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Por primera vez en la historia de Colombia, la diplomacia abre sus puertas a los pueblos indígenas, reconociendo su papel fundamental en la construcción de un futuro sostenible y en la defensa de los derechos humanos. En un esfuerzo sin precedentes, el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la Academia Diplomática Augusto Ramírez Ocampo, liderada por Lena Estrada Añokazi, y en colaboración con la Mesa Permanente de Concertación (MPC), inauguró la Primera Cumbre Nacional de Diplomacia para los Pueblos Indígenas.
Este encuentro, que congrega a líderes indígenas de todo el país, académicos, legisladores y representantes del cuerpo diplomático, se desarrolló durante dos jornadas de diálogo profundo y enriquecedor. La cumbre buscó identificar avances y desafíos en la implementación de los estándares internacionales de derechos de los pueblos indígenas en Colombia, enmarcando esta iniciativa como parte del compromiso de llevar la Academia Diplomática a las regiones y, a su vez, integrar las regiones en la dinámica diplomática del país.
“Esta cumbre no solo es un espacio de diálogo, es el reconocimiento de una deuda histórica. Los pueblos indígenas son la voz de la tierra, los guardianes de nuestra biodiversidad y un ejemplo de resiliencia y sabiduría”, destacó Estrada Añokazi en su discurso inaugural. La directora resaltó la importancia de un enfoque en derechos humanos, biodiversidad y cambio climático, subrayando el papel de las comunidades indígenas como actores clave en la conservación de los ecosistemas y en la lucha contra el cambio climático.
Por su parte, el canciller Luis Gilberto Murillo enfatizó el valor de las prácticas tradicionales y la cosmovisión de los pueblos indígenas en la protección ambiental. “Los pueblos indígenas han sido custodios de una cosmovisión que conecta profundamente con la naturaleza. Sus prácticas nos enseñan a vivir en armonía con nuestro entorno y ofrecen soluciones valiosas frente a los retos ambientales globales”, señaló. Además, hizo un llamado a la acción afirmando que “no basta con proteger sus derechos; debemos aprender de ellos y garantizar que su legado se integre en nuestras políticas nacionales e internacionales”.
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La cumbre también marcó el inicio de una diplomacia subnacional que destaca la relevancia de las comunidades indígenas en la gestión territorial y la conservación de los ecosistemas. Esta visión reconoce que sus prácticas tradicionales son esenciales para cumplir con los compromisos internacionales en materia ambiental y para la preservación de ecosistemas estratégicos.
“Hoy reconocemos que el saber indígena es esencial para enfrentar los retos globales. En Colombia, hemos decidido integrarlo como parte de nuestra estrategia diplomática para promover un desarrollo sostenible y respetuoso con la diversidad cultural”, subrayó Estrada Añokazi, reiterando el compromiso de incorporar las perspectivas indígenas en el diseño de políticas diplomáticas.
El evento culminó con un llamado a la acción conjunta para fortalecer la voz y los derechos de los pueblos indígenas en el escenario internacional. “Fortalecer la voz de los pueblos indígenas es construir un camino hacia la justicia, la inclusión y una paz estable y duradera”, concluyó el canciller Murillo. Esta cumbre se consolida como un paso histórico hacia la reconciliación y el reconocimiento pleno de estas comunidades, desde sus territorios hasta sus cosmovisiones.
Con la Primera Cumbre Nacional de Diplomacia para los Pueblos Indígenas, Colombia reafirma su compromiso con la justicia, el respeto y la armonía, demostrando que la inclusión de los saberes ancestrales es clave para abordar los desafíos globales y construir una paz sostenible.
carloscastaneda@Prensamercosur.org
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