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Vie. Nov 22nd, 2024
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Para Ellie Alvarado, maestra y madre de tres hijos en Elgin, Illinois, averiguar cómo pagar las cuentas se ha convertido en una fuente de ansiedad y tensión, sobre todo cuando ella y su esposo discuten sobre cómo recortar gastos.

“Cuando digo: ‘OK, no podemos comprar nada esta semana o nos vamos a sobregirar’. Él me contesta: ‘No, ¿de qué estás hablando? Los dos trabajamos. Esto no debe pasar’”, dijo Alvarado.

El gran aumento de los costos de los alimentos ha significado que ya no hay más visitas espontáneas a McDonald’s. El cereal de marca y otros pequeños lujos también están fuera de presupuesto. Los precios de la gasolina, que hace poco andaban por 5 dólares el galón, también empiezan a comerse sus ingresos.

“Cada vez que lleno nuestra camioneta me quedo boquiabierta”, dijo Alvarado, quien a veces ve que en la cuenta de cheques familiar queda tan poco como 100 dólares. “Siempre me estoy preocupando”, añadió.

Su esposo, que trabaja en una fábrica, decidió tomar el turno de la madrugada porque paga más por hora. Pero la familia igual se atrasó con el pago de la vivienda.

“Puedo posponer la hipoteca dos semanas”, dijo Alvarado, de 38 años, y quien se encarga de llevar el presupuesto familiar. “Pero luego se convierte en dos semanas más y, de pronto, comienzan a llamarte”.

La inflación en Estados Unidos se encuentra en su mayor nivel en 40 años, obligando a muchas familias a ajustarse con menos gastos. Según datos emitidos este mes por la Oficina de Estadísticas del Trabajo, el Índice de Precios al Consumidor aumentó 9,1 por ciento respecto al año anterior, y algunos de los mayores incrementos en precios se registraron en artículos básicos como alimentos, alquiler y gasolina. El estrés económico adicional, no obstante, no solo afecta a las cuentas bancarias; también puede ocasionar sentimientos de depresión, vergüenza, enojo o miedo.

Un estudio de adultos mayores publicado en 2017 encontró que la forma en que una persona percibe y reacciona a la dificultad económica puede tener implicaciones en su bienestar mental. Quienes resultan afectados por sus circunstancias económicas son más propensos a tener altos índices de depresión que aquellos que también tenían dificultades económicas pero no se molestaban tanto por eso, incluso al ajustar otros factores, como la salud y los ingresos.

Por fortuna, “hay mucho que podemos hacer para manejar y trabajar ese estrés y las emociones”, dijo la autora principal del artículo, Sarah D. Acevedo, directora de la Escuela de Planificación Financiera en la Universidad Texas Tech en Lubbock, Texas.

Hablamos con expertos financieros sobre cómo manejar los efectos emocionales secundarios de las preocupaciones por el dinero y cómo tener conversaciones productivas sobre temas económicos con nuestros familiares.

Dedícate a la reflexión y comunícate con empatía

Cuando las parejas tienen desacuerdos sobre el manejo de sus finanzas, por lo general cada uno intenta convencer al otro de cambiar de opinión, dijo Rick Kahler, cofundador de la Asociación de Terapia Financiera y quien está colaborando en un libro para parejas con problemas de dinero.

Más bien, sugirió Kahler, piensa en cómo estás reaccionando al discutir tus finanzas. ¿Qué hay en tu pasado que te hace reaccionar? ¿Hay relatos o guiones que te guían en materia de finanzas, por ejemplo, que el trabajo arduo siempre tiene recompensa?

Kahler recomienda acercarnos, con empatía, a nuestras parejas y preguntar: “¿Qué esperas al gastar este dinero?” o “¿Cuál es tu temor al recortar este gasto?”.

Al final, ambas personas pueden darse cuenta de que buscan lo mismo, por ejemplo, que ambos desean lo mejor para su familia.

Amanda Clayman, terapeuta financiera en Los Ángeles, observó que al comunicarse sobre las diferencias, cualquier pedido tiene que ser específico. Así que en vez de decir, “tenemos que ahorrar más”, di más bien: “Consigamos cómo ahorrar otros 200 dólares cada mes”. E intenta utilizar “declaraciones con yo” siempre que sea posible, como: “Me incomoda cuánto dinero pagamos de suscripciones de entretenimiento y me pregunto si podemos recortar ahí”.

Para que esto funcione, añadió Clayman, ambos miembros de la pareja deben sentir que sus necesidades se están considerando y que sus votos tienen la misma importancia en el asunto, sin importar quién gana más dinero o quién está más preocupado.

