Los últimos mamuts lanudos vivieron en una pequeña isla durante miles de años después de que sus parientes con colmillos se extinguieran en el continente. Los peludos mamuts llegaron a la isla de Wrangel, una lengua de tierra de 150 kilómetros de largo situada frente a la costa de Siberia, hace unos 10 000 años, lo que quedaba de una especie que se había extendido por gran parte del hemisferio norte. Pero estos mamuts tampoco consiguieron sobrevivir. Hace unos 4000 años, los últimos mamuts lanudos perecieron y relegaron para siempre a la especie a la extinción.
Nadie sabe a ciencia cierta por qué desaparecieron los mamuts de la isla de Wrangel. Sin embargo, recientes análisis genéticos indican que la grave contracción de la población de mamuts en esa época los hizo genéticamente vulnerables en un mundo en rápida transformación. Las mutaciones acumuladas por los mamuts debido a la endogamia probablemente no acabaron con ellos, sino que contribuyeron a una extinción que se prolongó durante miles de años.
En el nuevo estudio, la genetista de la Universidad de Estocolmo (Suecia) Patrícia Pečnerová y sus colegas documentan los cambios genéticos que experimentó este grupo de mamuts lanudos antes de su desaparición. Los nuevos datos, publicados el mes pasado en Cell, representan el capítulo final de una historia de extinción que se venía desarrollando mucho antes de que los mamuts llegaran a su último refugio.
“La extinción final de los mamuts en la isla de Wrangel es sólo el último paso de una larguísima cadena de acontecimientos que condujeron a la desaparición de la especie”, afirma Pečnerová, que también es National Geographic Explorer.
¿Los humanos o el cambio climático?
Los primeros mamuts lanudos evolucionaron hace unos 800 000 años, extendiéndose desde la España prehistórica por el oeste y hasta la región de los Grandes Lagos de Norteamérica por el este durante su apogeo. La expansión mundial de los mamuts lanudos puede atribuirse al peculiar entorno que preferían estos herbívoros gigantes. Las llanuras abiertas y cubiertas de hierba, llamadas estepas de los mamuts, ampliaron su área de distribución durante las épocas más frías de la Edad de Hielo, cuando los glaciares cubrían una mayor parte del planeta. Los mamuts lanudos eran herbívoros que prosperaban en estos hábitats, a diferencia de los mastodontes elefantinos, que preferían los bosques y se desenvolvían mejor en los periodos interglaciares más cálidos.
Cuando los glaciares volvieron a retroceder y el mundo empezó a calentarse hace unos 11 700 años, el hábitat de los mamuts lanudos empezó a reducirse y a retroceder hacia los polos. Los antiguos humanos también cazaban mamuts en algunas zonas de su área de distribución. Además, los animales tardaban mucho en reproducirse. Estas presiones combinadas provocaron el colapso de la mayoría de las poblaciones de mamuts.
“Aunque todavía se discute mucho sobre el papel de los cambios climáticos y la caza humana”, afirma Pečnerová; “el consenso actual es que ambos contribuyeron a la extinción”. La extinción de los mamuts lanudos no se marca con la muerte del último mamut de la isla de Wrangel, sino que es parte de un proceso que se desarrolló durante miles de años a medida que el mundo cambiaba a su alrededor.
Los últimos supervivientes
Los mamuts de la isla de Wrangel fueron los últimos supervivientes. Estos animales representan un caso especial: la extinción de los últimos miembros de una especie que había persistido en un refugio, haciendo frente a presiones diferentes a las de sus precursores continentales. Un clima global más cálido y húmedo había hecho que la estepa de los mamuts se redujera hacia el polo, por lo que el hecho de que llegaran a la isla de Wrangel es un signo de un antiguo cambio climático. Sin embargo, el cambio climático por sí solo no llevó a los mamuts a la extinción, y no hay indicios de que los últimos mamuts hubiesen sido cazados por humanos. Mediante el análisis del ADN extraído de huesos y dientes de mamut, los genetistas han intentado averiguar por qué sucumbió la última población.
