MADRID, 27 Nov. (EDIZIONES) – La neurocientífica española Nati Beltrán ha colaborado con la artista y profesora Montessori mexicana Pilar Enrich para escribir un libro que busca potenciar la educación de los niños a través de este método educativo y los hallazgos de la neurociencia.
En su obra ‘Mi cerebro solo se construye una vez’ (Toromítico), ambas expertas destacan que Montessori planteó dos periodos embrionarios: uno prenatal y otro posnatal. «Consideró el entorno del niño durante los primeros tres años como un segundo útero que nutre y forma su cerebro», comentan. Además, resaltan que la ciencia demuestra cada vez más que las experiencias ambientales tempranas influyen en la configuración cerebral del menor, afectando la activación y desactivación de ciertos genes, dependiendo de las vivencias personales (‘epigenética’).
En el libro, hacen hincapié en la importancia del ‘alimento intelectual’ desde la infancia para ofrecer el estímulo necesario para el desarrollo cerebral. «Es fundamental adaptar el entorno de los niños a sus necesidades de desarrollo. Hay que observar lo que quieren hacer y facilitarlo, porque esto influirá en su desarrollo cerebral y corporal; por ejemplo, al fomentar el contacto directo con la naturaleza», revela Nati Beltrán en una entrevista con Europa Press Infosalus.
FOMENTAR EXPERIENCIAS SENSORIALES
En lugar de enfocarse únicamente en juguetes manipulativos, esta experta en neurociencia subraya la relevancia del entorno humano. Destaca la necesidad de crear un entorno físico con actividades sensoriales: «Es vital que los niños puedan moverse libremente, que tengan acceso a objetos que puedan manipular, que los muebles en casa estén a su altura, permitiéndoles interactuar con el entorno a su medida. Por ejemplo, si tienen hambre, debieran poder acceder a un armario donde encuentren un vaso, un plato y frutas que puedan cortar de forma segura; en resumen, necesitamos preparar la vida y el entorno del hogar para que se adapten a su mundo».
Tal como defiende, «esto es alimento intelectual para ellos y contribuye a formar su cerebro». Cada interacción y repetición les permite practicar o perfeccionar habilidades como el control muscular y la coordinación entre los músculos, las manos y la vista.
«Si bien los juguetes son importantes y pueden ser estimulantes, a menudo hay formas más simples y adecuadas para desarrollar sus capacidades. A medida que crecen, es esencial variar los estímulos. Hay que considerar que un niño de 6 años necesita diferentes estímulos que uno más pequeño o uno mayor«, enfatiza Beltrán.
EL CEREBRO ES UNA «ESPONJA ABSORBENTE»
Asimismo, en el libro, las autoras describen el cerebro infantil como una «esponja absorbente» en los primeros años de vida: «Curiosamente, Montessori fue la primera en afirmar que ‘la mente del niño es como una esponja’, ya que los niños observan y, a través de sus cuerpos y experiencias sensoriomotrices, forman conceptos y conexiones cerebrales».
Este proceso se extiende a lo largo de la vida, precisando que la corteza prefrontal no se desarrolla completamente hasta aproximadamente los 24 años en los hombres y 20 en las mujeres. «Es un proceso prolongado en ciertas áreas del cerebro humano, especialmente durante la primera infancia, donde el desarrollo depende de las primeras experiencias», añade.
El cerebro, con su gran flexibilidad al nacer, «espera ansiosamente experiencias y las utiliza para conectarse». Lamentablemente, a veces no le damos la debida importancia a esto, particularmente entre los 6 y 7 años, aunque el desarrollo continúa luego, y está íntimamente relacionado con la regulación hormonal y del sistema nervioso a lo largo de la vida.
«Las conexiones entre los distintos sistemas del cuerpo humano dependen de las experiencias vividas. Por tanto, el entorno humano es crucial para el desarrollo y la calidad de las relaciones afecta no solo el bienestar emocional y social de la persona, sino también la construcción cerebral», subraya Nati Beltrán.
En este sentido, sostiene que los niños requieren por parte de sus tutores «relaciones seguras, amorosas y cariñosas», ya que la falta de estas afecta el desarrollo de la corteza prefrontal, entre otros aspectos. «Incluso se ha comprobado que niveles de estrés leves en la infancia pueden impactar en su desarrollo, afectando sus funciones ejecutivas y su capacidad de controlar impulsos y concentrarse en la edad adulta», resalta.
APRENDER A LEER EL LIBRO INTERNO DE LOS NIÑOS
Por lo tanto, esta especialista enfatiza que es esencial observar a los niños, «aprender a leer su libro interno, basado en su desarrollo cerebral», siempre respetando sus tiempos de maduración.
«El cerebro de los niños es dependiente de la experiencia, y está dispuesto a recibir nuevas vivencias. Las mejores experiencias que podemos proporcionar a nuestros hijos son el cariño y el respeto. Es crucial tener cuidado, ya que a menudo no les permitimos desarrollar su autonomía, les ayudamos demasiado y no les dejamos experimentar y equivocarse. Deben hacer las cosas a su manera y aprender de las consecuencias naturales, fomentando así su responsabilidad», recalca la neurocientífica Nati Beltrán.
PERIODOS SENSIBLES DE FORMACIÓN
Además, aunque no hay un consenso científico claro, Nati Beltrán explica que el cerebro humano se desarrolla en ciertos periodos o franjas de tiempo, adquiriendo habilidades específicas: «En su día a día, un niño experimentará suficientes estímulos, pero en momentos concretos, de manera más activa, desarrollará el lenguaje, siendo el periodo sensible desde antes del nacimiento hasta aproximadamente los 6 años; este es el momento de mayor desarrollo del habla. Si a un niño que llora se le habla con cariño, suele calmarse, lo cual es un estímulo lingüístico muy relevante ya que se alinea con el desarrollo de circuitos relacionados con el lenguaje».
Otro periodo sensible durante la primera infancia involucra las relaciones sociales, tal como subraya esta experta: «Los niños son susceptibles a adaptarse a la sociedad en la que viven y mantienen interacciones humanas. Estas deben ser de calidad, y por eso es vital en la sociedad actual no dejarse llevar únicamente por la tecnología, sino fomentar experiencias cercanas y de contacto físico adecuado, ya que son fundamentales para el desarrollo del cerebro en formación».
Monica García Velazquez
Fuente de esta noticia: https://dgratisdigital.com/el-amor-y-el-afecto-nutricion-esencial-para-el-cerebro-infantil/
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