El universo siempre ha interesado al ser humano desde el principio de los tiempos. Al principio eran los dioses los que tenían la responsabilidad de legislar el universo a su imagen y semejanza o, lo que es lo mismo, a su mero antojo. Aunque que hubo pensadores en la antigua Grecia, que ya veían que tal vez el universo no estaba tan lleno de dioses como se pensaba. De este modo, los filósofos presocráticos como Tales de Mileto o Anaximandro ya apuntaban maneras. Para todos ellos en el universo existían los cuatro elementos fundamentales: El aire, el fuego, el agua y la tierra. ¿Le va sonando verdad?. Todos coincidían en que el principio del cosmos o arjé.
Mientras tales pensaba que ese origen era el agua, Heráclito pensaba que era el fuego y Anaximandro opinaba que era el apeirón, lo indefinido o ilimitado. No obstante fue Empédocles el que postuló la idea más interesante y era que esos cuatro elementos se combinaban entre sí y se separaban para crear las cosas, es decir, la materia. todo ello sin telescopios, usando una de las herramientas más importantes del método científico: la observación.
Uno de los conceptos que aún hoy en día causa debate es el concepto de tiempo. Los griegos ya apreciaron que era un término difícil de definir y sobre todo si se aplica al universo, porque nuestra mente está configurada por unos parámetros determinados para poder convertir las dimensiones físicas con que nos encontramos en impulsos nerviosos. De este modo, nuestro cerebro está espacializado y temporalizado de una manera muy concreta. La dimensión del espacio tiene tres aspectos: Alto-bajo, derecha-izquierda, Delante-detrás. Mientras que el tiempo es lineal: pasado, presente futuro. Dicho de otras palabras, estamos en un mundo que percibimos des una perspectiva tetradimensional, en donde existen tres dimensiones espaciales y una temporal. Dicho sistema dimensional también se repite en el espacio, 3:1, gracias a lo cual el átomo es estable.
Aunque según la relatividad general de Einstein el tiempo en el universo no es lo mismo que en la tierra, (Einstein, A. (1915). “Die Grundlage der allgemeinen Relativitätstheorie.” Annalen der Physik, 49(7), 769-822).
Para el físico alemán el espacio tiempo en el cosmos es un tejido que se deforma con la presencia de masa. Como vemos, nada que ver que nuestra manera de crear la realidad en nuestro planeta. Entonces tiene sentido preguntarse si nuestro concepto de tiempo y espacio es el correcto. tal vez a esta cuestión habria que advertir que tal vez no sea la pregunta adecuada, sino más bien si el concepto que tenemos de espacio y tiempo a escala planetaria es de utilidad. A esta cuestión la respuesta sería afirmativa, ya que gracias a dicho forma de entender el espacio y tiempo hemos evolucionado y por tanto a sobrevivir.
Ello hace que nos planteemos una aparente paradoja, si nuestro concepto de tiempo es lineal y en el universo no lo es,. ¿Cómo puede estar presente semejante paradoja. Un cosmólogo en 1073 vino a clarificar esta cuestión. Nos referimos a Brandon Carter, (https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Antrópico_principio) , quien siguiendo indicaciones de Gerald Whitrow, enunció por primera vez su principio de ANTROPÍA, la cual explica que el equilibrio del universo es así para permitir la supervivencia del ser humano que es quien da sentido al mismo. En otras palabras el universo existe tal y como es para que el ser humano pueda preguntarse por qué el universo sigue ciertas leyes y no otras. Es el ser humano quien determina el universo para poder sobrevivir en el. De esta manera el concepto de tiempo lineal es el que el ser vivo y, por ende, el ser humano, necesita para sobrevivir en su planeta , mientras que el concepto de tiempo que el hombre necesita es distinto a la hora de poder entender el universo y vivir dentro del mismo desde el planeta Tierra.
La realidad que el ser humano construye es a través de una temporización del cerebro, una temporización lineal: pasado presente y futuro. Dicho proceso es en realidad una ilusión que nuestro cerebro crea con el fin de poder contribuir una realidad en medio de su entorno que sea compatible con la vida. Esta reflexión, hoy analizada en los campos de las neurociencias y de la física, ponen en tela de juicio si nuestra evolución podría haber tenido lugar sin un aspecto que analizaremos más adelante, fruto de esa mente espacializada y temporalizada: LA CONSCIENCIA o el conocimiento de la propia existencia.
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