Todo terminó de la peor manera, cuando se pasó de las palabras a los hechos. Terminó a los tiros y con un policía muerto, volcado su cuerpo sobre uno de los pilares del puente Canessa, en el sinuoso camino de la Carrindanga, a unos 16 kilómetros de nuestra ciudad.
Ocurrió a fines de 1934. Desde hacía varias semanas la policía buscaba dar con un grupo de maleantes que venía realizando robos en la ciudad y en los pueblos vecinos. Distintas comisiones recorrían los caminos buscando sospechosos, sin demasiada suerte y sin contar con datos demasiados precisos.
Hasta que una mañana el titular de la comisaría segunda local, Luis Scarrone, recibió un llamado telefónico de Martín Saint Paul, propietario de una chacra en Adela Corti y de un almacén de ramos generales. Saint Paul consideró sospechosa la conducta de un grupo hombres que pasó por su comercio, intuición que se incrementó cuando notó el faltante de dos corderos.
Atendiendo ese dato, Scarrone salió a “batir los caminos”, convencido de que los sospechosos debían estar acampados en algún sitio. Lo acompañó el agente Arroyo y luego sumó el oficial Luis Silva, a cargo del destacamento de Adela Corti.
Sorteando el mal estado del camino, a la altura del puente Canessa detectaron la presencia de dos personas juntado leña a orillas del Napotá. Scarrone, desde el camino, se identificó como policía y le indicó a los hombres que dejaran esa actividad y se acercaran.
Ninguno le prestó atención al llamado, ante lo cual el comisario les dio “orden de arresto”. Uno de los sospechosos le contestó con una frase en italiano que nadie entendió, ante lo cual se los volvió a intimar con “orden de prisión” y se les pidió que entregaran sus armas, en caso de tenerlas.
Cuando Arroyo comenzó a acercarse, se escuchó un grito proveniente de abajo del puente: “¡Las armas no se entregan!”. De inmediato sonó el primer disparo.
Sangre sobre el ladrillo
Los disparos venían de abajo del puente, y de inmediato un “nutrido fuego” comenzó a concentrarse sobre los policías. Scarrone perdió su boina en la corrida, ordenó cuerpo a tierra y se parapetó en uno de los pilares, acompañado por Silva. Arroyo quedó más alejado.
El intercambio de disparos se hizo sostenido, hasta que a Silva se le acabaron las balas y a Scarrone se le trabó el Winchester. Para colmo de males cuando quiso tomar su revólver se dio cuenta que la cartuchera estaba vacía: en algún momento el arma había saltado del estuche. Estaban completamente expuestos. Sólo Arroyo respondía al fuego. Entonces llegó el momento fatal. Apenas Silva se movió unos pasos, una ráfaga lo alcanzó de lleno. “Pesadamente se desplomó tras la obra de arte que bordea el parapeto y se precipitó, quedando la mitad de su cuerpo fuera del mismo, ya cadáver”, describió la crónica policial.
“Ya cayó”, gritó uno de los delincuentes, al tiempo que ensayaban una última sarta de disparos corrían el automóvil Essex que estaba a pocos metros, para emprender rápida marcha hacia la zona serrana.
En el puente la situación era de un pesado silencio. Scarrone quiso salir de su escondite y se dio cuenta que estaba herido en una pierna. Arroyo se ocupó de ayudarlo. A pocos metros, el cuerpo de Silva colgaba del pilar de mampostería, cuyos ladrillos se teñían de un rojo más oscura. De inmediato emprendieron el regreso a la ciudad para buscar ayuda.
Cosa de maffiosos
Un par de horas después del trágico suceso, móviles policiales de todos los pueblos comenzaron la búsqueda de los delincuentes. Poco a poco fueron cerrando el cerco y los delincuentes terminaron apresados en cercanías de la quinta “El Pantano”, a orillas del Sauce Grande. Lejos de iniciar otro tiroteo, se entregaron sin ofrecer resistencia.
Eran cuatro hombres, todos italianos. Estaban completamente desalineados y a cada pregunta que les hacían repetían: “non saccio”. Conocido ese dato, la prensa no dudó en calificarlos. “Por la forma de contestar y el cinismo no hay dudas que son maffiosos (sic), porque además en cada respuesta se dibuja en sus labios una sonrisa”.
Los primeros identificados fueron Salvador Schiarenza y Salvador Bertolino, que presentaban, siempre a los ojos de la prensa, “un lamentable aspecto” y, al mismo tiempo, “una impavidez siniestra”.
Sometidos a intensos interrogatorios, terminaron confesando su autoría y días después participaron de la reconstrucción de los hechos, aportando todos los detalles y alegando que cuando dispararon nunca imaginaron que se trataba de policías sino de personas “que querían jugarles una mala pasada”.
La presencia del perito Nicolás Pizzuto, llegado desde La Plata, dio por tierra con ese argumento, al comprobar que la orden del comisario se tuvo que haber escuchado claramente en el sitio donde los delincuentes acampaban. No había dudas de su culpabilidad. El hecho quedaba esclarecido.
Sobre Luis Silva
“Una vez más le ha correspondido a un humildísimo servidor del orden público poner su pecho ante las balas enemigas y la crónica registrar su muerte alevosa. Con el agravante de que este agente subvenía a las necesidades de su pobrísimo hogar con el escaso sueldo que cobran los empleados policiales. No sólo se priva entonces a la sociedad de un colaborador honesto y abnegado sino que sume en una confusa miseria a la que fuera su compañera de toda la vida, a quien hemos visto llorar de una forma que parecía que con cada sollozo bramaba por el “viejito”. La Nueva Provincia, 1934
El puente
El llamado puente Canessa fue construido en 1911 con fondos aportados por la Comisión nacional administradora de fondos de caminos. El principal motivo de su ejecución fue permitir el cruce del arroyo Napostá en el camino de acceso a la estación Adela Corti del ferrocarril del Sud, muy utilizado por quinteros y chacareros. Si bien el comerciante local Juan Antonio Canessa no tuvo nada que ver con la obra, el hecho de tener su estancia La María a pocos metros del lugar bastó para que todos lo identificaran con su apellido.
Caballos Salvajes
En 1995 el puente sirvió de escenografía para una escena de la película Caballos Salvajes. La situación la juegan Héctor Alterio y Leonardo Sbaraglia, cuando descienden del vehículo con el que viajaban al sur y el mismo termina en las aguas del Napostá. El tema Campos de algodón, de Creedence Clearwater Revival, acompaña el cierre de ese momento.
Fuente de esta noticia: https://www.lanueva.com/nota/2024-6-9-7-0-54-sangre-mafia-y-muerte-en-el-puente-canessa
************************************************************************************************************
También estamos en Telegram como @prensamercosur, únete aquí: Telegram Prensa Mercosur
Recibe información al instante en tu celular. Únete al Canal del Diario Prensa Mercosur en WhatsApp a través del siguiente link: https://whatsapp.com/channel/0029VaNRx00ATRSnVrqEHu1También estamos en Telegram como @prensamercosur, únete aquí: https://t.me/prensamercosur Mercosur
Recibe información al instante en tu celular. Únete al Canal del Diario Prensa Mercosur en WhatsApp a través del siguiente link: https://www.whatsapp.com/channel/0029VaNRx00ATRSnVrqEHu1W
- ¿Qué hacemos ahora? - 25 de noviembre de 2024
- Cuánto ganan los empleados de farmacias en diciembre de 2024 - 25 de noviembre de 2024
- ¿Por qué los alimentos saben diferentes en el espacio? - 25 de noviembre de 2024