Gasta juiciosamente pero no te prives completamente

Ya sea que vivas solo o que estás manejando la economía de una gran familia, es importante pensar en las metas antes de proponerte arreglar cualquier problema de dinero, dijo Megan McCoy, terapeuta familiar y de pareja certificada que da cursos sobre planificación financiera en la Universidad Estatal de Kansas.

¿Para qué estás ahorrando? ¿Qué necesitas pagar con un presupuesto limitado? Escríbelo. Luego piensa en los posibles recortes, pero intenta conservar las cosas que te alegran.

Pregúntate: “¿Qué puedo recortar que no afectará negativamente mi salud mental?”, dijo McCoy. “Creo que la gente tiende a restringir con demasiada severidad”.

Para Sarah Davis, de 36 años, los gastos básicos (pero costosos) incluyen la terapia de salud mental y a su amado gato, que tiene problemas de salud.

“Es como mi hijito peludo”, dijo.

Para costear mejor esas cosas, se fue de Boston, donde trabaja como administradora de proyectos y ahora vive unos 40 kilómetros al norte de la ciudad en Lawrence, Massachusetts. Allá el alquiler es más barato, dijo, pero aún así “asquerosamente caro”.

Lo que le quita el sueño es la posibilidad de que algo salga mal y no saber cuánto tiempo seguirán aumentando los precios.

“Realmente estoy a una llanta malograda de distancia de estar en apuros económicos extremos”, dijo Davis, quien vive sola y no tiene otro ingreso.

En el último par de años ha habido tanta incertidumbre que “crea ansiedad perpetuamente”, dijo McCoy. Pero contar con un plan hacia el que estás trabajando, ya sea fortalecer tus ahorros o pagar deudas, puede brindarte un sentimiento de poder y control.

Orly Hersh y su familia tomaron la decisión de mudarse con la madre de ella hace cinco años, a la casa de su infancia en Boulder, Colorado. Eso permitió que su madre envejeciera en su hogar y que ellos se quedaran en la ciudad que amaban. Ella y su esposo, maestros ambos, no pueden comprar una casa.

“Ha sido una situación de gran beneficio mutuo para todos”, dijo Hersh, de 53 años y madre de dos.

Si bien ahorran en los gastos de vivienda, Colorado ahora tiene uno de los costos inflacionarios más altos del país y el aumento en precios se ha llevado una gran parte de su presupuesto. Para pagar la cuenta de la hospitalización reciente de su hija menor, tendrán que recurrir al fondo de retiro de Hersh, “lo que es deprimente”, dijo ella.

Pero, añadió, es mejor que lo pague lo más pronto posible, por el bien de su nivel de estrés. “De verdad odio tener esta deuda encima de mi cabeza”, dijo.

Explora distintos tipos de ayuda profesional

Buscar a un asesor financiero puede ser de ayuda para cualquiera que busca alfabetización financiera. Tal vez, por ejemplo, te hacen falta consejos para hacer un presupuesto, o quizás quieres aprender lo básico sobre inversiones. Si lo que te preocupa es cuánto cuesta, en estados Unidos puedes recurrir a la Asociación de Consejería Financiera y Educación en Planeamiento, que ofrece una sesión gratuita de asesoría virtual para cualquiera que experimenta incertidumbre financiera.

La terapia financiera es otro tiempo de consejería que puede ayudarle a la gente a comprender sus pensamientos y creencias sobre el dinero, sobre todo cuando se sienten atrapados.

“La pregunta se vuelve: ¿qué pasa a nivel interno? ¿qué temas inconclusos del pasado tienen que ser resueltos?”, dijo Kahler.

Por ejemplo, uno de sus clientes insistía en gastarse todo el dinero que ingresaba a su cuenta de cheques. En la terapia financiera se dio cuenta de que había desarrollado este comportamiento porque no confiaba que su dinero estaría a salvo si lo apartaba. Esto surgía, en parte, de su niñez, cuando sus padres habían sacado todo el dinero de su cuenta de ahorros luego de perder el dinero de la familia en una bancarrota.

Hablar con un terapeuta financiero puede ayudar a que las personas encuentren la raíz de sus sentimientos en torno al dinero y comprender las creencias muy arraigadas, lo cual “nos libera para empezar a adoptar nuevos comportamientos que nos convienen”, dijo Kahler.

Un panorama económico complejo significa que el incremento en el costo de vida está, en su mayor parte, fuera de nuestro control. Pero si sabes que deberías estar tomando decisiones más sabias y no lo estás haciendo, entonces “ahí tienes que mirar hacia dentro”, dijo.

NY Times


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