La salud mental es un pilar fundamental para el buen funcionamiento del organismo, y las tensiones y preocupaciones de la vida diaria parecen atentar contra el bienestar emocional de las personas. Señales de alarma para identificar estos efectos.
Por definición de la Real Academia Española, el estrés es una tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.
Y a pesar de que identificar esa ansiedad, agobio o angustia parezca sencillo, lo cierto es que muchas personas atraviesan sus días sin reconocer los niveles de estrés que transitan, con el impacto negativo que esto tiene en su calidad de vida y salud presente y futura.
De allí que en el Día Mundial de la Conciencia sobre el Estrés sea importante identificar la manera en que éste se manifiesta, para poder tratarlo.
Para el médico Daniel López Rosetti (MN 62540) y presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH), la importancia de poder identificar los síntomas radica en que, “en la práctica, cada persona tienen entre entre uno y tres síntomas frecuentes de estrés”. “Si una persona es capaz de detectar esas señales, esos mensajes que el cuerpo le envía los reconoce como síntomas, va a reparar en eso, se va a cuidar, va a apretar el freno y va a poder disminuir el estrés”, analizó.
¿Cuánto estrés es mucho? Señales de alarma
Como se vio, “el estrés es una respuesta adaptativa del cuerpo ante determinados estímulos que pueden interpretarse como amenaza o llamado a la acción”, ahondó en este punto consultada por Infobae la licenciada en Psicología Silvana Vattimo (MN 48082). El problema, para ella, “es cuando esa respuesta es sobredimensionada al tamaño o calidad del estímulo disparador”.
En la mirada del doctor en Psicología y docente Flavio Calvo (MN 66.869), “los síntomas del estrés pueden estar afectando la salud de una persona, aunque no se dé cuenta de ello”. “Quizá se pueda pensar que una enfermedad sea la culpable del dolor de cabeza persistente, el insomnio frecuente o la disminución de la productividad en el trabajo. Pero, en realidad, es probable que sea el estrés el que causa esto”, sostuvo el especialista.
A la hora de enumerar las señales que da el estrés, Calvo aclaró a este medio que “los síntomas del estrés pueden afectar el cuerpo, los pensamientos, las emociones y el comportamiento”. Y tras considerar que “saber identificar los síntomas comunes del estrés ya es un gran paso para poder manejarlos”, el experto sostuvo que “si no se controla, el estrés puede desencadenar muchos problemas de salud, como presión arterial alta, enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes”.
Y precisó:
Efectos comunes del estrés en el cuerpo:
- Dolor de cabeza
- Tensión o dolor muscular
- Dolor en el pecho
- Fatiga
- Cambios en el deseo sexual
- Malestar estomacal
- Problemas de sueño
Efectos comunes del estrés en el estado de ánimo:
- Ansiedad
- Agitación
- Falta de motivación o de concentración
- Agobio
- Irritabilidad o ira
- Tristeza o depresión
Efectos comunes del estrés en el comportamiento:
- Comer en exceso o comer poco
- Arranques de ira
- Abuso de alcohol o de drogas
- Consumo de tabaco
- Retraimiento social
- Hacer menos ejercicio
En este punto, López Rosetti señaló que “si alguien tiene esos síntomas, lo más importante es que sepa que cuenta con información, que el cuerpo está diciéndole algo a través de esas señales: algo esta funcionando mal”.
“Al estrés se lo denomina un gran simulador -apuntó el especialista-. Uno puede tener taquicardia, acidez de estómago, insomnio, dolores de cabeza, alteraciones de la concentración mental, pérdida de memoria, hasta puede empeorar su carácter”. También puede presentarse con “falta de aire, respiración agitada, o bien la persona puede experimentar pérdida y caída del cabello, alteraciones del ritmo digestivo, bruxismo”.
Como se ve, el estrés puede expresarse a través de múltiples síntomas. “Y es necesario que un médico en el consultorio descarte que esos síntomas no son causados por otra afección o dolencia”, recomendó López Rosetti.
Cuándo hay que preocuparse
Como se vio, cuando una persona está estresada no sólo está involucrada su conducta o su estado de ánimo, sino que, además, comprende áreas orgánicas.
Para Calvo, “todos estos cambios están relacionados con cómo una persona percibe la realidad que lo rodea”. Y tras destacar que “esta situación de alerta constante es lo que produce cambios a nivel orgánico en el sistema endocrino”, ahondó: “Cuando una persona está en situación de alerta por algo que considera una amenaza, las glándulas suprarrenales comienzan a liberar adrenalina. La adrenalina cumple una función vital en el organismo, ya que, ante una situación de amenaza, prepara al cuerpo para pelear o para huir”.
“Nadie puede dudar que la respuesta de huida o ataque era de vital importancia para la supervivencia de nuestros ancestros que podían ser atacados por un animal o sufrir las inclemencias de la naturaleza”, explicó Vattimo acerca del momento en que la escalada de síntomas debe ser tenida en cuenta. “El aumento del cortisol y el incremento de flujo sanguíneo a las extremidades son claramente aliados para la respuesta asertiva -sostuvo-. Pero cuando las respuestas fisiológicas se disparan sin necesidad de instrumentar esas acciones, las consecuencias son distintas”.
En ese sentido, según la especialista, “es así como el cerebro reptiliano (el más antiguo y que se comparte con otras especies) entra en cortocircuito con el cerebro racional, que responde no sólo al mundo externo sino también a la frondosidad del pensamiento y la fantasía”.
“Cuando nuestras preocupaciones y creencias elaboran mapas mentales que desbordan nuestra capacidad de afrontamiento, nos encontramos con respuestas desadaptativas que afectan la salud y calidad de vida de las personas”, precisó la psicóloga. Al tiempo que remarcó que “ello se observa en trastornos de ansiedad, cada vez más presente en sociedades actuales, irritabilidad, agresión, falta de concentración, dificultad para pensar claramente, problemas de memoria, trastornos del sueño, alteraciones en la alimentación, desmotivación”.
Y consideró: “Cuando algunos de estos síntomas se sostienen en el tiempo, afectando no sólo el bienestar general de la persona, sino también el campo social, laboral y la capacidad de disfrute, es momento de pedir ayuda profesional”.
infobae.com
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