

La política exterior argentina está al borde de un terremoto. Con declaraciones explosivas y una estrategia que muchos califican de temeraria, el presidente Javier Milei dejó en claro durante la cumbre de la CPAC en Washington que su gobierno no teme desafiar las estructuras tradicionales del Mercosur. En palabras cargadas de intenciones, Milei afirmó que la Argentina será el primer país en alinearse con el régimen de reciprocidad comercial promovido por Donald Trump, dejando entrever que, de no ser por el Mercosur, ya estaríamos firmando un tratado de libre comercio con Estados Unidos. ¿Pero a qué costo?
El Mercosur en la cuerda floja
El Mercosur, una unión aduanera que desde hace años muestra fisuras, podría estar enfrentando su desafío más grande. Según expertos como Juan Carlos Hallak, exsubsecretario de Inserción Internacional, y Dante Sica, exministro de Producción y Trabajo, cualquier intento de Argentina por negociar aranceles de forma unilateral con Estados Unidos sería una violación flagrante del estatuto del bloque. Y no estamos hablando de un simple desacuerdo técnico; esto podría significar la disolución del Mercosur tal como lo conocemos.
Hallak no se anduvo con rodeos. «Si Milei avanza en esto, está buscando romper el Mercosur como unión aduanera. Pasaríamos de una unión con un arancel externo común a una mera zona de libre comercio donde cada país hace lo que quiere. Es un golpe directo al corazón del bloque», sentenció. Por su parte, Sica fue igual de contundente: «El Mercosur es una unión aduanera fallida. Si queremos avanzar hacia acuerdos bilaterales, primero hay que modificar su estatuto o directamente denunciar el protocolo de Ouro Preto y salirnos del bloque».
¿Un plan maquiavélico o una apuesta desesperada?
La estrategia de Milei parece tener varias aristas. Una opción sería negociar con el Mercosur para obtener excepciones que permitan acuerdos bilaterales limitados, como lo sugirió Marcelo Elizondo, consultor en negocios internacionales. Según Elizondo, Argentina podría buscar un acuerdo de complementación económica enfocado en sectores específicos como minerales y energía, rubros estratégicos tanto para el país como para Estados Unidos.
Sin embargo, esta posibilidad no deja de ser incierta. ¿Realmente estaría dispuesto el Mercosur a concederle a Argentina una excepción? ¿O será esta la excusa perfecta para dinamitar desde adentro un bloque que ya muestra signos de agotamiento?
Estados Unidos: ¿Un socio estratégico o un espejismo?
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) alimentó las expectativas al señalar que el país tiene «serias posibilidades» de acceder a un tratado de libre comercio con Estados Unidos, junto con Uruguay y Ecuador. Pero no todo es color de rosa. Aunque la Argentina es clave en minerales críticos y energía, aún no está claro cómo se implementarían los aranceles recíprocos ni cuáles serían las condiciones específicas.
Además, los desafíos internos en Estados Unidos no son menores. Las divisiones dentro del propio gobierno estadounidense y la falta de designaciones clave en organismos como el Departamento de Estado y la Secretaría de Comercio podrían retrasar cualquier avance. Y aunque el Congreso republicano podría ser un aliado en este camino, la realidad es que solo el 10% de los aranceles anunciados por Estados Unidos están actualmente vigentes, lo que deja mucho espacio para negociaciones y retrocesos.
El riesgo de jugar con fuego
La posible ruptura con el Mercosur no es un tema menor. Este bloque ha sido, desde su creación, una plataforma clave para la integración regional y el comercio intrazona. Desmantelarlo o relegarlo a un rol secundario podría tener consecuencias devastadoras para la economía argentina y su posicionamiento global.
Además, apostar todas las fichas a un tratado con Estados Unidos es una jugada arriesgada en un contexto internacional cada vez más fragmentado. ¿Qué pasa si las negociaciones fracasan? ¿Qué garantías tiene Argentina de que será tratada como un socio prioritario y no como un actor secundario en los planes comerciales de Washington?
Conclusión: Una apuesta que puede costar caro
Javier Milei está jugando una partida peligrosa. Su postura desafiante hacia el Mercosur y su aparente fascinación por un tratado con Estados Unidos podrían abrir nuevas oportunidades para Argentina, pero también podrían llevar al país al aislamiento regional y a una dependencia excesiva de una potencia extranjera.
El Mercosur puede ser imperfecto, pero romperlo sin un plan claro sería un acto de irresponsabilidad histórica. La pregunta no es si Argentina puede negociar con Estados Unidos; la pregunta es si vale la pena hacerlo a costa de dinamitar décadas de integración regional. Milei parece decidido a correr el riesgo. El tiempo dirá si fue una jugada maestra o un error catastrófico.
