Por amplia mayoría, la Cámara de Diputados dio luz verde al texto, que decreta el “estado de emergencia” para poder driblar la ley electoral.
El gobierno desembolsará más de 41.000 millones de reales (unos 7.600 mil millones de dólares) en medidas que regirán hasta diciembre de este año.
Ente otros beneficios, el gobierno aumentará un 50%, de 400 a 600 reales (unos 110 dólares) mensuales el programa Auxilio Brasil, antiguo Bolsa Familia, creado por el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.
Además, creará ayudas para camioneros de 1.000 reales mensuales (185 dólares), ampliará las ayudas a los más pobres para comprar garrafas de gas e instaura nuevas ayudas a los taxistas, en medio de un repunte de los precios de la energía.
Las medidas, incluidas en un proyecto de enmienda constitucional (PEC), fue calificada por analistas como “PEC Kamikaze”, debido al riesgo para el equilibrio de las cuentas públicas.
Críticos de Bolsonaro han cuestionado la legalidad de la PEC, que además de burlar la regla del “techo de gastos” que impide al gobierno gastar por encima de la inflación, podría violar la ley brasileña que impide al Ejecutivo otorgar nuevos beneficios en un año electoral.
“Si no se hiciera nada para aliviar a los brasileños del impacto del ‘quedate en casa que la economía después se ve’ y de la guerra (en Ucrania), la izquierda y el periodismo reclamarían de omisión”, escribió Bolsonaro en Twitter hace días, defendiendo el paquete de medidas. “Como estamos haciendo, reclaman que es electoralista”, agregó.
La administración del ultraderechista buscó una brecha para gastar más al justificar que Brasil está en “estado de emergencia” debido a la guerra de Rusia en Ucrania y su impacto económico, especialmente sobre los precios de los combustibles.
– “Arrojar dinero desde un helicóptero” –
Inclusive el opositor Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, apoyó las medidas en el Congreso, aunque deploró su carácter “electoral”.
En varios ocasiones, Lula ha comparado la PEC con un “helado”: “Lo chupas, se termina y te quedas con el palito en la mano”.
El gasto extraordinario podría ser “la última carta” de Bolsonaro para aumentar su apoyo electoral entre los más pobres y generar una sensación de bienestar e intentar mejorar su desempeño el 2 de octubre, fecha de la primera vuelta de la elección presidencial, dijo a la AFP Paulo Calmon, politólogo de la Universidad de Brasilia.
“Es un acto de desesperación frente a las encuestas”, en las que Lula mantiene una amplia ventaja, agregó.
Bolsonaro ha perdido popularidad los últimos meses, según expertos, debido a la frágil situación económica y a una inflación superior a dos dígitos desde septiembre de 2021.
Durante el primer año de la pandemia, el pago de 600 reales mensuales contribuyó a una mejora en la popularidad del presidente en las camadas más pobres.
A pesar de que el nivel de pobreza en Brasil es alto, “la emergencia actual (para el gobierno) es electoral, no social”, dijo a la AFP Marcelo Neri, director del Centro de Políticas Sociales de la Fundación Getulio Vargas.
“Brasil va a arrojar dinero desde un helicóptero sin ser efectivo en el combate a la pobreza (..) el gobierno tiene formas de gastar menos recursos y ayudar a quien realmente necesita”, apuntó Neri, que señaló que el Auxilio no distinguirá, por ejemplo, entre familias con uno o varios hijos.
Aunque traerán un alivio en el corto plazo, analistas señalan que los beneficios electorales pueden alimentar la inflación al impactar sobre el dólar, que se ha valorizado ante un mayor temor de que la cuentas públicas queden fuera de control.