En 2018, la Organización Mundial de la Salud eliminó el trastorno de identidad de género de su listado de trastornos mentales de la Clasificación Internacional de Enfermedades, sustituyendo el término por el de “incongruencia de género”. Con esta medida, como se recoge en su página web, todos aquellos que padezcan dicha incongruencia deberían poder ver garantizado su acceso “a una atención médica que afirme el género” expuesto. O lo que es lo mismo, que todos aquellos que afirmen sufrir de disforia -la incongruencia de género es la convicción de que el `género´ percibido y el biológico son distintos y la disforia un malestar asociado a la incongruencia- no deben ser diagnosticados por los especialistas de la salud, sino que estos se limitarían a afirmar y derivar a quienes acuden a la consulta a tratamientos que completen el proceso de reasignación.
La pregunta última es: ¿Existe naturalmente el transgenerismo y transexualismo o responden a una distorsión? ¿Cómo funcionaría la dinámica cerebral de estos grupos?
A este interrogante han tratado de dar respuesta las investigadoras del campo científico y médico Natalia López Moratalla, Amparo Calleja Canelas y María Font Arellano, en un artículo publicado por Cuadernos de bioética bajo el título Características cerebrales de las personas transexuales y consecuencias del tratamiento de asignación de género. Y la respuesta parece sencilla: el cuerpo de quienes padecen disforia está sano y lo que necesitan los pacientes es una atención psicológica que aborde multitud de trastornos mentales previos.
Exponen 13 aspectos relevantes a tener en cuenta:
1º Un proceso allanado por el ámbito divulgativo
Revistas biomédicas y de ciencias sociales han ido poniendo cada vez más en tela de juicio el sexo biológico, argumentando que el sexo tiene un espectro graduado en lugar de un rasgo binario. Abren las compuertas a “verdades alternativas” a fin de crear un entorno más inclusivo.
2º Los trans se definen por una “distorsión”
Tal y como pretenden mostrar en el estudio, “la diferencia entre los cerebros de personas [que se definen] trans y cis [según la teoría de género, en quienes coincide la supuesta identidad de género y el sexo biológico] reside en la distorsión en los primeros de la red de percepción del propio cuerpo“.
3º Una feminización o masculinización cerebral “selectiva”, no “global”
Uno de los últimos megaestudios realizados en 2021 sobre 386 hombres y mujeres trans confirma que “la existencia de diferencias estructurales entre individuos transexuales y los controles cis del mismo sexo biológico; tales diferencias permiten afirmar que las personas trans, varones o mujeres, parecen presentar un fenotipo cerebral propio. El patrón cerebral de las personas transexuales no está feminizado o masculinizado de forma global. Sólo existe una feminización o masculinización selectiva”.
4º Percepción errónea: el fallo no está en el cuerpo, sino en cómo lo ven
Otros de los estudios citados confirmarían incluso que el causante del transgenerismo se encontraría en una “distorsión de la red de percepción”, área cerebral “que procesa la percepción de uno mismo y de la propiedad del cuerpo. Se postula que la distorsión de esta red explicaría la disforia de género. Comportaría una imagen corporal incongruente, que origina la angustia -disforia- que sufren la mayoría de las personas de esta condición. Los cambios en la red generan una fuerte emoción de rechazo a los aspectos sexuales del cuerpo, disminución de la regulación cognitiva de la emoción y un deseo de alcanzar un cuerpo de sexo contrario”.
Ari (centro), Gwendolyn (derecha) y Brinnifer (izquierda) constituyen una relación poliamorosa transgénero a través de la que están criando a Sparrow y Hazel sin lo que llaman “roles de género”.
5º Una interpretación “despatologizada” supone ocultar la esencia de lo trans
“La cuestión clave desde la ética médica es la interpretación “despatologizada” de los datos que muestran diferencias en la estructura y función cerebrales entre los cis y trans. Más aún, esta interpretación de los datos conllevaría el silenciamiento de los perfiles genéticos que se conoce que muestran los transexuales“.
6º Si se despatologiza, “va todo al mismo saco”
“Además, este tipo de conocimiento científico permite caracterizar mejor la condición transexual y diferenciarla de las condiciones transgénero, tales como género no binario, género fluido o género queer o la condición transgénero por contagio social. Seguir la interpretación `despatologizada´ conlleva unificar todo en un único conjunto negando con ello las características cerebrales de la condición transexual”.
7º La Ley Trans impide ayudar a las personas transgénero
A su vez, la causa del sentimiento de disforia en las personas que dicen ser transgénero se debe a causas psicológicas, con lo que se niega que estos sea una característica propia de los transexuales. Algunos autores también destacan que los jóvenes autodenominados transgénero y genero no binario presentan de manera desproporcionada asociaciones con depresión, ansiedad y tendencias suicidas. Todas estas cuestiones requieren profundización y estudio pero no se pueden abordar con criterios científicos en cuanto que de hecho la Ley Trans elude el diagnóstico de las personas que acuden a recibir tratamiento.
8º ¿Infancia trans? Algo residual y momentáneo
“Desde la perspectiva de despatologización de la transexualidad se pretende, con el tratamiento de hormonas cruzadas, la reafirmación de la identidad de género percibida. En el caso de los niños, se conoce que entre los dos y los 4 años la mayoría de los niños perciben su género en concordancia con su sexo. Sin embargo, hay una muy pequeña proporción de ellos que se identifican como trans durante la edad preescolar observándose que la mayoría de los niños volverán a su género de nacimiento en la pubertad”.
