Cada vez es más habitual ver mascotas vestidas o disfrazadas. Sin embargo, el tema sigue siendo cuestionado por algunos especialistas y sobre todo se critica la humanización de los animales.
Cada vez es más habitual ver a perros y gatos vestidos con ropa diseñada especialmente para ellos o disfrazados a gusto y placer de sus tutores. Las tiendas especializadas ofrecen cada vez más ropa para ellos y no solo para las épocas de frío o de lluvia, sino para todo el año.
Incluso marcas de lujo se vienen sumando a esta tendencia. El mes pasado la firma italiana Gucci, lanzó su Gucci Pet, una colección de ropa y accesorios exclusiva para mascotas y así se unió a marcas como Louis Vuitton, Moschino, Versace, Ralph Lauren, entre otras que ya han incursionado en este tipo de diseños en un mercado que mueve millones de dólares en todo el mundo.
Pero más allá de lo que puede parecer una moda, surgen también los cuestionamientos: ¿Es de verdad necesario vestir a las mascotas? ¿Es beneficioso o perjudicial?, mientras que para los humanos nos puede resultar divertido y un material ideal para compartir en las redes sociales, ¿para ellos les resultará incómodo?
Poco más de una década atrás, la Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals (Rspca) del Reino Unido advertía acerca de obligar a las mascotas a usar ropas. “Nos preocupa que cualquier mascota deba ser vista como un accesorio de moda”, expresaban los representantes de la institución “Es bastante humillante y envía un mensaje equivocado, acerca del cuidado de las mascotas”, concluía.
Sin embargo son tiempos distintos, los animales caseros han dejado de ser una simple compañía y han sido incorporados como un miembro más de la familia, lo que ha hecho cambiar la perspectiva de muchos especialistas, que ya no ven con malos ojos que se los vista y en algunos casos hasta lo ven conveniente, siempre que se los haga con prendas cómodas y de calidad, que les permita desplazarse y no les provoque problemas en la piel. Pero, también la mayoría de los expertos coinciden en señalar que vestir a perros o gatos es innecesario, aunque no perjudicial.
Para la veterinaria Ximena Ballivián existen dos puntos de vistas bien marcados acerca de este tema y que tienen sus argumentos para justificar, o no, el uso de vestimenta en los animales “Hay personas que tienen a sus mascotas de bebés y los acostumbran a colocarles vestidos y hasta zapatitos, pero no tienen en cuenta que a lo mejor a ellos no les agrada. A mí, en lo personal, no me gusta vestirlos porque más que calentarlos les incomoda. Sin embargo hay razas, como la pinscher, el chihuahua, dachshund (conocida como salchicha) y otras de pelo corto que son más friolentas. Entonces si tu sabes que poniendo un abrigo confortable lo vas a calentar y le va a servir me parece bienvenido. Me parece que hay que pensar en la comodidad del animal, más que en que esté hermoso según los ojos de los humanos” sostiene la especialista.
Ballivián sostiene que los gatos son más reacios a que se les coloque algún tipo de vestimenta Evidentemente hay tutores que los visten y se sienten orgullosos de eso, pero es un animal semisalvaje y no les agrada. Máximo un collar para identificación, pero nada más, el gato mientras menos lo molestes es más feliz. Es que el gato no tiene problemas de piel. Se vive limpiando solo. Si está bien alimentado tiene muchísimo menos problemas de piel y el gato sí que odia la ropa. Así como seguramente las personas se visten, también les gusta tener a sus mascotas. Depende de cada dueño, pero eso no quiere decir que sea lo más saludable, porque puede estresarlos”, comenta la propietaria de la veterinaria Sudamericana.
Además, agrega, en Santa Cruz, donde tenemos un clima cálido y húmedo, las razas de perros con mucho pelaje no deberían vivir, porque sufren mucho, por ejemplo los husky siberianos o los san Bernardo son de climas muy fríos, pero hay gente que los tienen y esos animales sufren mucho en lugares cálidos, explica la veterinaria.
Un poco de historia
La ropa para perros y los accesorios para mascotas tienen antecedentes ancestrales y en diferentes culturas, pese a que el ‘boom’ se lo sitúe a principios de la década de 2000.
El accesorio más simple, el collar, comenzó a aparecer en el antiguo Egipto. Los collares eran a veces de terciopelo, seda u otros materiales valiosos. A la par, en China, la nobleza, hacía lucir a sus mascotas collares con joyas.
En Japón, los samuráis equipaban a sus perros con su propia armadura samurái a juego. La práctica creció en popularidad hasta que se fabricaron ropa y accesorios para mascotas y perros de familia. Los perros muy queridos pueden incluso poseer un conjunto de armaduras ceremoniales muy caras.
Las cortes reales de Europa entraron en la escena de la alta costura canina con abrigos, collares y collares. bellamente conservados en pinturas, los perros lucen impresionantes exhibiciones de joyas, telas y metales preciosos. La fashionista de perros más famosa de la época pertenecía al rey Luis XI.
La ropa para mascota es una industria que crece
En el siglo XIX, cuando se inventó la fotografía, los primeros en ser captados por las cámaras fueron perros disfrazados de humanos y empezaron a aparecer abrigos de invierno y de lluvias para ellos. La ropa para mascotas realmente despegó con la industrialización de Europa. Junto con la producción en masa, comenzamos a ver las primeras boutiques de perros en París.
Sin embargo es a principios de 2000 que la producción en masa y la Internet catapultaron esa costumbre, sobre todo al hacerse populares imágenes y videos de figuras como Paris Hilton llevando a su chihuahua vestido y adornado.
El error de humanizarlos
En el trasfondo de la costumbre de vestir a perros y gatos, lo que preocupa a los expertos en comportamiento animal es la cada vez más frecuente humanización de las mascotas.
“Sabemos que en toda la literatura y todos los expertos en comportamiento animal la humanización está vetada, porque se les obliga a que dejen de ser animales y los conviertes en humano y es un problema de relación entre los tutores y las mascotas y esa relación no es sana. Cada vez es más frecuente y no es bueno porque estás cambiando la personalidad de tu mascota y se vuelven mucho más dependientes”, explica Ballivián.
“Por ejemplo, yo que soy cirujana cada vez hago más cesáreas, porque muchas perras, cuando llega la contracción uterina para dar a luz dejan de pujar y eso es porque han sido muy mimadas y eso ocurre en todas las razas, pero en especial en las razas pequeñas”, advierte la veterinaria.
“Lo ideal es que tu mascota sea un animal feliz siendo lo que es, pero hay gente que todo el tiempo los tienen alzados, muchos de ellos apenas caminan. Incluso van a la clínica con niñeras para sus mascotas. Toda exageración es mala”, concluye la especialista.
eldeber.com.bo
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