

El Ministerio de Justicia ha cerrado el año con la instalación de 10 empresas en distintos centros penitenciarios del país, proporcionando empleo a 237 personas privadas de libertad (PPL).
Esta iniciativa, fruto de la colaboración entre el sector privado y el gobierno, tiene como objetivo la reinserción social de los reclusos a través de trabajo remunerado y capacitación profesional.
El ministro de Justicia, Rodrigo Nicora, expresó su satisfacción por los logros alcanzados, destacando la creación de condiciones claras para generar fuentes de empleo dentro de las penitenciarías. Estos acuerdos no solo buscan la producción de artículos bajo el régimen de maquila, sino que también abren posibilidades para la exportación de productos.
Empresas en los centros penitenciarios
Varias empresas comenzaron a operar en los centros penitenciarios, beneficiando a hombres y mujeres privados de libertad.
Por un lado, Mega Plásticos, que fabrica batas hospitalarias, empleó a 27 mujeres en la penitenciaría de Juana M. de Lara y a 24 personas en Minga Guazú.
Luego, Dreamy International, especializada en la confección de ajuares para bebés, contrató a 16 reclusos en Ciudad del Este y a 18 mujeres en Minga Guazú.
Así también, River’s S.A., dedicada a la fabricación de remeras, empleó a 14 personas en Minga Guazú, mientras que Ñamopua Paraguay, con su industria de jeans, dio trabajo a 48 reclusos en la Unidad Penitenciaria Industrial Esperanza (UPIE). Doble A, por su parte, contrató a 30 reclusos en las penitenciarías del Buen Pastor y Coronel Oviedo para la fabricación de uniformes empresariales.
En la Casa del Buen Pastor, Creation of Orzel Paraguay introdujo la serigrafía, empleando a cinco mujeres privadas de libertad, mientras que Gráfica BR contrató a 10 mujeres en la misma sede para la fabricación de artículos de oficina. Telexpar S.R.L. también se sumó a la iniciativa, contratando a 12 personas en UPIE para producir artículos de oficina, bolsas y cartones.
Finalmente, New Matrix y Cortinería del Paraguay fabricaron alfombras y productos textiles con la ayuda de 33 reclusos en Juana M. de Lara y Minga Guazú, respectivamente.
Estas iniciativas buscan no solo mejorar la situación laboral de las personas privadas de libertad, sino también contribuir a su rehabilitación y reintegración a la sociedad.
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