Cabildo Abierto tiene una mirada integral del territorio donde se despliegan diversas y diferentes actividades humanas, que necesariamente deben hacerlo en armonía. Estas actividades pueden parecer distantes pero en cierto punto confluyen para contribuir con el proceso de desarrollo en equilibrio del territorio y el entorno en que se asientan. No hay posibilidad de futuro promisorio si cada una de las actividades agropecuarias se encierra en sí misma e ignora a las demás. Es una manera de dejar de lado la sinergia indispensable de todo proceso de desarrollo sostenible.
El territorio agropecuario es un espacio de vida para hombres y mujeres. Allí la familia, célula primordial e indivisible de la sociedad, debe encontrar los diversos insumos para completar su desarrollo. Vivienda, salud, trabajo. Infraestructura diversa: carreteras y caminos, medios de transporte público, energía eléctrica, suministro de agua potable, internet, correo público. Educación primaria, secundaria y terciaria.
En nuestra mirada integral, el Estado se debe desplegar en el territorio a la altura de quienes allí desarrollan sus vidas. Nunca desde las cumbres de la burocracia e ineficiencia sino al ritmo de las necesidades intransferibles de la gente: seguridad de personas y bienes, apoyo técnico y logístico, medio ambiente saludable.
En el llano deben estar presentes la comisaría, la policlínica, la escuela, la Regional del MGAP, la Intendencia Departamental. Nunca para restringir libertades sagradas, como la propiedad privada por ejemplo. Siempre para servir de apoyo y sustento del desarrollo económico, intelectual, físico y emocional de cada uno de los seres humanos que pueblan la ruralidad.
Nuestras políticas públicas y privadas deben velar por mantener la riqueza natural del territorio. Suelos, recursos hídricos, aire, son patrimonio intransferible, sostén de nuestro presente y garantes de un futuro de dignidad. La sociedad que abandona el respeto por sus recursos más nobles, carece completamente de destino como tal. No es posible el futuro sin la simbiosis del ser humano con los recursos. Inteligencia, conocimiento, trabajo, recursos. No parece haber fórmula más razonable.
Deseamos que en términos agropecuarios también el desarrollo y crecimiento de cada actividad sea en armonía. De ninguna manera fijado ese equilibrio a parámetros inamovibles. Pero sí, sin que ninguno pretenda dominar al otro territorial o económicamente, al influjo de circunstanciales subsidios a favor o importantes caídas de precios y circunstancias en contra. El Estado no debe pretender regular al detalle el destino particular de cada establecimiento productivo. El marxismo planificador y dirigista, de estilo comunista y quinquenal, implosionó con la sola ayuda de la realidad. Pero es natural de una sociedad organizada trazar indispensables líneas de desarrollo posible. A efectos de sostener ese desarrollo con mirada de largo plazo y políticas estables.
Dice el Senador Guido Manini que “subsidio” no debe ser una palabra con condena anticipada. Depende a qué y quiénes, cómo, cuándo, por qué. Los países ricos subsidian mucho más que las naciones en desarrollo. Los capitalistas del hemisferio norte subsidian a efectos de mantener a su ruralidad protegida. De esa forma y de carambola, restringen y anulan el esfuerzo de nuestras sociedades del sur. El deseo no manifiesto pero evidente, parece ser condenarnos al fracaso como naciones libres y prósperas.
A propósito de lo anterior digamos que las negociaciones de Tratados de Libre Comercio no son sino el sucedáneo de las Guerras del pasado. Hoy no se pelea por territorios sino por mercados. Necesitamos capacidad de acuerdo, habilidad negociadora, tolerancia. Pero sin renunciar a la libertad digna que merecemos sin cuestionamientos.
En el momento que esto se escribe, salvo la envidiable situación del arroz, los precios agrícolas (incluidos los de las carnes) están sometidos a una presión bajista fuerte. La situación de China, las guerras en curso, las distorsiones climáticas (a favor y en contra), los movimientos de tasas de interés mundiales y más, siembran desconcierto. En este contexto el mercado está de parte de los compradores.
Con el agravante que nuestro país está embarcado en una política monetaria que provoca hace muchísimo, un deterioro importante del precio del dólar en plaza, a favor de una también exagerada apreciación del peso. Distintos gobiernos a través del tiempo han apelado al control de inflación mediante la sobrevaloración del peso. Ya sabemos que esta situación complica al sector exportador y al sector turismo. Esto contribuye a ineficiencias, transferencia gruesa al sector importador y de empleo estatal, que crecen y siembran ilusión de prosperidad temporal. Siempre termina en más deterioro del equilibrio necesario. Cierre de empresas, despidos, crecimiento de la deuda productiva y del consumo en forma generalizada, destrucción de prosperidad. Hemos dicho con frecuencia que la política nacional no es capaz de mirar al Uruguay presente con suficiente perspectiva. Pensamos en el Uruguay que muere en la década del 50 del siglo pasado, tropezamos cíclicamente con terquedad en soluciones fuera de la realidad del presente y nunca nos cansamos de apagar incendios.
Claro, el crecimiento de la deuda lo escondemos debajo de la alfombra para que lo descubran con sorpresa las futuras generaciones. Que a este ritmo serán más pobres, más viejas, menos educadas, más dominadas por la incapacidad de actuar y a expensas de los capitales golondrina. Una situación de abuso perenne que terminan pagando quienes carecen de capacidad de defensa y sindicatos: los más necesitados.
