Los avances en las terapias disminuyeron el riesgo de que la patología evolucione. En el día mundial de esta enfermedad, cuáles son las señales para estar alerta.
La leucemia mieloide crónica es una enfermedad oncohematológica que representa alrededor del 15% de todas las leucemias. Suele aparecer a partir de los 50 años -en promedio se diagnóstica a los 64 años-, pero también puede afectar a jóvenes.
Afortunamdamente, en las últimas dos décadas el tratamiento para esta patología cambió radicalmente con la aparición de los denominados inhibidores de tirosina quinasa, la proteína responsable de la proliferación desmedida de los glóbulos de la sangre, especialmente los blancos.
En el marco del Día Mundial de la Leucemia Mieloide Crónica, que se conmemora cada 22 de septiembre, los médicos destacan que la consulta temprana ante los primeros síntomas y la adherencia de los pacientes al tratamiento son claves para lograr los mejores objetivos terapéuticos posibles.
En la Argentina se diagnostican cerca de 3.000 nuevos casos de leucemia por año y se calcula que la leucemia mieloide crónica representa alrededor del 15% de los diagnósticos. Si bien es más frecuente en adultos mayores, puede aparecer en cualquier momento de la vida.
“A diferencia de la leucemia aguda, en la leucemia mieloide crónica los síntomas aparecen con el tiempo. Esta enfermedad tiene un período latente que varía de un individuo a otro, hasta que la enfermedad se expresa”, explicó la doctora Alicia Inés Enrico, jefa de servicio de Hematología del Hospital Ricardo Gutiérrez de La Plata.
Los síntomas iniciales son debilidad, cansancio, sudores nocturnos, fiebre, dolores articulares, la sensación de que le crece el abdomen (por agrandamiento del bazo) o aparición de hematomas (moretones) sin razón. El diagnóstico se basa en un análisis de sangre que evidencia el aumento del número de glóbulos blancos maduros junto con la detección de una alteración cromosómica denominada cromosoma Filadelfia, originada por un intercambio de material genético entre los cromosomas 9 y 22, de ahí la fecha del 22 de septiembre instaurada como el Día Mundial de esta enfermedad.
“Es importante estar alertas porque los síntomas pueden pasar desapercibidos al principio. A veces, la fatiga o el cansancio se atribuyen a otra causa. Además, al inicio los pacientes pueden ser más asintomáticos. Ante cualquiera de los síntomas mencionados, es recomendable realizar una consulta”, subrayó la doctora Enrico e indicó que la prevalencia de esta enfermedad aumenta con el tiempo porque -al haber nuevos tratamientos- los pacientes viven muchos años y muchos de ellos casi una vida normal.
Los nuevos tratatamientos
“Desde 2001, cuando se aprobó la primera droga de la familia de los inhibidores de la tirosina quinasa, cambió la evolución de la enfermedad. Actualmente, disponemos de varios fármacos y líneas de tratamiento para las personas diagnosticadas con leucemia mieloide crónica. Estos tratamientos van dirigidos a tratar las lesiones que se produzcan a nivel de las células”, precisó la doctora Enrico.
Estos avances mejoraron los niveles de respuesta en los pacientes y redujeron significativamente el riesgo de que la enfermedad evolucione, lo que se traduce en índices de sobrevida relativa similares a los de la población general. Por otra parte, es importante que el abordaje multidisciplinario de la enfermedad.
Desde el momento en que se hace el diagnóstico, es recomendable la consulta con un cardiólogo especializado en afecciones oncohematológicas y con un psicólogo, ya que puede ser de gran ayuda para sobrellevar tanto el impacto del diagnóstico como el tránsito con la enfermedad.
Al tratarse de una enfermedad crónica, “la calidad de vida del paciente es fundamental. La persona tiene que estar informada para poder decidir. Existen dos aspectos centrales: el diálogo y la confianza entre el médico y el paciente y el acercamiento a las organizaciones de pacientes que están preparadas para acompañar en otros aspectos vinculados a la enfermedad”, dijo la doctora Enrico.
Para el éxito del tratamiento de cualquier enfermedad crónica, es clave el adecuado cumplimiento de las indicaciones que da el médico, en términos de -entre otras- conductas vinculadas al estilo de vida y a la toma de medicación en tiempo y forma.
La adherencia al tratamiento a largo plazo de las enfermedades crónicas en los países desarrollados promedia 50% y en países en desarrollo, las tasas son aún menores, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Es fundamental que las personas que tienen sintomatología consulten al médico y aquellos que ya están diagnosticados cumplan con las pautas de tratamiento y se realicen los controles periódicos necesarios para ir monitoreando el grado de control que se va logrando de esta enfermedad. El propio paciente tiene que saber cada cuánto tiempo le corresponden las evaluaciones médicas. En este sentido, también el rol que cumplen las asociaciones de pacientes es muy importante, porque acompañan a la persona, la ayudan y la educan sobre todo lo que tiene que saber sobre su leucemia”, concluyó la doctora Enrico.
INFOBAE
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