Si usted es una persona de mente curiosa, le invito a realizar la siguiente reflexión: tome asiento frente a una planta que se encuentre en su hogar o en un ambiente natural y obsérvela detenidamente mientras se estira hacia la luz del sol. Lo que a simple vista parece un acto trivial, en realidad esconde una compleja danza de la vida.
Al contemplarla, es inevitable cuestionarse qué fuerzas naturales motivan a la planta a seguir incansablemente al Sol. Esta reflexión puede ser el inicio de un viaje hacia el entendimiento del fototropismo, ese asombroso proceso biológico que dirige el crecimiento de las plantas hacia la fuente de luz, desentrañando así los sofisticados mecanismos que rigen nuestro mundo natural.
Los niños, con su visión sin filtros, perciben que las plantas buscan la luz instintivamente. La curiosidad sobre qué motiva a las plantas a moverse hacia la luz ha fascinado tanto a niños como a adultos. Históricamente, se ha considerado a los animales y plantas como autómatas sin conciencia, pero esta visión ha cambiado drásticamente, especialmente para especies inteligentes como mamíferos, aves y cefalópodos. A pesar de esto, todavía persiste la creencia de que organismos con sistemas nerviosos simples o inexistentes carecen de inteligencia o consciencia.
El panpsiquismo, que combina las palabras griegas “pan” (todo) y “psyche” (alma), sugiere que la conciencia es una cualidad fundamental y universal. Esta filosofía, con raíces en distintas culturas milenarias, considera que toda forma de vida tiene algún nivel de conciencia, desde animales y plantas hasta células individuales.
Aunque esto no significa que objetos inanimados como un sofá tengan conciencia, hay quienes argumentan que los átomos que los constituyen podrían poseer formas elementales de esta. El mecanismo de cómo podría operar el panpsiquismo sigue siendo un enigma filosófico, que nos invita a explorar más a fondo la esencia de la conciencia y su papel en el universo.
Una teoría que desafía
Si la idea del panpsiquismo le parece extraña, considere que esta noción ha sido compartida por la mayoría de las culturas a lo largo de la historia humana. Los antiguos griegos, como Tales, Heráclito y Platón, ya contemplaban formas de panpsiquismo en su filosofía.
Diversas tradiciones, desde el hinduismo hasta el sintoísmo, así como las creencias de los pueblos indígenas, han mantenido la convicción de que animales, plantas y otros elementos de la naturaleza poseen una forma de conciencia. Aunque el término «conciencia» se formalizó en el siglo XVII, la idea subyacente de que los seres tienen una perspectiva única del mundo, ha sido una constante en el pensamiento humano.
Durante mucho tiempo, la idea de que la conciencia podría existir sin un cerebro complejo fue descartada por la comunidad científica. Sin embargo, recientes avances y descubrimientos sugieren que la capacidad de sentir, recordar, aprender y pensar podría estar más allá de los organismos con cerebros altamente desarrollados. Esta fascinante teoría, aunque todavía genera debate, está ganando terreno gracias a nuevas evidencias que desafían nuestras concepciones tradicionales sobre la conciencia.
Los neurocientíficos exploran cómo la materia inerte podría originar la conciencia. Aunque han hallado correlaciones entre estados cerebrales y experiencias subjetivas, aún falta una teoría sólida que explique su ocurrencia. Aquí, el panpsiquismo ofrece una solución, al sugerir que la conciencia, en alguna medida, está presente en los elementos fundamentales de la materia, como átomos y partículas subatómicas.
Esta perspectiva facilita la explicación del desarrollo de formas complejas de conciencia en seres como los humanos, proponiendo que a medida que la materia evoluciona hacia estructuras más complejas, también lo hace la conciencia.
El panpsiquismo está ganando atención porque ofrece una perspectiva novedosa en el misterio de la conciencia. A medida que los avances en neurociencia no logran explicar completamente este fenómeno, algunos investigadores exploran teorías alternativas como el panpsiquismo, respaldadas por hallazgos experimentales intrigantes.
¿Conciencia más allá de lo humano?
Por ejemplo, el estudio del moho mucilaginoso, un organismo sin cerebro ni sistema nervioso, revela su capacidad para realizar “elecciones inteligentes”, lo que sugiere que la conciencia podría ser más fundamental y estar más extendida de lo que se pensaba anteriormente.
Al experimentar con el moho mucilaginoso colocado en el extremo de un laberinto, se descubrió su asombrosa habilidad para identificar y seguir la ruta más eficiente hacia su alimento, la avena, situada en el lado opuesto. Este comportamiento podría interpretarse como una respuesta instintiva, pero investigaciones sugieren que el moho es capaz de adaptarse y aprender.
Por ejemplo, cuando se enfrenta a un obstáculo cubierto de cafeína, una sustancia que le resulta desagradable, el moho inicialmente se resiste a cruzar. Sin embargo, el hambre lo impulsa a superar su aversión y con el tiempo, incluso deja de rehuir a la cafeína, demostrando su capacidad de aprendizaje ante nuevos estímulos.
La interrogante central es: ¿Es posible la cognición sin cerebro? Los ensayos con planarias, un tipo de gusano, nos ofrecen pistas fascinantes. Un grupo de científicos logró que estos animales asociaran la luz con el alimento, superando su instinto de esconderse en la oscuridad. Aunque se presume que el aprendizaje ocurre en el cerebro, las planarias, tras ser decapitadas, regeneraron sus cabezas y mantuvieron los recuerdos previos, desafiando la noción de que la cognición reside únicamente en el cerebro. Estos descubrimientos plantean la posibilidad de que la ciencia haya errado al limitar la cognición a la actividad cerebral.
El panpsiquismo propone una visión del mundo donde la conciencia se extiende más allá de la humanidad, permeando a todo el universo. Esta perspectiva sugiere que todo, desde un átomo hasta una galaxia, podría tener una forma de conciencia, conectando todas las entidades en una red compleja y enigmática. A medida que la ciencia avanza, nos enfrentamos a la posibilidad de que la conciencia no sea un dominio exclusivo de los seres humanos, sino un atributo universal que nos invita a explorar la vida con una apreciación renovada por su intrincada belleza y su insondable profundidad.
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Paulino Betancourt Figueroa | @p_betanco
Fuente de esta noticia: https://efectococuyo.com/opinion/existe-una-consciencia-oculta-en-la-naturaleza/
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