La CDU no consiguió una mayoría (28%) pero venció claramente en el sur y el oeste, donde hay más población. La CDU apostó todo a la mejora de la economía y a una gestión más dura de la inmigración. Por su parte, los socialdemócratas experimentaron su peor resultado (16%) y cumplirán con su promesa de facilitar un gobierno estable que virará hacia la derecha, retomando la historia democrática de “grandes coaliciones”.

Alice Weidel, la líder que vive en Suiza con su pareja homosexual pero que paradójicamente se ha convertido en estándar del nacionalismo duro y valores tradicionales, ha conseguido un resultado histórico convirtiéndose en segunda fuerza, doblando su porcentaje de voto (del 10% al 20% en sólo 3 años), venciendo con claridad en toda Alemania del este (excepto en Berlín) y ganándole al conservador Merz en todas las franjas de edad jóvenes hasta los 45 años.

Con la desaparición de los liberales moderados (FDP), el retroceso de los verdes y el auge de la izquierda radical, el parlamento federal alemán (Bundestag) vivirá probablemente momentos de más tensión aún. Sin embargo, el trabajo conjunto de los dos partidos principales a derecha e izquierda, ambos con un fuerte convicción europeísta, y unidos por su apoyo a Ucrania y rechazo al nuevo Trumpismo, podrían facilitar la ansiada estabilidad. Eso, claro, si consiguen ponerse de acuerdo y no repetir el fracaso de gobierno coaligado.

La posición de los cristianos

Las Iglesias Protestante, Católica y dos docenas de otras denominaciones cristianas (de ortodoxos a bautistas) pidieron a sus miembros levantar la voz por la democracia en Alemania y votar por partidos que mostraran la compasión cristiana, en un claro alegato contra la AfD.

Entre los cristianos evangélicos, hay diferencias de opiniones. Algunos consideran la AfD la única opción no woke que defiende en público ciertos valores cristianos. Otros creyentes consideran que sus tintes xenófobos y ultranacionalistas la acercan demasiado al pasado nazi del país.

Frank Heinrich, de la Alianza Evangélica Alemana, expresó la necesidad de tener conversaciones honestas y respetuosas en medio de la polarización multiplicada por las redes sociales. También pidió analizar a los candidatos en su carácter, más allá de sencillos eslóganes de campaña.

Un periodista alemán contó a Evangelical Focus que Alemania parecía agotada y “había perdido su fe en el progreso”.

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