Los investigadores del nuevo estudio exploraron el destino de los últimos mamuts a través de 21 genomas de mamuts lanudos de diferentes periodos de tiempo, que representaban tanto a la población de la isla de Wrangel como a mamuts anteriores de tierra firme. Investigaciones anteriores habían insinuado que los mamuts de la isla de Wrangel estaban tan aislados que las mutaciones perjudiciales se acumularon rápidamente entre la población. En este escenario, los mamuts acumularon tantas mutaciones a través de la endogamia que ya no podían producir suficiente descendencia sana para que la población sobreviviera. Sin embargo, cuando Pečnerová y sus coautores analizaron los genes de los mamuts, descubrieron un camino más complicado hacia la extinción.
“Parece que toda la población comenzó con un máximo de ocho individuos reproductores, pero aumentó a unos cientos con bastante rapidez”, afirma Pečnerová. La genética de los mamuts refleja este cuello de botella y esta expansión. “Una población de megaherbívoros de reproducción lenta que sobrevivió durante 6000 años se inició con menos animales de los que se pueden contar con las dos manos”, señala Pečnerová, un escenario más extremo de lo que esperaban los investigadores.
La cronología de las últimas poblaciones de mamuts de la isla de Wrangel expuesta en el nuevo trabajo es “una oportunidad fantástica para observar cómo cambiaron los genomas en esta pequeña población aislada”, afirma la genetista de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) Rebekah Rogers, que no participó en el estudio.
Los genomas de los mamuts indican que, a pesar de la endogamia, la población de la isla pronto se estabilizó e incluso empezó a purgar mutaciones perjudiciales con el tiempo. “Me sorprendió mucho lo estable que parecía genéticamente la población”, afirma Pečnerová. Los mamuts pudieron sobrevivir unas 200 generaciones antes de extinguirse. En lugar de menguar, los animales estaban aguantando cuando de repente cayeron en picado hacia la extinción.
“La historia que nos hemos estado contando a nosotros mismos, que escribí en mi tesis doctoral y presenté en conferencias, era errónea”, afirma Pečnerová. Los últimos mamuts lanudos no sufrieron un colapso genético. Los herbívoros sufrieron los efectos de la endogamia, pero esto no parece haberlos llevado a la extinción.
Si no fue la endogamia, ¿qué fue?
Los datos genéticos no precisan qué tipo de presión mortal acabó con los mamuts de la isla de Wrangel, pero sugieren que el declive fue rápido. Los humanos no llegaron a la isla de Wrangel hasta cuatro siglos después de la muerte de los últimos mamuts. Los mamuts podrían haber muerto porque no pudieron seguir el ritmo de los cambios ambientales o los brotes de enfermedades, pero estos cambios son difíciles de rastrear a través de un registro fósil limitado.
Aunque la última población de mamuts se estabilizó, los autores del nuevo estudio no pueden descartar totalmente las consecuencias genéticas de la endogamia. Las mutaciones podrían haber dejado a los mamuts vulnerables a otras presiones y, aunque la población se hubiera mantenido más tiempo, podrían haber sido demasiado persistentes para que los mamuts sobrevivieran en un lugar tan aislado.
“Los episodios de extinción son mucho más complicados que un solo factor”, afirma Rogers, y señala que el cambio climático, los cambios en las fuentes de alimento, las sequías, las tormentas, las enfermedades u otros factores podrían haber contribuido. Las mutaciones perjudiciales entre los mamuts no les ayudaron, señala, “pero cualquier afirmación de que los mamuts desaparecieron sólo por sus genomas no refleja la historia completa”.
En lugar de que hubiera un único acontecimiento o presión que acabara con el mamut lanudo, su extinción se produjo a lo largo de miles de años de cambios climáticos y medioambientales, la caza humana y, en última instancia, las consecuencias de pasar por un cuello de botella genético. Los herbívoros peludos se aferraban a fragmentos de hábitat a medida que cambiaban el clima y el medio ambiente de la Tierra. Las consecuencias genéticas de anteriores colapsos de población en el continente hicieron que la población de la isla de Wrangel pudiera haber sido de mamuts muertos andantes, incapaces de resistir lo suficiente para que volviera la estepa de los mamuts.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/animales/2024/07/ultimos-mamuts-lanudos-causas-extincion-endogamia
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