Noviembre es el mes del hombre, como marzo es el de la mujer y mayo el de la madre. Específicamente, es el 19 de noviembre, una fecha gris, poco divulgada. Inclusive, por fortuna, aún no está comercializada. Y es que los asuntos de los hombres parecieran no estar en las agendas públicas nacionales, ni internacionales.
El día del hombre se instituyó a finales del siglo pasado y desde entonces ha transcurrido sin pena ni gloria, a pesar de un enunciado tan bonito y enaltecedor como el que aparece en wikipedia: “fue creado con el objetivo de abordar temas como la salud masculina, resaltar el papel positivo y las contribuciones que realizan los hombres en su comunidad y en la sociedad, promover la igualdad de género, la paz, la no violencia, la equidad, la tolerancia y el entendimiento”. Vamos a quedarnos, por ahora, con lo de la salud masculina.
La salud masculina
La salud masculina se refiere, usualmente, a la salud física, a que el hombre se vea bien, fuerte, enérgico. Y es que la imagen que se tiene del hombre es de fortaleza física. La cultura del cuerpo, tan arraigada en la actualidad, se reduce a la apariencia, en lo que trabajan los gimnasios y la gimnasia masculina: desarrollar músculos, masa corporal. La creencia es que tener músculos es estar sano. Poca preocupación por otros aspectos de la salud física y menos por la salud mental de los hombres.
La salud física se centra en el cuerpo y en el hombre el órgano que mejor define al cuerpo masculino es el falo. Pero poco se habla del falo o pene más allá de su tamaño, grosor y dureza. Resulta que como órgano, el pene poco enferma en sí mismo a no ser una infección de transmisión sexual o que pierda la energía y fortaleza que debe caracterizarle. Por lo demás, se asume que el pene es un órgano poco vulnerable.
La próstata para bien y para mal
El día o el mes del hombre está asociado con la necesidad de cuidar la próstata, un órgano exclusivo del cuerpo masculino que es muy sensible tanto para la obtención del placer sexual como riesgoso de que se endurezca y se transforme en cáncer. A la población masculina del mundo después del cáncer de pulmón, le sigue el cáncer de próstata. Por ello, a partir de los 45 años, es conveniente incluir en los análisis de sangre el antígeno prostático.
Pero además de la obvia necesidad de chequear la próstata resulta interesante la relevancia que se le da con motivo del día del hombre. La próstata es una glándula que por su cercanía y función está unida directamente al pene. No parece casual esa asociación ya que nuestra cultura falocéntrica sigue reduciendo la salud física masculina al falo. Los hombres son vistos como a Priapo -el dios de la fertilidad– que veneramos desde la Grecia antigua.
Algo más que orgullo fálico
El falo es importante, por supuesto. Es un órgano clave en la reproducción de la especie, es el centro del placer sexual masculino e importante para el placer sexual femenino. Pero, por sobre todo ello, es el símbolo de la virilidad, de la hombría, parte del orgullo varonil pero también de vergüenza en algunos casos.
El falo del niño suele ser orgullo de los padres y de la familia. Así como hacen todo lo posible por no dejar ver la vulva de la niña, presumen por el pene del niño y no les importa que muestre su pene o se lo toque en público, aunque el manotazo y la amonestación de “muchacho cochino, deja eso” por parte de un adulto en la cercanía, pudiera interrumpir el placer que el niño se está produciendo.
En la medida que el varón crece, el falo se hace más importante para él, lo asume como el centro del placer logrado en la soledad y en cuanto pueda, en compañía. Y si el tamaño lo permite lo hace su carta de presentación. Inclusive, lo ve como su arma de ataque, aunque, paradójicamente, sea para obtener y causar placer.
A pesar de la indiscutible importancia del falo para el hombre y nuestra sociedad, los hombres son más que un falo, unos testículos y una próstata. Los hombres son personas con grandes riesgos cardiovasculares, de cáncer de pulmón o colon rectal, de infecciones de cualquier tipo, entre otros peligros a su salud, y, por supuesto, algo que suele pasar desapercibido cuando se piensa o habla de la masculinidad: la salud mental de los hombres Pero eso es harina de otro costal que destaparemos más adelante.
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Del mismo autor: Machismo en lo sexual
Leoncio Barrios | @Leonciobarrios
Fuente de esta noticia: https://efectococuyo.com/opinion/hombre-es-mas-que-un-falo/
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