Cómo fue el accidente en el que falleció la Princesa de Mónaco. Las dudas que crecieron con los años y las distintas teorías que se barajaron. Desde que sufrió un ACV hasta un ataque de la mafia.
Si fuera una película, la primera imagen sería un plano general de una mansión. Luego un Land Rover y una madre y una hija que recorren un camino intrincado pero hermoso de la Costa Azul. La madre fue una diva de Hollywood y ahora es la integrante más famosa de la nobleza europea. La hija tiene 17 años, un romance que sale en las revistas y pocas ganas de obedecer a sus mayores. Si fuera una película, el director de fotografía estaría agradecido por el paisaje y el director nos hubiera mostrado a las dos por entrar al auto pero no quién manejaba. Si fuera una película veríamos al auto descender por ese camino montañoso y zigzagueante y, sin ver el interior del auto, escucharíamos una discusión entre las dos mujeres. La pelea parece que viene de lejos: demasiados sobreentendidos, demasiado enojo para una conversación tan breve. Si fuera una película el chirrido algo desesperado de los frenos taparía las voces de las mujeres y veríamos al auto despeñarse y rodar por la ladera de la montaña.
Pero no era una película pese a que la protagonista principal de la escena había ganado un Oscar a mejor actriz.
Cuarenta años atrás, el auto en el que Grace Kelly y su hija Stephanie se dirigían hacia la estación de tren para viajar a París cayó treinta metros por la montaña. Las dos mujeres fueron llevadas de urgencia al hospital. La joven se fracturó la clavícula, algunas costillas y una vértebra pero estaba fuera de peligro. La madre, Grace Kelly, la Princesa de Mónaco, murió al día siguiente.
Las hipótesis del accidente
El accidente generó muchas dudas. Los interrogantes fueron varios y las respuestas tardías e imprecisas. ¿Quién manejaba el auto? ¿Por qué el chofer de Kelly no estaba al volante? ¿Fallaron los frenos? ¿Grace Kelly tuvo un acv mientras manejaba? ¿Se salieron de la ruta porque madre e hija estaban discutiendo? ¿Por qué la comunicación oficial monegasca en sus primeros comunicados afirmó que la Princesa estaba fuera de peligro? ¿Hubo un ataque de la mafia como algún investigador afirmó años después?
Grace Patricia Kelly había nacido en Filadelfia en 1929. Su padre era constructor, el fabricante más importante de ladrillos del norte de Estados Unidos, había ganado tres medallas doradas olímpicas como remero y era extremadamente mujeriego. La madre, modelo y nadadora olímpica, al casarse se convirtió en ama de casa y dedicó sus días a sus cuatro hijos. Grace heredó la belleza de sus padres y las pretensiones artísticas de su tío George Kelly, ganador del Premio Pulitzer de dramaturgia. Ese mismo tío fue el que logró, cuando terminó el colegio, que le tomaran algunas audiciones para que consiguiera su primer papel en Broadway. Mientras tanto la joven se presentó a una prueba de cámara para una comedia llamada Taxi. No obtuvo el papel pero probablemente se trate del casting fallido más exitoso de la historia. Dos años después y cuando ya había conseguido debutar en el cine, dos directores vieron las imágenes y la contrataron para protagonizar sus películas. John Ford la eligió para Mogambo y Alfred Hitchcock para Crimen Perfecto (Dial M for Murder).
Antes había actuado junto a Gary Cooper en A la Hora Señalada. Después llegó la consagración: La Ventana Indiscreta, Para Atrapar a un Ladrón, el Oscar a mejor actriz por La Angustia de Vivir (The Country Girl) con chiste incluido de Bob Hope durante la ceremonia felicitando a ese único productor que se animó a filmar una película sin contratar a Grace Kelly. En 1954 no sólo se llevó la estatuilla sino que también fue la actriz más taquillera. Pero ese esplendor cinematográfico duró apenas un año más. El motivo fue que mientras filmaba El Cisne en Mónaco conoció al Príncipe Rainiero. En realidad el encuentro se dio en Cannes, en una de las pausas del rodaje, mientras ella presentaba The Country Girl. Olivia de Havilland le dijo a su compañera que tenía que conocer al príncipe; Grace antes de aceptar tuvo que pedir autorización a MGM. La primera salida quedó registrada en las páginas de Paris Match. Se enamoraron y a los pocos meses se casaron. Allí, con 11 films, se interrumpió su carrera. No volvió a filmar (aunque en 1964 se rumoreó que Hitchcock estuvo a punto de convencerla para que regresara con Marnie). Se dedicó a sus tres hijos, a su marido y a sus labores (si existieran) en el principado. Nunca se supo si ese renunciamiento se trató de una decisión personal o una imposición del Rainiero.
La boda de Grace Kelly
El casamiento fue uno de los primeros grandes hechos mediáticos de su tiempo. 2.000 fotógrafos y televisación en directo para Francia. Parecía el matrimonio perfecto: el príncipe y la actriz prestigiosa y despampanante. El estudio aprovechó la atención para estrenar ese mismo día El Cisne. Su última película, Alta Sociedad, llegó a las salas unos meses después.