9º Las hormonas cruzadas impiden el desarrollo cerebral
Tratando los efectos secundarios, e estudio también detalla cómo la interferencia de un tratamiento hormonal cruzado durante la fase de la pubertad (pre y post) con el normal desarrollo del cerebro en los menores, durante el cual su propio cuerpo y su propio cerebro está siendo sometido a los efectos de una cascada de hormonas, puede llevar a un desarrollo cerebral en alguna forma incompleto.
10º Una “profunda preocupación” de la comunidad médica…
…debida a los efectos secundarios de carácter físico, neurocognitivo y psicosocial derivados del bloqueo de pubertad. Entre ellos, se citan:
- Efectos negativos que la acción de los bloqueantes tiene en el desarrollo óseo con el consiguiente riesgo de fracturas.
- Los cambios en la densidad ósea pueden conllevar una disminución del crecimiento.
- Las dosis de testosterona por encima de las fisiológicas pueden aumentar el riesgo de síntomas de alteraciones psiquiátricas en personas con hipomanía, manía o trastornos psicóticos subyacentes; induce un aumento del volumen y grosor cortical y del volumen estructural subcortical.
- Se detienen los ciclos menstruales y disminuye la capacidad de los ovarios para producir estrógeno.
- No está aún claro si existe o no un aumento del riesgo de cáncer de mama en comparación con las mujeres cis y tampoco del cáncer de próstata en comparación con los hombres.
- Sin embargo, se asocian con mayor riesgo de tromboembolismo venoso e incluyen mayores riesgos de depresión y osteoporosis. Este riesgo es mayor para las personas que usan tratamiento hormonal para la feminización.
- Aunque los riesgos absolutos son bajos, existe riesgo cardiovascular, accidente cerebrovascular, hipertensión, trombosis, anomalías de los lípidos y diabetes mellitus, y se desconoce si afectará el riesgo de eventos de enfermedades cardiovasculares a medida que se envejece.
- Empiezan a aparecer estudios que implican revisiones extensas sobre las consecuencias del tratamiento de hormonas cruzadas en relación con la pérdida de la fertilidad. Así, en una extensa revisión publicada por T’Sjoen en 202142 se obtienen datos según los cuales el 54% de los hombres considerados transgénero (mujeres) deseaban tener hijos y el 37% habrían almacenado ovocitos si esto hubiera sido posible antes de comenzar el tratamiento con testosterona, ya que éste tiene un impacto importante en la fertilidad.
- Por su parte la cirugía reconstructiva genital conlleva una pérdida irreversible de las capacidades reproductivas naturales.
- Se ha descrito también que los jóvenes definidos como trans u otras identidades de género son particularmente vulnerables a los trastornos alimentarios e insatisfacción corporal, que los lleva a controlar el peso de formas poco saludables.
La comunidad médica, `profundamente preocupada´ ante los efectos secundarios del uso de bloqueadores de la pubertad, alerta de algunos aspectos también citados por informes como el de Alianza contra el Borrado de las Mujeres.
11º Una terapia que no aborda el problema
Las autoras del estudio recuerdan que la ética médica exige abordar la realidad del tratamiento de asignación de género y esta es que con esta terapia “no se atiende al desorden de identidad de género y no se da razón de por qué buscar masculinizar cuerpo y cerebro” de mujeres biológicas y feminizar el cuerpo y cerebro de hombres biológicos: “El cuerpo está sano en tanto que sus rasgos coinciden con los correspondientes a su sexo genético, mientras que es el cerebro el que muestra alteraciones“.
12º El diagnóstico no puede consistir solo en mutilar
De la afirmación anterior se concluye como “imprescindible” elaborar un diagnóstico previo al tratamiento que vaya “más allá de la mera confirmación de que existe el deseo de cambiar los caracteres sexuales del cuerpo por sentir angustia y amenazar con el suicidio por no poder soportar su existencia en esas condiciones”. El estudio recuerda también la exigencia ética de conocer si la disforia se debe a otras causas que no son condiciones transexuales, así como de ofrecer “una información veraz y contrastada de los posibles efectos que esta decisión va a tener para el resto de su vida, más allá de la necesidad de una continuidad de tratamiento y su vigilancia. Las decisiones han de poder tomarse de manera informada y con el apoyo de profesionales de la salud especializados en la atención de personas [denominadas] transgénero”.
13º Un cuerpo sano mutilado y una mente herida ignorada
Como conclusión principal, el estudio de Moratalla, Canelas y Arellano recoge que aunque la incongruencia de género se da “en un cuerpo sano, coherente con el sexo genético y muestra las modificaciones cerebrales que llevan a una percepción contraria del propio género”, se ofrece como tratamiento médico, a menudo exclusivo “la afirmación del género percibido mediante la administración de hormonas cruzada y en ocasiones con cirugía. Estos tratamientos conllevan una `adaptación´ de la apariencia, enfocados en la adaptación del cuerpo al cerebro y tienen consecuencias negativas de las que se deberían informar exhaustivamente al paciente”.
José María Carrera
Fuente de esta noticia: https://www.religionenlibertad.com/polemicas/654071634/investigadoras-analizan-mente-trans-rasgos-cuerpo-sano-cerebro-alterado.html
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