El auge de la inteligencia artificial o IA ha hecho que la manipulación fotográfica sea más fácil y accesible que nunca. Y en las circunstancias adecuadas, estas imágenes podrían causar estragos políticos.
Las herramientas generativas basadas en IA pueden crear nuevas imágenes o vídeos, incluidos los llamados deepfakes. “Originalmente, los deepfakes se referían a vídeos en los que se había cambiado la cara de una persona por la de otra utilizando IA”, explica Matthew Stamm, ingeniero de la Universidad Drexel de Filadelfia (Estados Unidos). “A medida que la IA generativa ha ido progresando, la palabra deepfake se ha utilizado también para describir muchas otras formas de [imágenes] falsas o manipuladas hechas utilizando IA”.
Cuando los deepfakes tienen como protagonistas a líderes políticos, corren el riesgo de difundir información errónea o desacreditar a las administraciones.
Las herramientas de IA que producen imágenes falsas pueden ser novedosas, pero no hay nada nuevo en el acto de editar fotografías para darles un giro político. Mucho antes de que deepfake entrara en el léxico, las fotografías manipuladas en los siglos XIX y XX intentaban dar forma a la imagen de los líderes mundiales.
Primeras técnicas de edición fotográfica
Desde que existen las fotografías, la gente las ha editado. Los pioneros de la fotografía creían que las imágenes eran algo más que registros objetivos de la realidad. El fotógrafo Henry Peach Robinson escribió en 1869: “Estoy lejos de decir que una fotografía deba ser un hecho real, literal y absoluto; […] pero debe representar la verdad”.
Pero, ¿qué tipo de verdad? Las fotografías podían dar vida a un cuerpo sin vida para consolar a una familia afligida o mostrar el patriotismo de un soldado que se dirigía a la guerra.
Dar forma a estas verdades a veces significaba alterar la fotografía. “En el cuarto oscuro, [los fotógrafos] tenían mucho control sobre el encuadre y la exposición relativa de una imagen”, explica Tanya Sheehan, historiadora del arte del Colby College de Maine. “Los negativos podían exponerse dos veces. Incluso se podían cortar y recombinar varios negativos fotográficos para producir imágenes compuestas”.
Mejorando el aspecto de los líderes
Los estudios también retocaban las fotografías para mejorar el aspecto de los retratados. “La gente que frecuentaba los estudios fotográficos esperaba que sus retratos mostraran su ‘mejor yo’, y el retoque se consideraba crucial para ese objetivo”, señala Sheehan.
Los líderes políticos y sus partidarios no eran una excepción.
Hacia 1865, una nueva imagen mostraba a Abraham Lincoln en una pose regia. Es posible que la imagen se creara después de que el asesinato del presidente en tiempos de guerra lo convirtiera en un “mártir”, y que circulara después de su muerte. La foto resultó ser falsa: el rostro de Lincoln había sido recortado sobre el cuerpo de John C. Calhoun, un político proesclavista.
Décadas más tarde, la Unión Soviética utilizó técnicas similares para hacer que los hombres fuertes parecieran aún más fuertes, especialmente durante el régimen de Josef Stalin, entre 1924 y 1953.
“En el ámbito estatal, la mayor parte del retoque fotográfico corría a cargo de los departamentos artísticos de diversas publicaciones oficiales, diarios y periódicos, que utilizaban una serie de medios diferentes para manipular las imágenes”, afirma Jessica Werneke, historiadora de la Universidad de Iowa (Estados Unidos).
“La aerografía […] era habitual para eliminar imperfecciones físicas, concretamente en las imágenes de Stalin, que tenía cicatrices de viruela y heridas en el lado izquierdo del cuerpo por una lesión infantil”.
Extirpación de responsabilidades políticas
La manipulación fotográfica también sirvió a un propósito más nefasto durante el régimen de Stalin. “[Era] un medio de reescribir la historia de acuerdo con las políticas y principios estalinistas”, dice Werneke. “Stalin y sus partidarios llevaron este proceso a un nivel completamente nuevo al borrar físicamente a individuos de las imágenes”.
Podría decirse que el caso más infame de borrado político es el de un par de fotografías que representan una escena de 1937. En la primera, impresa ese año, aparecen Stalin y tres colegas, entre ellos el oficial de la policía secreta Nikolai Yezhov. Tres años después, la imagen volvió a aparecer impresa, sin Yezhov.
¿Qué ocurrió? Tras la captura de la imagen, Yezhov cayó en desgracia. En 1941, había sido ejecutado y fue literal y figuradamente eliminado de la imagen, como si nunca hubiera estado cerca de Stalin.
Identificación de falsificaciones
Hoy en día, organizaciones como la Iniciativa para la Autenticidad de los Contenidos pueden ayudar a examinar las imágenes digitales y detectar la influencia de la inteligencia artificial. Pero, ¿qué ocurre con las fotografías anteriores a la era digital que han sido muy manipuladas?
Según Micah Messenheimer, conservador de fotografía de la Biblioteca del Congreso, la procedencia es clave: “Conocer la historia de la fotografía […] ayuda a establecer su autenticidad”.
Sin embargo, la procedencia es sólo una parte del rompecabezas. “Los conservadores expertos pueden examinar las propiedades físicas de una fotografía para saber si hay algo fuera de lo común en la composición química, la edad del papel o el color aplicado”, explica Messenheimer.
A veces, basta con tener la sensación de que la foto no tiene buen aspecto. Helena Zinkham, jefa de la División de Impresiones y Fotografías de la biblioteca, recuerda cómo Kathryn Blackwell, entonces asistente de la sala de lectura, levantó por primera vez sospechas en 2007 sobre una fotografía en la que aparecía Ulysses S. Grant en lo que parecía ser un campamento militar durante la Guerra Civil.
Blackwell “estaba reencuadernando la foto un día y pensó: ‘Aquí hay algo raro'”. El trabajo de los detectives reveló que la imagen era una composición de diferentes fuentes. La cabeza de Grant había sido recortada sobre el cuerpo de otro oficial, y toda la escena tenía como fondo una fotografía totalmente distinta. Los investigadores dataron la imagen en torno a 1902, mucho después de la muerte de Grant en 1885.
La imagen presentaba a Grant como un héroe de guerra, posando noblemente sobre un caballo.
Los medios para manipular fotografías han cambiado con el tiempo, pero el objetivo sigue siendo el mismo: dar forma a la imagen de los líderes políticos, edición a edición.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/fotografia/2024/08/fotos-trucadas-historia-primeros-deepfakes
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