La tasa de supervivencia del cáncer de pulmón muestra una «mejora notable» en los últimos años.

MADRID  (EUROPA PRESS) – La tasa de supervivencia de los pacientes de cáncer de pulmón ha mostrado una «mejora significativa» en los últimos años, según un estudio realizado por Roche Farma sobre la situación y necesidades de los supervivientes de este tipo de cáncer. Aproximadamente el 15 por ciento de las personas sobreviven más de cinco años (12,7 por ciento en hombres y 17,6 por ciento en mujeres).

Aunque sigue siendo un porcentaje bajo comparado con otros tipos de cáncer, los avances en medicina y el aumento de cribados poblacionales han elevado la tasa de supervivencia global a cinco años del 4,5 al 20 por ciento, tal y como se detalla en el comunicado de la citada compañía.

«Es fundamental continuar mejorando en los diagnósticos tempranos, ya que el 60 por ciento de los pacientes con cáncer de pulmón todavía son diagnosticados en etapas avanzadas, lo que disminuye drásticamente sus tasas de supervivencia. Sin embargo, si el diagnóstico se realiza en etapas iniciales, la probabilidad de supervivencia a cinco años puede alcanzar hasta un 92 por ciento», ha indicado el doctor Javier de Castro, jefe de sección de Oncología Médica en el Hospital Universitario La Paz de Madrid.

De hecho, el estudio señala que la supervivencia de este cáncer, que es el tercer tipo de tumor más común —tras el colorrectal y el de mama— y el primero en mortalidad, «varía considerablemente» según el estadio en que se detecte, oscilando entre el 0 y el 36 por ciento en los casos más avanzados.

Estos progresos en supervivencia plantean «nuevos retos», pues se requiere un seguimiento coordinado para gestionar de manera integral las secuelas a largo plazo de la enfermedad. Por ello, De Castro ha subrayado la necesidad de adaptar los sistemas de salud «para responder a estas nuevas realidades» tanto a nivel clínico como social.

RETOS DE LA ATENCIÓN SANITARIA

«La cronificación del cáncer de pulmón es uno de los mayores logros que hemos observado en los últimos años, pero este éxito conlleva nuevos desafíos. Ahora debemos enfrentar la necesidad de un seguimiento más cercano y coordinado entre Oncología y Atención Primaria para gestionar integralmente las secuelas a largo plazo y mejorar la calidad de vida de los pacientes que coexisten con la enfermedad», ha añadido.

La prevención de complicaciones debe ir «más allá» de los cuidados médicos, integrando el apoyo psicosocial y facilitando el acceso a recursos laborales y económicos, todo esto acompañado de una mayor investigación.

Además, el informe recomienda promover la participación de los pacientes en la toma de decisiones sobre su tratamiento y cuidados, con el fin de «humanizar» la asistencia.

También se debe tener en consideración el tabaquismo, principal factor de riesgo para el desarrollo y complicaciones del cáncer de pulmón. Se insta a implementar estrategias para el abandono del hábito tabáquico y su prevención a nivel poblacional, algo «clave» para mejorar los resultados de salud de los pacientes y reducir recaídas y la progresión de la enfermedad.

«El tabaquismo es una adicción que, además de tener consecuencias físicas, repercute a nivel psicológico y social, afectando la manera en que el paciente enfrenta la enfermedad. Por ello, abordarlo como adicción debe facilitar el abandono del consumo, evitar conductas adictivas y minimizar los daños colaterales», ha añadido.

«Mejorar las tasas de supervivencia en el cáncer de pulmón sigue siendo un reto significativo para el sector sanitario. La buena noticia es que, aunque lentos, ya estamos viendo signos de una tendencia ascendente, lo que indica que estamos avanzando en la dirección correcta y debemos mantenernos alerta ante los retos y necesidades que esta nueva realidad presenta para los pacientes y el entorno sanitario», ha expuesto Federico Plaza, director de Corporate Affairs de Roche Farma España.

TRES FASES DE SUPERVIVENCIA

Además, el informe señala que el término ‘paciente superviviente’ debería ampliarse más allá de los cinco años «tradicionales» desde el diagnóstico, y propone tres fases: supervivencia aguda (diagnóstico y tratamiento inicial), supervivencia extendida (remisión y seguimiento) y larga supervivencia (cuando la enfermedad se cronifica o el paciente permanece libre de cáncer). Esto permite adaptar los modelos de atención sanitaria a las diferentes realidades de los pacientes.

Es importante destacar que los sobrevivientes de cáncer de pulmón enfrentan numerosos retos en su vida personal y laboral, así como en su salud física y psicológica, ya que muchos presentan síntomas físicos derivados de los tratamientos de la enfermedad.

«Mientras algunos tienden a mejorar gradualmente, otros sufren síntomas durante años, generando secuelas a largo plazo que limitan la calidad de vida del paciente. Debido a estas secuelas, a menudo encuentran dificultades para reinsertarse en el trabajo, lo que conlleva una reducción de ingresos y un aumento de gastos médicos, impactando económicamente tanto a los pacientes como a sus familias», expresa el texto.

Asimismo, este tipo de cáncer posee un estigma vinculado al tabaquismo, lo que puede resultar en aislamiento social y afectar las relaciones personales del paciente. Es por ello que Bernard Gaspar, presidente de la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP), ha enfatizado que la atención a los sobrevivientes debe considerar «el impacto del tratamiento y de la enfermedad desde las perspectivas y circunstancias personales del paciente, buscando una vida prolongada que tenga sentido y sea de calidad».

Aproximadamente el 40 por ciento de los sobrevivientes padecen problemas psicológicos que requieren atención especializada, por lo que la psicóloga clínica y doctora en Psicología, Tania Estapé, considera «crucial» entender que la supervivencia al cáncer de pulmón no solo implica superar la enfermedad desde un punto de vista médico, sino también afrontar secuelas psicológicas a largo plazo.

«Muchos pacientes experimentan malestar psicológico y ansiedad, incluso años después del diagnóstico. La atención psicológica debe ser parte integral del seguimiento, ya que una gestión emocional adecuada es esencial para la recuperación y la calidad de vida del paciente», ha concluido.

El cáncer no solo impacta al paciente, sino que también altera las dinámicas en su entorno familiar y social, generando mayor dependencia y sobrecarga para los cuidadores.

Los supervivientes también enfrentan limitaciones en la adquisición de ciertos servicios o productos. Por lo tanto, es necesario «sensibilizar» a las instituciones y proveedores sobre el derecho al olvido oncológico, que debe implementarse «de manera ética y respetuosa» para «proteger la privacidad de estas personas y contribuir a que puedan seguir adelante con sus vidas».