Imagen BBC
En un hecho que ha conmocionado tanto al sistema penitenciario como a los avances judiciales relacionados con el caso del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, Samuel Zuleta Márquez confesó el asesinato de Francisco Luis Correa Galeano, considerado el cerebro detrás del homicidio del fiscal. El brutal crimen tuvo lugar en la celda 25 del pabellón 32 de la cárcel La Picota de Bogotá, la noche del pasado 2 de diciembre, bajo circunstancias que resaltan la fragilidad de la seguridad en uno de los centros penitenciarios más vigilados del país.
Todo comenzó como una celebración de Año Nuevo entre los nueve reclusos que compartían la celda. La reunión incluía el consumo de una bebida alcohólica artesanal conocida como “chamber”, algo que, aunque prohibido, parece haber pasado desapercibido para las autoridades del penal. Sin embargo, la aparente camaradería rápidamente se transformó en una violenta pelea.
Aproximadamente a las 11:30 p.m., Zuleta, armado con un cuchillo improvisado conocido como “patecabra”, atacó a Correa Galeano, apuñalándolo directamente en el pecho. El ataque fue letal e instantáneo. Minutos después, la macabra escena quedó al descubierto cuando los gritos de los otros internos alertaron a los dragoneantes del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec).
Al llegar al lugar, los guardias se encontraron con un panorama que podría describirse como surrealista: Zuleta, sentado en una silla de plástico, se reía y, con una inquietante calma, confesó el asesinato. “Tranquilo, yo lo maté”, dijo, mientras sacaba el arma del bolsillo y la colocaba en el suelo. Acto seguido, no contento con sus palabras, se acercó al cuerpo inerte de Correa y, en un tono de burla, exclamó: “Ahí le quedó el violo y el marica”.
Los motivos detrás del ataque parecen estar relacionados con constantes tensiones entre ambos hombres. Según testimonios de los reclusos presentes, Correa Galeano solía referirse a Zuleta como “violador” y “homosexual”, lo que habría detonado una disputa que terminó de manera fatal.
El informe forense confirma que el cuerpo de Correa, de 46 años, presentaba una única pero mortal herida en el tórax. “Se trata del cuerpo sin vida de una persona de sexo masculino de 46 años de edad que en vida respondía al nombre de Francisco Luis Correa Galeano. El cuerpo se encuentra en posición natural, presenta como signos de violencia una herida en región del tórax”, detalla el documento.
Este homicidio no solo pone en entredicho las medidas de control y seguridad dentro de La Picota, sino que también representa un golpe significativo para las investigaciones sobre el asesinato del fiscal Marcelo Pecci, un caso que ha captado la atención internacional. Correa Galeano era un testigo clave en el proceso, y su muerte levanta interrogantes sobre posibles omisiones en la protección de testigos bajo custodia.
El sistema penitenciario colombiano enfrenta ahora una crisis de confianza, mientras que el caso Pecci sufre un revés que podría repercutir en el esclarecimiento total de este crimen transnacional.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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