El fotógrafo Cecil Beaton decía que la cámara enloquecía cada vez que Grace Kelly era captada por el lente, que nunca había visto nada igual. Beaton daba una explicación casi científica de la belleza de Grace: cara cuadrada, nariz imperceptible y de rasgos suaves, una armonía casi celestial.
Las revistas del corazón se pasaron años encandiladas con la princesa que había reinado en Hollywood. Después fue el turno de sus hijas (el Príncipe Alberto, el varón, solía pasar más desapercibido). Carolina y Stephanie acumulaban romances, escándalos y tapas de revistas. Phillipe Junot, un divorcio ruidoso, Vilas, fotos en topless, los hijos de estrellas del cine francés, rumores varios.
Grace Kelly había decidido pasar los últimos días del verano europeo de 1982 en su lugar preferido en el mundo, en Roc Agel, la mansión de descanso de los Príncipes de Mónaco. Más de 15 habitaciones, vastos jardines, piletas y dos canchas de tenis. El 13 de septiembre debía tomar el tren hacia París. Acompañaría a Stephanie en su primer día de clases.
Los minutos previos al accidente
El chofer cargó el auto, un Land Rover de 1971, con perchas con vestidos, valijas y cajas de sombreros. El baúl y el asiento trasero se colmaron con el vestuario que la adolescente llevaría a su año escolar. No entraban los tres. El hombre les dijo que no se preocuparan, que él primero las llevaba a la estación y luego regresaba por el equipaje. Dicen que Grace se negó y que se ofreció a manejar ella. El empleado no pudo disuadirla pese a la insistencia. La Princesa había tenido un accidente automovilístico a principios de los años setenta y desde ese momento procuraba no manejar. Nadie se explica por qué esa tarde insistió en hacerlo en un camino tan complicado.
A poco de comenzar el trayecto en una curva de 150 grados, el auto salió del camino y cayó más de treinta metros por la ladera del Monte Agel, que oficia de frontera entre Mónaco y Francia. El primero en llegar fue un hombre que intentó asistir a las dos mujeres. Sacó a Stephanie por la ventanilla del conductor e intentó hacer lo mismo con Grace que estaba inconsciente.
Las mujeres fueron trasladadas a un hospital. Los primeros partes emitidos por la oficina de prensa del Principado hablaron de fracturas en algunas extremidades de la Princesa y de un cuadro que no era de gravedad. Ninguno de los muchos funcionarios de Mónaco que se encontraban de vacaciones fue llamado para que regresara a su puesto. No parecía tratarse de una situación de emergencia. Pero al día siguiente por la tarde el mundo supo que Grace Kelly había muerto a los 52 años.
Tiempo después se reconstruyeron esas horas: desde la mañana del 14 los médicos habían determinado que la Princesa padecía de muerte cerebral, había sufrido un derrame cerebral producto del accidente y su estado era irreversible. Luego de un cónclave familiar, se decidió desconectarla de la asistencia mecánica.
Stephanie no pudo concurrir al funeral porque todavía estaba internada por las lesiones. De inmediato se instaló un rumor: la que manejaba era la joven pero se dijo que había sido Grace porque Stephanie tenía 17 años, una edad en la que todavía no tenía permitido conducir. Un testigo dijo haberla visto pasar al volante, a eso debe sumarse el testimonio del que la sacó del auto. Ella siempre lo negó. Afirmó que como ambas iban sin cinturón (dato confirmado por las pericias) con los vuelcos del auto ellas rebotaron contra los cuatro costados de la cabina interior.
Un estudio dado a conocer por Mónaco varios años después afirmó que Grace Kelly había sufrido un ACV mientras manejaba (el primero, el segundo sería el del hospital que le produjo la muerte cerebral) y que eso la hizo perder el conocimiento o al menos el control de sus piernas. Stephanie declaró que al perder el control del auto –no explicó los motivos- ella intentó accionar el freno de mano pero el vehículo no se detuvo. Su hermana Carolina declaró en una entrevista que Stephanie le contó que Grace empezó a gritar que los frenos no respondían y que el auto estaba fuera de control.
Otra versión, tampoco nunca comprobada, sostiene que el auto se desbarrancó porque la mujer que conducía (Grace o Stephanie) discutía ardorosamente con su acompañante. El motivo era el futuro casamiento –nunca concretado- de la chica con Paul Belmondo, hijo de la estrella del cine francés (luego saldría también con el hijo de Alain Delon). Grace había vivido con mucho dolor el desmoronamiento del matrimonio de Carolina con Junot y el descuartizamiento de su hija por parte del periodismo, y procuraba que su hija menor no repitiera el error. También pretendía que la chica bajar el nivel de exposición pública y se dedicara a los estudios.
Otra de las versiones provocó el enojo de Rainiero. Era la que especulaba con un posible atentado por parte de la mafia. El Príncipe preguntó qué motivo podía tener la mafia para querer asesinar a su esposa y su hija menor. Ninguna de las hipótesis que se mencionaron en su momento pareció convincente.
El entierro de Grace Kelly fue un evento masivo que mezcló miembros de la nobleza, mandatarios de todo el mundo y viejas glorias de Hollywood. Grace Kelly ya era una leyenda. Después las que definitivamente ocuparon el centro de la escena fueron sus hijas. Con sus alegrías, sus frivolidades y sus desgracias.
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