Colombia enfrenta minería ilegal en el Amazonas

En el área del Río Cotue-Caño Pimate, departamento del Amazonas, las Fuerzas Militares de Colombia lograron interrumpir las acciones criminales de una facción de la Segunda Marquetalia, grupo disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Este grupo criminal, dedicado a la minería ilegal y el narcotráfico, entre otros crímenes conexos, lograba una producción aproximada de 18 kilogramos de oro al mes.

El resultado fue uno de los muchos éxitos de los militares colombianos contra la minería ilegal entre el 1.º de enero y el 2 de julio, periodo en el que también destruyeron 44 dragas y tomaron el control de 23 unidades productoras mineras, informó a Diálogo el Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia (CGFM).

Estos logros ayudan a mitigar la crisis ambiental que se vive en la región Amazónica de Colombia, parte del pulmón del mundo. Asimismo, las tropas militares colombianas buscan garantizar la integridad de las comunidades étnicas que habitan este territorio, agregó el CGFM.

“El Gobierno Nacional a través de sus políticas, el Comando General y el Comando del Ejército a través de sus planes, han emitido órdenes claras para que el Ejército, las Fuerzas Militares, la Policía Nacional y las autoridades, que tienen que ver con la afectación a las economías ilícitas, explotación ilícita y de los mineros, se integren e interactúen permanentemente”, dijo a Diálogo el Brigadier General del Ejército de Colombia Edilberto Cortés Moncada, comandante de la Vigésima Sexta Brigada de Selva en Leticia, Amazonas.

El Gobierno colombiano puso en marcha medidas cautelares para proteger a las comunidades indígenas Yurí y Passé. Estas poblaciones aisladas sobreviven en el Parque Nacional Río Puré, en la frontera con Brasil.

La minería ilegal causa grandes daños a los pueblos que habitan estas tierras, no solo por la contaminación de mercurio, la degradación del medio ambiente y la deforestación, sino por los peligros a los que están expuestos por su aislamiento, indica la plataforma de protección al medioambiente Mongabay Latam. “Los Yurí-Passé están en riesgo de entrar en contacto con mineros ilegales y narcos, violando su derecho y autodeterminación para estar aislados del mundo occidental”.

“Nosotros estamos obligados a proteger las fuentes hídricas en virtud de que el agua que toman [estas y otras comunidades] es de estos ríos”, explicó el Brig. Gral. Cortés. “¿Por qué es tan importante que nosotros hagamos operaciones permanentes contra la minería ilegal? Porque básicamente están haciendo contaminación de estas fuentes hídricas a través del vertimiento de cianuro, mercurio, en estos ríos en una forma indiscriminada”.

En concordancia con este mandato, a finales de mayo se realizó una de las operaciones más grandes contra la minería ilegal en la selva del Amazonas, sobre el río Puré, en la frontera entre Colombia y Brasil. Ahí, autoridades de ambos países neutralizaron un enorme campamento minero compuesto por 16 dragas y cinco retroexcavadoras, con las que se extraían cerca de 6 kilogramos de oro mensuales.

“Tropas de la Brigada 26 del Ejército Nacional, el Grupo de Guardacostas del Amazonas de la Armada y la Fuerza Aérea en una operación binacional con la Brigada de Selva N.º 16 del Brasil, localizaron un sector en donde criminales venían depredando gran parte de la zona arborizada con el empleo de retroexcavadoras y motosierras, generando un irreparable daño mediante deforestación indiscriminada”, dijo el CGFM en un comunicado. “Esta maniobra ilegal se realizaba para abrirle paso a las dragas que, mediante el empleo de químicos como el cianuro y el mercurio, buscaban oro en la zona sin importar el daño al medio ambiente”.

Al momento de la diligencia judicial los operadores de la minería ilegal huyeron del lugar, por lo que las autoridades investigan a qué grupo o banda transnacional pertenecería esta maquinaria. En ambos lados de la frontera hay grupos armados organizados.

“Intentamos hacer operaciones de espejo, es decir que simultáneamente ellos hacen operaciones en Brasil y nosotros en Colombia para evitar ya sea que se pasen a Brasil cuando no hay presencia de autoridades colombianas o viceversa”, puntualizó el Brig. Gral. Cortés. “Cuando vamos a hacer una operación, hacemos un esfuerzo combinado, conjunto con ellos, y entramos simultáneamente para poder hacer la mayor restricción de estos tipos de dragas, balsas artesanales o dragones”.

Uno de los retos que enfrentan las autoridades colombianas es la distancia para llegar al Amazonas. Desde Bogotá solo se puede entrar por vía aérea y son dos horas de trayecto. Es difícil tener medios permanentes para hacer operaciones sostenidas, explicó el Brig. Gral. Cortés. “Esto dificulta la llegada de las autoridades para poder hacer la judicialización de las personas y la extinción de la maquinaria con la que están afectando, no solamente el río Amazonas, y el río Puré, sino también los ríos Caquetá y Putumayo”.

En estas operaciones participa la Policía Nacional a través de la Dirección de Carabineros y de la Seccional de Investigación Criminal, que se encargan de la destrucción de dragas y balsas incautadas; y la Fuerza Aérea de Colombia, que hace el reconocimiento y toma las imágenes para planear las operaciones. Por su parte, la Armada de Colombia tiene presencia en el sector, con buques que navegan por el río gracias a la Infantería de Marina.

“Con Brasil y con Perú tenemos unos entendimientos que vienen direccionados desde el Comando General; estamos coordinados para hacer intercambios de inteligencia, de entrenamiento, y operaciones; adicionalmente para realizar acciones comunitarias”, explicó el Brig. Gral. Cortés. “De esta forma, permanentemente estamos entregando informes de inteligencia a ellos y viceversa, para poder actuar en los eventos que cambian de frontera las actividades ilícitas en esta Amazonía colombiana”.

Este esfuerzo busca mitigar la acción de los grupos criminales con presencia en la zona, permite afectar de manera significativa las finanzas criminales y detener la destrucción de los ríos, la flora y la fauna, que son esencial para la generación de oxígeno y biodiversidad.