su vida por la independencia, o María Cano, la primera líder obrera del país, demostraron que la voz femenina es un pilar fundamental del progreso social. Hoy, miles de mujeres en distintas esferas siguen su ejemplo, defendiendo los derechos humanos, liderando en la política, la educación y el sector empresarial.
Pero la grandeza del liderazgo femenino también se refleja en mujeres que, desde sus comunidades, han dejado una huella imborrable. En Calima, Valle del Cauca, existen nombres que resuenan con fuerza gracias a su incansable trabajo en la educación, la cultura, la defensa de los derechos humanos y el emprendimiento. Mujeres que, con esfuerzo y compromiso, han transformado realidades y abierto caminos para las nuevas generaciones.
Ejemplos de esto son las docentes que han dedicado su vida a formar a niños y jóvenes con valores de equidad y justicia, las líderes comunitarias que trabajan incansablemente por el bienestar de los más vulnerables, y las emprendedoras que, a pesar de los desafíos, han impulsado la economía local con su creatividad e innovación. Cada una de ellas representa el espíritu de lucha y resiliencia que define a las mujeres de Calima.
El Día de la Mujer es un recordatorio de que cada acción cuenta, de que el progreso se construye eslabón por eslabón, hasta el último suspiro. La lucha continúa, no con resentimiento, sino con determinación y esperanza. Desde cada rincón de la sociedad, las mujeres siguen escribiendo la historia con valentía, dejando huellas imborrables en la senda de la equidad y la justicia. Su legado es una antorcha encendida que ilumina el camino de futuras generaciones, demostrando que la transformación es posible cuando se trabaja con convicción y unidad.
Por : paolacastañeda@Prensamercosur.org