Por otro lado, el Partido Comunista/Pit-Cnt no descansa en apelar a lo más bajo. Proyecta el Combo Paraíso: se trata de trabajar menos, ganar más, jubilarse más joven con mejor jubilación, apropiarse del ahorro de quienes trabajan. El Paraíso Comunista Siglo 21. ¿Estará enterada esta dirigencia de la implosión de la Unión Soviética? Son los mismos que van a Cuba y Venezuela a bendecir sus florecientes “democracias”. Es necesario un gran esfuerzo proselitista de explicación de la trampa que el marxismo comunista propone. Dominio de gente necesitada con mentiras flagrantes y propuestas que traicionan la inteligencia.
Nuestra agropecuaria está en el buen camino. Se ha tecnificado, elevado el nivel de sus recursos humanos, está lejos aún de un endeudamiento peligroso. Sin embargo, es histórica la tendencia a endeudarse en momentos de altos precios de productos y tierras. La banca aprovecha a respaldarse de sus préstamos con prendas e hipotecas de alto valor. Cuando el endeudamiento crece y se recurre a las garantías, casi siempre éstas han perdido parte del valor inicial. Es sencillo imaginar el proceso de deterioro que sigue.
El sector agropecuario tiene en su seno pequeños y no tan pequeños reductos de estancamiento. Fruticultura, horticultura, vitivinicultura, suinicultura, sufren la desaparición de aquel Uruguay encerrado en sí mismo y no avanzan con eficacia en sus procesos de desarrollo justo y eficiente. Hay una generación de sacrificados productores que se va y no dejan detrás a otra de recambio. Hay desencanto, desestímulo, éxodo. Con una población que no crece, con ausencia de canales fuertes de industrialización y exportación, está comprometido seriamente su futuro. ¿Dejaremos morir a esos importantísimos sectores con los ojos abiertos? Cabildo Abierto trabajó fuertemente con el Centro de Viticultores de Uruguay para encontrar procesos eficaces de industrialización cooperativa. Sentimos con fuerza la incomprensión política y empresarial de aquellos que medran con las dificultades del pequeño productor. Finalmente se logró una ley que hizo justicia.
Esto, a modo de ejemplo que con instrumentos correctos se puede cambiar para mejor.
¿Dejaremos morir al ovino? La brutal caída del precio de la lana a nivel internacional, el abigeato y la presión de las jaurías, contribuyen al desánimo. El Uruguay se ha convertido en exportador de esquiladores, un conocimiento valioso que quedará en el recuerdo. ¿No será necesario emplear recursos del Estado para evitar una catástrofe? ¿Cómo retendremos a la ciudadanía rural en su lugar? ¿Permitiremos el éxodo sin retorno sin dar pelea por la gente?
El régimen pluviométrico nacional es envidiable. Sin embargo, hace muy poco gran parte de la población metropolitana quedó sin agua para beber en sus hogares. Es indispensable generar recursos que guarden reservas de agua para períodos de escasez.
Ya sea por variabilidad o cambio climáticos, vivimos períodos de extremos. Hay que prepararse y disponer de recursos con anticipación. Ya sea para carencia o excesos hídricos.
Sabido es que Cabildo Abierto propuso una Ley Forestal que fue aprobada en el Parlamento y vetada por el presidente Lacalle Pou. No estuvo en nuestro ánimo prohibir una actividad que genera recursos para nuestra economía y es fuente de mano de obra y servicios paralelos. Pero sí proponer un equilibrio en el desarrollo sectorial. Nuestra única propuesta fue que la actividad forestal no compita por las mejores tierras, sino que ocupe aquellas donde la agricultura y la ganadería generan menos rentabilidad que los árboles. Nada más.
Es una medida que se afirma en la misma sensatez que tuvieron quienes aprobaron la ley forestal de 1987. Destinaron tierras específicamente determinadas para la actividad, sin cercenar libertades; con la sola intención de entregar las prestaciones estatales (subsidios) a las tierras más adecuadas en función de equilibrios deseados y mencionados anteriormente. Cabildo Abierto intentará presentar otra iniciativa similar en la próxima legislatura.
Para la ganadería hay muchos temas pendientes. En lo sanitario es importante continuar con la implementación del Programa de Erradicación de la Bichera. También con el control de la garrapata, flagelo fuera de control. Mala praxis a nivel de productores, productos mal empleados, falta de planes técnicos a nivel profesional y desidia o errores ministeriales han generado una situación explosiva. Citemos también a las enfermedades reproductivas, a la tuberculosis y a la sarna.
Para la agricultura y como ejemplo, citaremos la implementación (con probable ayuda estatal de por medio) de sistemas varios de riego (según rubro y zona) y la aplicación de seguros agrícolas que en la medida que se universalicen serán menos onerosos. No haría falta mencionar que los seguros son herramienta casi ineludible de estos tiempos.
Capítulo aparte para el sector lácteo. Sufre también deterioro de precios y consecuencias de sequía y exceso de lluvias. Nuestro Gobierno se ha encargado de encontrar soluciones a la espera de que mejoren precios y clima. El tambo es noble, resiliente, indispensable para el campo que deseamos.
No podemos abundar en todo el aporte que presenta Cabildo Abierto en su Programa de Gobierno. Remitimos a los lectores al mismo, con la seguridad que nuestra propuesta es digna de ser atendida.
Juan Irigoyen
Fuente de esta noticia: https://www.xn--lamaana-7za.uy/opinion/cabildo-abierto-y-el-equilibrio-agropecuario/
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