Las relaciones entre España y Venezuela son de siglos y profundas. España, a través de la colonización nos legó el idioma, la religión y otros patrones culturales indelebles y se establecieron unas relaciones comerciales necesarias para los dos países hasta el sol de hoy. Venezuela, a pesar de haber logrado su independencia política hace más de 200 años, sigue íntimamente ligada a España que incluso, vestigios colonialistas, llegaron a llamar «la madre patria”.
El concepto de España como “madre patria”, aunque pudiera ser considerado superado, para muchos venezolanos y venezolanas, expresa una profunda conexión emocional entre los dos países. A pesar del afecto entre ambas naciones, las relaciones diplomáticas y comerciales se han enturbiado en lo que va de siglo y más en las últimas semanas, con los cuestionados resultados de las elecciones presidenciales en Venezuela y la posición de España, un país que navega en turbulentas aguas políticas internas.
La coyuntura electoral venezolana ha sido aprovechada por grupos políticos conservadores de otros países para cerrar filas a favor de la oposición venezolana y generar un frente común internacional, al tiempo que denuncian la real situación interna de ese país sumido en una crisis política con dramáticas consecuencias socioeconómicas que ha producido una oleada migratoria como pocas veces vista. A esto se agrega, entre otros factores, los intereses económicos y geopolíticos que pesan sobre el territorio venezolano por la riqueza de sus suelos. Por ello, la situación política de Venezuela ha trascendido a nivel regional e internacional.
Reacciones inmediatas y mediatas ante el resultado electoral en Venezuela
Ante el anuncio de un resultado favorable al gobierno en las recientes elecciones presidenciales venezolanas, sin mostrar pruebas, la oposición denunció un fraude y varios países tomaron posición inmediata ante el conflicto. Esto llevó al gobierno venezolano, en defensa de la “soberanía nacional”, a romper relaciones diplomáticas y comerciales con ellos, con sus inevitables consecuencias.
La demanda colectiva, interna y externa, al gobierno venezolano, ha sido “muestren las actas” y el gobierno ha respondido: “no mostramos actas, mostramos resultados” y ha echado a andar, mientras el país y la comunidad internacional exigen pruebas del triunfo que se adjudica. A esto se agrega la oleada represiva con la que el gobierno venezolano ha respondido con quienes protestan por los resultados y la persecución y detención de algunos dirigentes de la oposición acusados de promover el “terrorismo” y un golpe de Estado. Muchas aguas revueltas.
El lío electoral venezolano ha servido de caldo de cultivo para que algunos países activen sus cuadres internacionales y, a lo interno de cada uno, algunos grupos políticos se aprovechen para pescar en río revuelto trayendo el problema venezolano a casa, como en España.
Venezuela y España
Desde la llegada de Chávez al poder, finalizando el siglo pasado, y durante lo que va de este, se ha producido una gran migración de venezolanos y venezolanas a España. Algunos intentando mantener la calidad de vida que tenían antes de la era chavista y otros, la mayoría, tratando de conseguirla.
España como destino migratorio de venezolanos y venezolanas durante este siglo responde a las profundas relaciones culturales entre ambos países y al hecho de que una buena parte de esos inmigrantes son hijos, nietos o bisnietos de los muchos españoles y españolas que en siglos pasados emigraron a Venezuela.
Dados los vínculos históricos entre Venezuela y España y las relaciones de los partidos políticos españoles, tanto los conservadores como los progresistas, con dirigentes de la oposición venezolana, se ha logrado un trato migratorio especial para quienes vienen de ese país latinoamericano y, a lo cual se agrega la receptividad y hasta gestos de agradecimiento de españoles y españolas, con quienes provienen de Venezuela
España se ha convertido en un nicho de dirigentes opositores venezolanos, de chavistas disidentes y de corruptos de ambos sectores que se aprovechan (y de alguna forma) benefician a la economía española. Algunos venezolanos han venido con mucho dinero y se han hecho parte de grupos de poder económico y político español y también centenas de miles de venezolanos y venezolanas que han encontrado en España una “segunda patria”.
Venezuela, un hueso fácil de roer
Las relaciones comerciales de España y de Europa con Venezuela son deseadas, apetecibles, porque allí, a pesar de las condiciones económicas e inseguridad jurídica existentes, se pueden hacer buenos negocios y por el mucho petróleo que tiene ese país, mucha energía, necesaria siempre, pero más en tiempos de guerra en Ucrania y en Gaza.
Además de los intereses económicos con Venezuela, en España se ha despertado un interés político por los venezolanos y venezolanas que han llegado a ese país por ser un apetecible grupo de votantes para dentro de unos años. Los partidos políticos españoles, particularmente los conservadores, le han puesto el ojo a ese gran grupo de venezolanos porque ven allí un hueso fácil de roer: la inmensa cantidad de inmigrantes venezolanos vienen odiando a todo lo que signifique socialismo. Inclusive, el solo término les produce náuseas.
Los inmigrantes venezolanos, en cualquier parte del mundo, son capaces de respaldar a los sectores políticos más retrógrados, más antiinmigración, paradójicamente, más contra ellos mismos – a la hora de la verdad-, como está ocurriendo en España, con tal de que los protejan del «socialismo».
Los grupos conservadores españoles, pescando en río revuelto, han llevado al congreso de diputados, y próximamente al senado, el resultado de las elecciones en Venezuela, sin pensar mucho en los venezolanos y venezolanas que están en su país, ni los que viven en España. Los diputados conservadores sabían -como los senadores saben- que lo que se decida en esas instancias sobre política exterior, no es obligante para el gobierno español, pero influye en la agenda política nacional, como está pasando. Una clara maniobra política.
Lo que le interesaba e interesa a los grupos conservadores en el Congreso de Diputados de España era derrotar simbólicamente al gobierno español que tiene el mote de socialista y, a la vez, consolidar el grupo conservador mundial que en este momento encabezan Argentina y El Salvador en Latinoamérica y ellos en Europa.
La posible ruptura de relaciones entre Venezuela y España
Una ruptura de relaciones diplomáticas entre Venezuela y España, como recientemente ocurrió con Panamá, República Dominicana y Argentina, entre otros países que reconocieron el triunfo del candidato de la oposición en las elecciones de Venezuela, desconociendo lo dicho por los organismos oficiales de este país, conlleva además, de serias implicaciones macroeconómicas, el cierre de embajadas y consulados en ambos países y la suspensión de los vuelos directos entre un país y otro. Esto traería serias consecuencias económicas y administrativas para ambos países y dificultades para los venezolanos en España y los que quieran ir a ese país, a visitar familiares o a quedarse.
En caso de ruptura de relaciones entre España y Venezuela las reales consecuencias las pagará la gente del común, los venezolanos y venezolanas, los de allá y los de aquí. Quienes necesiten hacer gestiones importantes o trasladarse de un país a otro. Todo se haría más caro y complicado. Ojalá que el juego sucio de los conservadores y las bravuconadas gubernamentales de un lado y del otro, no prosperen.
***Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.
Del mismo autor: Adolescentes y política
Leoncio Barrios | @Leonciobarrios
Fuente de esta noticia: https://efectococuyo.com/opinion/venezuela-y-espana-pescar-en-rio-revuelto/
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