Se tratará del primer encuentro cara a cara entre ambos mandatarios después de los intercambios que mantuvieron en distintos foros y cumbres internacionales.
El Gobierno alienta expectativas para la reunión bilateral que el presidente Alberto Fernández mantendrá el próximo 26 de julio en Washington con su par de Estados Unidos, Joe Biden, en lo que será el primer encuentro cara a cara entre ambos mandatarios después de los intercambios que mantuvieron en distintos foros y cumbres internacionales.
Fernández se apresta a concretar el viaje a Estados Unidos luego de que se produjera el cambio de conducción en el Ministerio de Economía, con la llegada de Silvina Batakis, y en medio de los esfuerzos del Gobierno para asegurar la continuidad del acuerdo sellado con el Fondo Monetario Internacional respecto a la deuda contraída en 2018 durante la administración de Mauricio Macri.
Batakis incluso formará parte de la comitiva que en 10 días viajará a Washington, confirmaron a Télam fuentes del Ministerio de Economía, y se prevé que podría ser una de las tres personas que acompañe al jefe de Estado durante la charla con Biden en el Salón Oval, ya que se trabaja para que la bilateral tenga el formato de “1+3”, lo que significa que los mandatarios estarán acompañados por tres funcionarios.
En materia económica, el temario de la reunión incluirá de modo inexorable un repaso de la marcha del acuerdo con el FMI, que Batakis ratificó apenas asumió, pero también se abordarán las implicancias de la invasión rusa en Ucrania, circunstancias que para la Argentina podrían justificar la incorporación de algún cambio.
Hace diez días, Batakis reconoció en una entrevista radial que en las revisiones del organismo podrían acordarse “algunas modificaciones” y adelantó que había que ser “realistas” y “honestos” porque Argentina tiene que trabajar “de manera conjunta” con el Fondo, aunque dio por sentado que en las tratativas habrá “tensiones”.
El FMI, en tanto, respaldó en la última semana a la nueva gestión del Palacio de Hacienda y consideró que las medidas implementadas por Batakis en los últimos días eran “consistentes” con los objetivos del programa que el organismo había suscripto con Argentina en marzo.
“Saludamos los esfuerzos para controlar el gasto, mejorar la recaudación y la coordinación sobre la deuda pública, así que continuamos comprometidos con la ministra y su equipo para implementar el programa de apoyo económico”, declaró el director de Comunicaciones del FMI, Gerry Rice.
El lunes pasado, en lo que fue el primer anuncio fuerte de su gestión, Batakis había presentado una serie de medidas destinadas a lograr el equilibrio fiscal con un ahorro de 600.000 millones de pesos, entre las que se cuentan la modificación de ley de Administración Financiera para optimizar recursos, la ratificación de la segmentación tarifaria y el congelamiento de ingreso de personal estatal.
Otro de los temas que sobrevolará en la reunión con Biden es la demora en el desembolso por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de los créditos que le corresponden a la Argentina para el primer semestre de 2022, un retraso que los funcionarios argentinos le adjudican nítidamente al titular de la entidad, el cubano-norteamericano Mauricio Claver-Carone.
Viejo conocido para la gestión del Frente de Todos, exfuncionario de Donald Trump en el área de Seguridad y republicano del ala dura, Claver-Carone es el hombre que reconoció públicamente al participar de un foro diplomático en Chile que la gestión de Trump presionó al directorio del FMI para que se le concediera a Argentina un crédito stand-by récord: el objetivo era ayudar a Macri en las elecciones presidenciales de 2019.
Durante su reciente discurso en la IX cumbre de las Américas de Los Ángeles, Fernández cuestionó que Claver-Carone haya llegado a titular del BID, lo que implicó romper la tradición del hemisferio de que el banco regional era conducido por un latinoamericano. “Se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo, que históricamente estuvo en manos latinoamericanas”, dijo allí el jefe de Estado.
Pero además de la agenda económica, en la bilateral del 26 de julio se abordarán las consecuencias de la guerra de Rusia contra Ucrania y la OTAN, la crisis energética y alimentaria y el cambio climático, tópicos en los que la gestión del FdT y el gobierno demócrata estadounidense han mostrado algunas coincidencias en los últimos foros internacionales.
Sobre la reunión bilateral con Biden, el canciller Santiago Cafiero adelantó esta semana que la intención es desarrollar una “agenda positiva” con Estados Unidos al tiempo que subrayó las “grandes posibilidades” que tiene la Argentina en la profundización del vínculo con ese país, en base a sus “recursos naturales y la gran capacidad técnica de su aparato científico tecnológico”.
A su vez, el embajador en Washington, Jorge Argüello, uno de los colaboradores de mayor confianza de Fernández en la relación con la administración estadounidense, ya ultima los detalles del viaje: la bilateral del 26 de julio no será la última visita del año porque el martes 20 de septiembre el mandatario expondrá en la asamblea general de las Naciones Unidas. Y no se descarta que haya otra actividad.
“La reunión del Presidente con Biden es, en sí misma, ya un mensaje, porque Biden ha recibido a pocos jefes de Estado del mundo en el Salón Oval; que él haya invitado a Fernández para discutir la agenda global y la agenda bilateral es un hecho auspicioso y el reconocimiento a un rol que ambos están jugando en la región”, analizó Argüello este sábado en diálogo con Télam.
Argüello regresó el viernes a Washington desde la localidad de Labuan Bajo, en el este de Indonesia, donde participó de una reunión de los “sherpas” (colaboradores de mandatarios que asesoran en las cumbres) que asesorarán a los jefes de Estado en el próximo encuentro del G-20, a realizarse en la isla de Bali a mediados de noviembre.
La bilateral del próximo 26 de julio se programó luego de que Fernández y Biden mantuvieran un diálogo telefónico el 1° de junio, cuando el mandatario estadounidense formalizó una invitación para que el presidente argentino visitara Washington “durante la última semana de julio”, con la intención de profundizar la relación y abordar una agenda de temas estratégicos de cooperación.
Ese día dialogaron sobre la inseguridad alimentaria, la transición energética, las nuevas cadenas regionales de valor y el cambio tecnológico con inclusión social, en un contexto donde las naciones más poderosas aseguran que es imprescindible recuperar la paz y poner fin a la guerra en Ucrania.
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