
En la cuarta jornada del novenario a la Virgen de Caacupé, la homilía se centró en las penurias que pasan los pueblos indígenas como la falta de agua, sobre los derechos que deben ser garantizados, así como la responsabilidad de la clase política. Asimismo, la misa de este domingo se enfocó en la destrucción del ambiente, especialmente en el Chaco con los grandes incendios.
Para referirse a la situación que sufren las comunidades indígenas, el padre Miguel Flitz, administrador Apostólico del Vicariato del Pilcomayo, quien ofició la misa de Caacupé este domingo, primeramente habló del cuidado de la naturaleza.
En ese sentido recordó los incendios que afectaron sobre todo al Chaco entre agosto y setiembre en más de 200.000 hectáreas, así como el consecuente humo que provocó enfermedades incluso en Asunción.
“¿Alguien ha pensado con esta calamidad del incendio, qué habrá pasado a nuestros hermanos indígenas ayoreos que aguantan todavía en aislamiento voluntario – algunos grupos justo en esa región de Chovoreca? ¿Será realmente cierto que hay estancieros en el norte del Chaco que dan orden a sus peones de matarlos, si aparecen?”, dijo sobre los incendios y el conflicto que persiste con ganaderos.
Advirtió que romper la sana relación con la naturaleza, también significa romper la sana relación con su creador.
“Incendios provocados, desvíos – robos – de agua de los ríos: son ataques contra la casa común. ¿Cómo puede acontecer eso, si hay instituciones, si hay leyes que deben proteger la naturaleza?”, cuestionó durante la homilía.
Ante la asistencia de un gran número de personas indígenas, el sacerdote lanzó un extendido lamento desde la Basílica: “¿Qué les hemos hecho, hermanos indígenas, qué les hemos hecho?”.

Foto: Gentileza.
Flitz describió algunas situaciones que pasan las poblaciones indígenas empujadas a dejar sus comunidades y a manifestarse en Asunción para exigir garantías en sus derechos, o quienes se ven presionados a una vida urbana porque no pueden sobrevivir en sus tierras o los grupos que mendigan agua ante la sequía que sufren.
Asimismo, criticó que los servicios que deberían ser destinados a la población indígena, se dirigen a las estancias. Por ejemplo, las máquinas que deberían mejorar los caminos de acceso a las comunidades o la electrificación de segunda mano para que los ganaderos se lleven instalaciones de mejor calidad.
También cuestionó que los indígenas son excluidos del servicio de energía eléctrica o del programa Tekoporã por no afiliarse “a cierto partido”, haciendo alusión al Partido Colorado que gobierna desde hace más de 70 años con una breve interrupción en el 2008.
Con relación a las tierras, lamentó que todavía demore tanto tiempo en regularizarse, pero al mismo tiempo recordó que “todavía existen sinvergüenzas que se apropian de sus tierras”
“Nuestro tema de hoy nos invita a ser estos peregrinos de esperanza, portadores de esperanza para los indígenas – y con ellos. Sin embargo, muchas veces son justamente ustedes, los indígenas, que son “artesanos de esperanza” – como diría nuestro querido cardenal Adalberto; sí, son ustedes, cuando por ejemplo mujeres indígenas saben enfrentar las topadoras que ya están entrando en su propiedad; como ocurrió en el Alto Paraguay”, manifestó.
Para Flitz, la fórmula es trabajar juntos con los pueblos indígenas por el acceso al agua, a la tierra, por la vida saludable y por la dignidad.
