¿El fin de la historia está cerca?

¿Estamos viviendo en los últimos días? ¿Vendrá Jesús muy pronto? Según Hebreos 1:2, estamos en los últimos días desde el ministerio, muerte y resurrección de Jesús, lo que significa que los últimos días han abarcado ya dos mil años. No solo estamos en los últimos días, sino en la hora final, pues Juan declara: «Es la última hora» (1 Jn 2:18). Así pues, la última hora lleva dos milenios en marcha. El fin de los tiempos ha llegado con la resurrección de Jesucristo, que es «la primicia» de nuestra futura resurrección (1 Co 15:20).

¿Podemos decir que estamos en los últimos días de los últimos días, o en los últimos minutos de la última hora? ¿Podemos decir que Jesús vendrá en nuestra generación? ¿Qué nos dice el Nuevo Testamento? Jesús hace énfasis en que vendrá pronto (Ap 22:20), y se nos dice que «el tiempo está cerca» (Ap 1:3). Es importante que interpretemos estos versículos con precisión para entender el momento de Su regreso.

Nadie lo sabe

Dios nos ha revelado Su verdad de una manera fascinante. No podemos calcular el día, la hora, el año o incluso el siglo de la venida de Jesús. Muchos han intentado señalar la fecha exacta en la historia, y ya sabemos cómo les ha ido. Haciéndonos eco de un libro escrito en 1988 sobre el regreso de Jesús, podríamos decir que hay 88 razones para no elegir una fecha precisa para el regreso de Jesús.

El fin de los tiempos ha llegado con la resurrección de Jesucristo, que es «la primicia» de nuestra futura resurrección

Al mismo tiempo, hay alguna razón por la que nos sentimos tentados a fijar fechas. La principal es la declaración que hizo Jesús de que vendría pronto. Además, Jesús nos enseñó a estar preparados y a esperar Su venida (Mt 24; Mr 13). Mientras anhelamos y esperamos el regreso de Jesús, nos sentimos inclinados a ser más precisos que la Biblia y a fijar una fecha cuando la Biblia se niega a hacerlo. Nadie sabe ese día ni esa hora; ni siquiera Jesús, como ser humano, sabía cuándo volvería (Mr 13:32). Es irónico que tantos a lo largo de la historia, al fijar una fecha, hayan afirmado en efecto saber más que el propio Jesús.

El fin está cerca

Sugiero lo siguiente. Dios, en Su sabiduría, ha establecido la historia para que cada generación piense correctamente: El fin está cerca. Jesús viene pronto. Oramos las palabras de Apocalipsis 22:20: «¡Ven, Señor Jesús!». Al mismo tiempo, no podemos precisar cuándo será el fin. Anhelamos que Jesús venga. Esperamos que venga, pero no podemos precisar cuándo. Por eso, todas las generaciones de la historia de la iglesia han dicho con razón: «Todas las señales apuntan a la llegada del fin en nuestra generación». Desde la primera generación hasta nuestros días, los cristianos han discernido los tiempos y las estaciones, y han pensado con razón que Jesús podría venir muy pronto.

Las palabras del apóstol Juan en su primera carta son instructivas a este respecto. Juan predice que antes del fin habrá «muchos anticristos» (1 Jn 2:18). Entonces, de los muchos anticristos, habrá un anticristo final y culminante, la persona a quien Pablo identifica como «el hombre de pecado» (2 Ts 2:3).

Puesto que no conocemos la identidad del anticristo final, debemos estar alerta, conscientes de que uno de los muchos anticristos de nuestros días podría ser el anticristo final. Y cada generación de creyentes ha tenido razón al pensar que uno de los anticristos puede ser el definitivo. Sin embargo, se han equivocado al fijar una fecha exacta para el final.

Ven, Señor Jesús

¿Cómo se aplica esto a nosotros hoy? ¿Hay señales en nuestra generación de que el fin se acerca? Por supuesto que las hay.

Sí, el evangelio sigue siendo el poder de Dios para la salvación (Ro 1:16). Las buenas nuevas llegan hasta los confines de la tierra y mucha gente se convierte. Las iglesias fieles proclaman la Palabra y edifican sus congregaciones. Esto no es un llamado a la desesperación o al derrotismo. No estamos llamados a escondernos y esperar así la venida de Jesús. Servimos a un Cristo que gobierna a los reyes de la tierra (Ap 1:5) y las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia (Mt 16:18). Las palabras de Jesús a las iglesias que sufren siguen resonando hoy: «No temas» (Ap 1: 17). Él es el Rey de reyes y el Señor de señores.

Dios nos mantiene alertas, esperando, anhelando, aguardando y expectantes. Él cumplirá Su promesa en Su sabiduría

Al mismo tiempo, las falsas enseñanzas se extienden por todas partes. Muchos niegan el juicio final, la veracidad de la Palabra de Dios, la justificación por la fe y la moral sexual claramente enseñada en las Escrituras. Es posible que estemos viviendo en los días en que se removerá lo que detiene al «hombre de pecado», en que se retirará la gracia común (2 Ts 2:5-6). Miramos a nuestro alrededor en el mundo y vemos que el mal cada vez tiene más influencia y que la enseñanza cristiana sobre la moralidad se denuncia como perversa y peligrosa para la sociedad. La degeneración moral de nuestros días y la intensa hostilidad hacia el evangelio son señales del fin. No somos ingenuos si pensamos que, en un mundo con armas nucleares, inteligencia artificial, enfermedades virales, pandemias y ramificaciones negativas de las redes sociales, se acerca el fin de los tiempos.

Se nos recuerda que este mundo no es nuestro hogar, que nuestro destino es la ciudad celestial y que el paraíso no está en la tierra. Pensamos que Jesús vendrá pronto. Sin embargo, no podemos fijar una fecha. No podemos saberlo con certeza. Dios nos mantiene alertas, esperando, anhelando, aguardando y expectantes. Él cumplirá Su promesa en Su sabiduría, en el momento oportuno y de la manera correcta. Mientras tanto, seguimos con nuestro trabajo: predicar el evangelio a un mundo perdido, vivir como corresponde a los ciudadanos del reino y orar: «¡Ven, Señor Jesús!».

Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.