Tres de cada diez jóvenes brasileños quiere tener su propio negocio

Tres de cada diez jóvenes brasileños de entre 18 y 27 años tienen como mayor aspiración profesional tener su propio negocio o empresa. Así lo revela una encuesta publicada el jueves (19) por la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) en colaboración con el Instituto de Investigación IDEIA.

De acuerdo con la investigación, el nivel educativo influye en el interés por emprender. Cuanto mayor es la escolaridad, mayor es el interés en tener un negocio propio. Los jóvenes negros (31%) y mestizos (32%) son los más interesados en emprender.

“La encuesta nos sorprende al mostrar un número significativo de jóvenes empleados con contrato formal, alrededor del 42%, pero que no desean permanecer como empleados. Hay un movimiento hacia otras formas de trabajo”, explicó Pedro Arantes, profesor e investigador de la Unifesp.

Otros jóvenes entrevistados expresaron deseos como trabajar en el sector público (18%), vivir de rentas o inversiones (18%), ejercer su profesión como autónomos (12%) y trabajar como empleados con contrato formal (11%). Alrededor del 8% manifestó que preferiría no trabajar.

El investigador destacó que el estudio muestra “una juventud no quiere ser clase trabajadora”. “El contrato formal como empleado no es un objeto de deseo. Entre los autónomos y empresarios, existe una clara voluntad de dirigir su propio negocio o vida como individuos-personas jurídicas o personas jurídicas-empresariales”, afirmó en una entrevista con la Agência Brasil.

La encuesta también revela diferencias políticas entre los jóvenes: los identificados como de izquierda tienen mayor interés en trabajar en el sector público (28%), mientras que los de derecha son los más interesados en tener su propio negocio (38%).

Denominada “¿Qué piensan los jóvenes brasileños?”, la encuesta entrevistó a 1.034 jóvenes de todas las regiones del país, quienes respondieron 55 preguntas realizadas por teléfono entre el 16 y el 23 de septiembre de 2024. El margen de error es de 3 puntos porcentuales, con un nivel de confianza del 95%.

Corrupción

También se les preguntó a los jóvenes sobre varios temas del día a día en Brasil. Cuando se les pidió priorizar entre 13 problemas, la mayoría señaló la corrupción como el principal, con un 34% de respuestas. En la encuesta de 2021, la corrupción ocupaba el sexto lugar con un 26%, mientras que el hambre y la pobreza lideraban con un 66%.

Tanto en el estudio actual como en el anterior, la violencia y la inseguridad ocuparon el segundo lugar. Este año, el 30% de los jóvenes las señalaron como el principal problema del país.

“La juventud es el grupo social que más está en las calles, más expuesto y que con mayor frecuencia es víctima de violencia, vigilancia y represión. Por eso tiene una percepción más aguda de la violencia como un problema principal”, explicó el investigador.

La corrupción preocupa más a hombres, personas de clases altas, evangélicos y quienes se identifican como de derecha o centro-derecha. Por otro lado, la violencia preocupa más a mujeres, personas de clases bajas, nordestinos, católicos y quienes se posicionan a la izquierda o centro-izquierda.

A continuación aparecen la salud (26%), la crisis ambiental y climática (24%), la educación (23%), el desempleo (23%), la inflación y el costo de vida (22%), el hambre y la miseria (18%), el racismo y la discriminación (14%), las fake news y la desinformación (13%), el saneamiento básico y la vivienda (11%), los ataques a la democracia (6%) y las disputas por tierras (3%).

Según la encuesta, el tema de la crisis ambiental, climática e hídrica fue el que más creció en comparación con el estudio de 2021. Hace cuatro años, este tema ocupaba el décimo lugar, con el 7% de las respuestas. Ahora subió al cuarto lugar, con un aumento del 243%.

Posición política

La mayoría de los encuestados (67%) declara no ser ni de derecha ni de izquierda, lo que indica que la juventud brasileña se mantiene alejada de la polarización política. Aproximadamente el 17% se identificó como de derecha o centro-derecha, el 16% como de izquierda o centro-izquierda, y el 9% como del centro. Sin embargo, un gran número de jóvenes (31%) informó que nunca ha tenido una posición política. Otros 7% afirmaron haber tenido posición política anteriormente, pero ya no la tienen. El resto (20%) prefirió no responder.

“Dos tercios de los jóvenes, a quienes llamamos ni-ni –ni de izquierda ni de derecha– son un grupo numeroso y no consideran la cuestión ideológica como prioridad para posicionarse”, dijo Arantes. “Esta aparente despolitización o desinterés por una posición ideológica clara tal vez indique que los jóvenes están interesados en pensar el mundo fuera de esta zona de conflicto abierto en la que se ha convertido la política en Brasil”.

Los encuestados también fueron preguntados sobre sus afinidades político-partidistas considerando el escenario entre los dos principales adversarios en la política nacional actual. Así, el 23% se declararó bolsonarista o más cercano al pensamiento del expresidente Jair Bolsonaro, mientras que el 28% se declaró petista o próximo a los ideales del actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El segmento más expresivo, sin embargo, fue el de aquellos que no se posicionan en ninguna de estas corrientes: 33%. Los que no supieron o prefirieron no responder suman el 16%.

Por otro lado, según Arantes, la encuesta demostró que existe una fuerte polarización entre los jóvenes que se identifican como de derecha o de izquierda, especialmente en temas sociales o de comportamiento. El reconocimiento del derecho al matrimonio civil entre personas del mismo sexo, por ejemplo, cuenta con el apoyo del 80% de los izquierdistas entrevistados, mientras que entre los derechistas este índice cae al 27%.

La ampliación de las escuelas cívico-militares tiene la simpatía del 68,6% de los jóvenes de derecha, mientras que entre los de izquierda la aprobación es del 26%. En cuanto a las cuotas en las universidades públicas, el apoyo de los izquierdistas para mantener o ampliar esta política representa el doble que entre los derechistas: 66% frente al 33%.

Ansiedad y depresión

Los problemas de salud mental, como la ansiedad y la depresión, son, con diferencia, los que más afectan a los jóvenes brasileños, señalados por el 38% de los encuestados. Este problema es un consenso entre los diferentes grupos, ya sean jóvenes de izquierda o de derecha, hombres o mujeres, de mayor o menor renta, católicos, ateos o evangélicos, blancos, negros o mestizos, universitarios o no universitarios, o de cualquier región del país.

“Lo que más afecta a los jóvenes en Brasil hoy en día son los problemas de ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental asociados, que pueden estar relacionados con la pandemia, los discursos de odio, la persecución a minorías, la intolerancia y el fundamentalismo religioso, además de la tecnología y la hiperexposición. Pero también tiene que ver con el mundo laboral desregulado, donde las personas no tienen jornadas ni metas claramente establecidas y enfrentan más tipos de presión”, dijo Arantes.

“Y notamos que los jóvenes con mayor nivel educativo, los universitarios, son quienes señalan este como el principal problema. Esto también está relacionado con la presión en la vida académica y con las expectativas profesionales que pueden verse frustradas por la crisis en el mundo laboral”, añadió.

A continuación, aparecen el consumo de drogas (28%), la violencia y la criminalidad (25%), la adicción al celular, las redes sociales o los videojuegos (24%), el desempleo y el trabajo precario (23%) y la falta de perspectiva de futuro (22%), entre otros.

En la encuesta anterior, los jóvenes señalaban como sus mayores problemas el desempleo y el trabajo precario (44%) y la falta de perspectiva de futuro (33%). La depresión y la ansiedad ocupaban la tercera posición, con el 32%.