A raíz de devastadores incendios forestales, huracanes e inundaciones récord, las historias de fantasmas están encontrando un curioso resurgimiento. En las regiones más afectadas por los desastres naturales, las historias de avistamientos espeluznantes y presencias fantasmales parecen hacer eco del trauma que dejan estos eventos.
El duelo hace cosas poderosas en el cerebro, dice Leslie Hartley Gise, experta en psiquiatría de desastres que asesoró a los sobrevivientes de los incendios forestales de Hawái de 2023. “La gente ve y escucha a sus seres queridos después de que mueren. Creen que se están volviendo locos”, dice.
Pero los psicólogos sugieren que estos encuentros sobrenaturales podrían reflejar cómo las personas procesan una pérdida abrumadora. Por ejemplo, durante el primer mes de los confinamientos por la pandemia de COVID-19 en el Reino Unido, la Unión Nacional de Espiritistas, que cree que se puede contactar con los espíritus de los muertos, experimentó un sorprendente aumento del 325 por ciento en las solicitudes de incorporación.
A raíz de calamidades como los recientes incendios de Maui, la inundación de Libia y el terremoto y tsunami de Tohōku en Japón, los supervivientes a menudo informan de encuentros inexplicables e inquietantes. Del mismo modo, durante la reciente pandemia, los exorcistas católicos y los investigadores paranormales informaron de un aumento de los clientes que buscaban sus servicios.
A medida que los desastres continúan remodelando nuestras vidas, este creciente interés en lo sobrenatural plantea la pregunta: ¿aumentará también la creencia en los fantasmas?
Cómo el trauma crea fantasmas
A nivel biológico, el duelo y el trauma pueden desencadenar la liberación de cortisol y otras hormonas del estrés, lo que provoca síntomas como la falta de sueño y la sobrecarga sensorial. Estos factores pueden contribuir a las alucinaciones que se sienten tan reales como los recuerdos reales, lo que puede explicar por qué muchas personas en duelo informan haber visto o escuchado a sus seres queridos fallecidos.
En las zonas de desastre, la sensación de irrealidad se intensifica. El ulular de las sirenas, las luces parpadeantes y la espeluznante visión de escuelas y calles abandonadas nos ponen nerviosos, preparándonos para percibir cosas que no están allí.
Gise dice que los sobrevivientes angustiados pueden sentir desrealización o despersonalización. “Sienten que el mundo no es real, o que no son la persona que eran, o que se miran en un espejo y no se ven a sí mismos”, afirma. Este fenómeno sugiere que, en lugar de ver realmente fantasmas, los individuos pueden sentirse como fantasmas ellos mismos.
Además, el estado del entorno edificado después de un desastre puede exacerbar estos sentimientos. En las zonas devastadas, los edificios que se desmoronan y los sitios industriales en llamas pueden liberar productos químicos tóxicos como mercurio, arsénico o pesticidas. Estos contaminantes pueden filtrarse en el suministro de agua y causar alucinaciones o incluso convulsiones precedidas por “una sensación de fatalidad inminente”.
A medida que las comunidades luchan por reconstruirse, las tierras de cultivo desatendidas también pueden contribuir a los avistamientos fantasmales. ¿La razón? Los cultivos en descomposición pueden desarrollar cornezuelo, un hongo altamente psicoactivo que algunos investigadores creen que jugó un papel en la histeria puritana de las brujas de la década de 1690 en Salem, Massachusetts.
El poder perdurable de las historias de fantasmas
Los antropólogos Christine y Todd VanPool , de la Universidad de Missouri (Estados Unidos), argumentan que las historias de fantasmas han persistido en todas las culturas, no solo como cuentos que inducen miedo, sino como herramientas prácticas y simbólicas. En su reciente libro, An Anthropological Study in Spirits [Un estudio antropológico de los espíritus], sugieren que el folclore a menudo sirve para proteger a las comunidades, a veces advirtiéndoles que se alejen de lugares o personas peligrosas. Los fantasmas “pueden percibirse como peligros metafóricos que nos advierten de alguna manera de la codicia, la ira u otros rasgos antisociales”, dice Christine.
Sin embargo, la apariencia de los fantasmas no siempre es humana, dice Todd. En algunas regiones, como los Alpes suizo-italianos, algunos residentes han “percibido un paisaje embrujado asociado con una forma de duelo” espoleado por “la pérdida de glaciares específicos”. Es un fenómeno, añade, que suelen experimentar en todo el mundo las comunidades que se enfrentan a un cambio catastrófico del paisaje.
Pero, ¿por qué muchas sociedades parecen tan dispuestas a asustarse a sí mismas de manera proactiva? “Las historias de fantasmas pueden hacer que las comunidades se mantengan unidas”, dice Christine. El vínculo social formado a partir de una historia transmitida de generación en generación puede reforzar los sistemas de creencias de la sociedad, garantizar que se cumplan los rituales funerarios o empujar a una comunidad a trabajar en conjunto para completar el trabajo de los muertos.
Esto es especialmente crucial en tiempos de crisis. Por ejemplo, después de los terremotos de 2023 en Turquía, los supervivientes lucharon por llorar adecuadamente a sus seres queridos en medio de la destrucción. La Organización Mundial de la Salud informó de un “trauma secundario” generalizado, con muchas personas “incapaces de enterrar a sus muertos”. En casos como este, contar historias mantiene viva la esperanza y la memoria.
Después del tsunami y el desastre nuclear de Japón en 2011, hubo un resurgimiento del kaidankai, la narración comunitaria tradicional de fantasmas. El periodista Richard Loyd Parry, que escribió sobre la catástrofe en Ghosts of the Tsunami [Fantasmas del Tsunami], describió cómo los supervivientes esperaban activamente ver los fantasmas de sus seres queridos, buscando una conexión y un cierre.
Los efectos psicológicos de estos desastres no se limitan a la zona cero. Tras el tsunami de 2011, Gise recuerda cómo sus colegas fueron llamados para ayudar a la comunidad japonesa en Hawái, que quedó conmocionada por los acontecimientos al otro lado del Pacífico.
Para muchos, dice, tales condiciones pueden aumentar la “experiencia” de ver fantasmas. “Creo que veremos más de esto”, dice Gise. La desinformación y los altos niveles de ansiedad que pueden hacer que los sobrevivientes vulnerables recaigan en drogas o alcohol que alteran la mente, están aumentando, dice.
National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/2024/11/desastres-naturales-aumento-creencias-paranormales-tormentas-inundaciones
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