La realidad de los de afuera, el que brilló adentro y un Bahiense que sorprendió a Villa Mitre

El panorama, a decir verdad, era poco alentador para Bahiense mientras los dos equipos entraban en calor en un Casanova que poco a poco se iba poblando.

Sentado en el banco estaba Leo La Bella.

“El jueves me cambio, vamos bien”, avisó, en referencia a la fuerte contractura en el isquiotibial derecho que lo sacó en los últimos dos juegos.

Mientras el Colo Navallo, en la otra punta del banco confirmaba: “Marcos nos está en toda la serie. Tal vez podría llegar para un quinto juego”.

La ausencia del rústico pero rendidor Fernández es por motivos laborales y debe permanecer en Buenos Aires.

Afuera de la cancha, en las plateas y con las muletas acompañándolo, Sebastián Luengo transcribía el diagnóstico de la lesión que sufrió en la pierna derecha durante el penúltimo partido de la serie ante Alem.

“Tengo distendido el ligamento cruzado posterior, el lateral interno roto y rotura meniscal”, puntualizó.

¿Su recuperación? “Por ahora es kinesiología y rehabilitación, sin entrar al quirófano”, aclaró, al mismo tiempo que adelantó que recién regresaría en 2025. Lo que se dice, armarse de paciencia…

A su lado y como espectador, tras su temporada de Liga Nacional que comenzó en Instituto y terminó en Regatas Corrientes, el tirador Federico Elías volvió ayer a la ciudad y contó que le hablaron para seguir otra temporada.

Aunque el tema, anoche, era el básquetbol local.

“Jugué poco el torneo de Primera. Algún día voy a volver”, adelantó.

“¿A qué club sería? Y… Napostá o Argentino”, apuntó, como para que vayan tomando nota.

Del calor correntino Elías pasó al frío bahiense. Ese que se sintió fuerte en el Casanova, aunque en 45 segundos del segundo cuarto, Sebastián Acosta, técnico de Villa Mitre ya había entrado en calor y se sacó el buzo. Su equipo pasaba a perder 21-19. Fue un primer aviso que enfrente había un rival con deseos de ganar.

Y lo fue llevando, al punto de sacarle ¡15 puntos de máxima! Impensado por cierto. Esa diferencia que plasmó Bahiense expuso a un rival que se mostró incómodo todo el partido, sin el hambre que genera estar jugando una final, acaso, aún con secuelas de no haber asimilado la eliminación de la Liga Argentina.

Mientras tanto, Alejandro Navallo empujaba a los suyos, sabiendo que era posible concretar lo que había adelantado en “La Nueva”: “No me gusta caer en eso de que la presión la tienen ellos, ni que son los candidatos. Nosotros vamos a jugar la final y trataremos, con nuestras armas, de ser campeones”.

Hoy están un paso adelante de Villa Mitre. Aunque se muestran cautos, como su figura, Augusto Lamonega.

“Estamos muy contentos, pero muy tranquilos. Sólo ganamos un partido”, dijo el base, picante, que se comió la cancha.

“Adentro de la cancha somos cinco contra cinco. Sabemos el potencial que tienen, con jugadores de otro nivel, pero nosotros acá venimos a competir y si podemos a ganar”, avisó.

A pesar de los 93 puntos y proyectando el futuro de la serie, Lamonega entiende que ese no es el camino.

“Creo que para ganar tenemos que hacer partidos de menor goleo. Hoy se dio así, más que nada en el último cuarto, cuando ellos presionaban y si saltábamos alguna línea podíamos convertir”, dijo.

Y abrió el paraguas: “Ellos seguro que algo van a cambiar después de perder el primer partido”.

Al mismo tiempo y sin salir del asombro, Leandro Ginóbili, con los ojos vidriosos parecía mirar sin ver los festejos, mesurados, pero merecidos.

Junto a él estaba el histórico Alberto Antón, alguien que seguramente más de una vez cumple el rol de consejero que tenía su papá, el inolvidable “Yuyo”, cuyo nombre lleva la copa que se quedará el campeón.

Por eso la victoria y la ilusión del título cala hondo desde lo sentimental.

“Yuyo estaría loco de contento como yo”, resaltó el siempre correcto Antón.

“Esto es algo impensado, contra un equipo de Liga Argentina y nosotros que nos faltan jugadores. Creo que estamos muy bien de ánimo. Que recuerde, es una de las victorias que más me sorprendió”, confesó Antón.

Lo mismo le pasó a la mayoría que estuvo en el Casanova y, aquellos que no fueron, el jueves tendrán otro motivo para decir presente.

Con Bahiense más confiado y Villa Mitre realmente obligado, ahora sí esta serie tiene verdadero clima de final.

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