El dictador nicaragüense vive recluido y las pocas ocasiones en que sale a las calles de Managua se moviliza rodeado de una descomunal cantidad de fuerzas de seguridad que impiden cualquier acercamiento a él.
Ocasionalmente recibe, siempre de tarde o noche, delegaciones o personeros de gobiernos u organizaciones amigas, pero cada vez más seguido desaparece de la escena pública por largos períodos. Por ejemplo, el pasado 23 de abril apareció en la cumbre del Alba, en Caracas, Venezuela después de 55 días de ausencia pública.
Venezuela y Cuba son los únicos países que visita, y desde hace unos diez años prácticamente no sale de Managua. Sus únicas actividades públicas son los aniversarios de la revolución sandinista, un evento conocido como El Repliegue, y aniversarios de la Policía y el Ejército, los pilares que sostienen su dictadura.
Cuando sale de su búnker, lo hace con una escolta gigantesca. En 19 de julio pasado, al menos cuatro anillos de seguridad rodeaban el vehículo en que se movilizaba, sin posibilidad de que alguno de sus simpatizantes se acercara a saludarlo o estrecharle la mano, según se pudo apreciar en los videos que circularon en redes sociales.
Los comentarios irónicos llovieron en las redes sociales. “El mismo cobarde de siempre! Comandate ´ni un tiró volé´”, posteó una usuaria de X que se identifica como Laniñaveneno. Otro, de usuario Silverio Ríos, dice sobre el video: “Ortega demostrando que el estruendoso silencio de descontento social lo ha colocado en una situación que lo tiene ´cagao´”.
El cronista deportivo y opositor desterrado, Miguel Mendoza posteó: “Cuando Raúl Obregón (director de la encuestadora oficialista M&R) te dice que el 85% de la población te quiere, pero por si las moscas esa encuesta es al revés, mejor no comprobarlo”.
“Yo no encuentro razones técnicas para estar utilizando estos dispositivos tan grandes”, dice el militar consultado. “Y lo que vemos en los videos es solo una pequeña parte que va a su alrededor, porque más allá hay un dispositivo general que se instala en función de asegurar las vías, el perímetro y la tarima”.
Según la información oficial que se conoce, para el año pasado 1,262 personas estaban dedicadas a la protección de personalidades, con un presupuesto anual de 218, 229, 378 córdobas, equivalentes a poco más de seis millones de dólares.
El informe presupuestario de la Policía Nacional afirma que estos recursos están destinados a proteger “la vida e integridad física de nuestro Presidente de la Republica y Vice Presidenta, personalidades nacionales y extranjeras”, así como la “inspección física del lugar, previo a la realización de eventos y/o actividades”.
Otros presidentes
Para el experto, dispositivos de seguridad como el que maneja ahora Ortega nunca se habían visto en Nicaragua. Ni siquiera cuando vino El Papá Juan Pablo II en 1983 y 1996, cuando se extremaron las medidas de seguridad y el pontífice se movilizó en un papamóvil cubierto por un cordón de seguridad.
Las escoltas que protegen a Daniel Ortega son las más grandes que haya usado cualquier presidente nicaragüense. Incluso, el dispositivo de seguridad de Ortega fue mayor cuando él era el líder de la oposición que el que usaron en ese tiempo los presidentes Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños.
El dictador Anastasio Somoza Debayle se movía con una escolta pequeña y en sus últimos años, ya con el país en guerra, llegó a tomar previsiones en actos multitudinarios como decir sus discursos desde una urna blindada por temor a algún tirador.
El 20 de julio de 1978, un año antes de su derrocamiento, Anastasio Somoza sufrió un atentado sin mayores consecuencias. Un opositor conocido como Fernando “El Negro” Chamorro se alojó en la habitación 716 del Hotel Intercontinental para desde ahí disparar dos cohetes contra el búnker del dictador. La falta de pericia de los tiradores y la calidad “artesanal” del armamento hicieron fracasar el plan.
Contra Daniel Ortega nunca se ha conocido de atentado alguno.
“Daniel Ortega no corre ningún peligro real”, considera el militar consultado. “La gente ha expresado su descontento por medios cívicos y no han hecho uso de la violencia, y con ese nivel de dispositivo es bien difícil acercarse a Daniel Ortega. Ya no es el Daniel Ortega de antes que iba hasta donde está la gente, y que iba a abrazar señoras y chinear (cargar) niños”.
Por su experiencia, considera que el dispositivo de seguridad que rodea a Ortega, más que protegerlo de algún tirador o un dron, que son posibilidades remotas, está diseñado “para evitar que alguien empujado por un descontento extremo se le pueda acercar y le dispare. Algo similar a lo que hizo Rigoberto López con Somoza García”.
Casi a la medianoche del 21 de septiembre de 1956, el poeta Rigoberto López Pérez, de 27 años, disparó cinco proyectiles contra el fundador de la dinastía de los Somoza, Anastasio Somoza García, mientras el dictador participaba en una fiesta para celebrar su candidatura a la reelección presidencial.
infobae.com
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