Machismo en lo sexual

El machismo es una forma de pensar que se expresa en conductas autoritarias, entre ellas la violencia y es parte de la cultura patriarcal que ha predominado históricamente en todas las sociedades.

La fuerza física de los varones les permitió salir de las cuevas y enfrentar a la naturaleza  para proveer a su grupo con los productos de la caza y de la pesca, mientras las mujeres se dedicaban a actividades hogareñas y, principalmente, a cuidar la reproducción de la especie. El poder físico del hombre le ayudó a adquirir poder social y se fue construyendo la idea de que lo masculino es fuerte, lo femenino, débil.

La idea del poder de los hombres sobre las mujeres se extendió por los siglos pero durante la última centuria han ocurrido grandes cambios sociales, en particular en patrones de género de las mujeres, no tanto de los hombres.

Hombres víctimas de sí mismos

Ser hombre cumpliendo con todos las exigencias sociales no es fácil. La sociedad y sus instituciones, particularmente, la familia y la comunidad, suelen ser más estrictas con los hombres que con las mujeres. Las expectativas socioculturales dicen que los hombres deben ser recios, no dejar ver sus debilidades. Es más, muchos de ellos creen que no las tienen, eso los lleva a ser prepotentes y, al mismo tiempo, víctimas de la represión social. De alguna forma, a ser castrados emocionalmente, condenados a sufrir.

Una de las pocas esferas de comportamiento en los que la sociedad le permite a los hombres ser expresivos es en el cortejo erótico-sexual, no necesariamente amoroso, afectivo. Lo importante es que el hombre sea un seductor exitoso, logre lo que se persigue, como los animales de escalas inferiores, atrapar a su presa. Ese es un gran reto para ellos. Si en el campo de lo sexual un hombre es debilucho, es visto como un fracasado, comenzando por su auto percepción.

Convencionalmente, al hombre se le exige ser exitoso en todos los planos. A las mujeres, no. A ellas se les permite fracasar, inclusive, se les puede estimular a que renuncien a sus metas personales, se sacrifiquen, con tal de que protejan a la maternidad, a la pareja y la familia. A los hombres, no, su lucha es sin tregua y sin fin. Esa es otra expresión del machismo social.

La expresión sexual masculina

La sexualidad es una de las expresiones en que la masculinidad más resalta y, por tanto, los hombres son muy exigentes consigo mismos en ese aspecto. El hombre debe ser heterosexual para garantizar la reproducción de la especie y en el caso de una relación otro hombre, es mejor visto el papel de “activo”. Tradicionalmente, ser “pasivo” es un rol femenino  y  la mujer, según el pensamiento tradicional, es un ser de segundo orden, casi que despreciable.

Mostrar la masculinidad está en el orden del día de los hombres y ser rudo, duro, agresivo, inclusive, violento es un buen indicador de la hombría.  El derecho a expresar la ternura masculina es un logro social reciente y no todavía muy extendido.  Si acaso, en la intimidad y, posiblemente, para muchos hombres, ni en esos momentos.

La necesidad masculina de mostrar su poder sexual puede confundir a algunos hombres y hacerlos creer que son reyes entre las sábanas del dormitorio o en un pasillo, en un parque,  en donde sea que encuentre una hembra apetecible. Inclusive, algunos piensan que toda hembra, por el solo hecho de ser hembra, es apetecible y él, como macho, tiene derecho a comérsela. Independiente del deseo y la decisión de ella. El machismo es el germen del abuso y de la violación sexual.

En el acto sexual puede haber rudeza pero siempre y cuando sea consentida por la pareja, que ella dé señales de aceptación, de que también disfruta con esa forma de hacer el amor.

No todos los hombres son abusadores sexuales pero la inmensa mayoría de quienes abusan sexualmente son hombres y son machistas. No todos los hombres son machistas. Hay muchas formas de ser hombre, de ejercer la masculinidad, pero eso es otro tema.

Erradicar el machismo como objetivo social

El machismo es un pensamiento que conduce a formas de actuar, a un estilo de vida, a una nociva forma de ejercer el poder. El machismo está muy arraigado en nuestras culturas. en muchas personas. No solo es una característica de algunos  hombres, también hay mujeres machistas.  Una forma en el que las mujeres expresan su machismo es en los mensajes que envían a sus hijos e hijas cuando les educan y también cuando asume el rol de mujer tradicional, que quiere ser protegida, mantenida y representada por un hombre.

El machismo es columna vertebral de los abusos y la violencia sexual. Mientras la cultura machista prevalezca, la reflexión, las denuncias o testimonios sobre sus consecuencias son imperativos en cualquier foro social.  Hablar de machismo es una forma de contribuir a la erradicación de esa nociva forma de pensar y comportarse de algunos hombres y algunas mujeres.

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