El reumatismo no solo provoca la hinchazón de los dedos de manos y pies, sino que también causa dolor y rigidez en las articulaciones. Las tareas cotidianas se convierten en un reto: comer con cubiertos, abrocharse botones, la higiene personal. Aunque los síntomas afectan sobre todo a las manos, todo el cuerpo se ve afectado por la inflamación reumática.
Según la Liga Alemana de Reumatismo, alrededor del 1 por ciento de la población mundial padece reumatismo. En Europa hay aproximadamente tres millones de personas afectadas. Para la sorpresa de muchos, la enfermedad no solo afecta a personas mayores, sino a gente de todas las edades. Otro dato llamativo es que las mujeres se ven afectadas entre dos y tres veces más que los hombres.
La búsqueda inútil de la causa
La causa exacta de la artritis reumatoide, como se denomina en realidad al reumatismo, sigue sin estar clara. Pero sí se sabe que hay factores que se asocian a la enfermedad, por ejemplo, la predisposición hereditaria, el estrés o los cambios climáticos.
Un equipo de investigadores estadounidenses, dirigidos por Kristine Kuhn (jefa del Departamento de Reumatología de la Universidad de Colorado), creen haber encontrado una posible causa. Según su estudio, el microbioma intestinal convierte el aminoácido triptófano, el cual es beneficioso, en una sustancia inflamatoria que puede causar la artritis.
Un aminoácido vital
El triptófano es importante en el organismo para la producción de proteínas, enzimas y neurotransmisores, los mensajeros químicos del sistema nervioso. El triptófano actúa como precursor del neurotransmisor de la serotonina, esto lo convierte en un antidepresivo natural.
Nuestro cuerpo no puede producir triptófano por sí mismo; es necesario obtener este aminoácido vital de los alimentos. Encontramos grandes cantidades de triptófano en el queso duro, el pollo, las castañas de cajú y los cacahuetes, la soja y el chocolate negro.
Cuando los ayudantes se convierten en enemigos
El triptófano también puede desencadenar inflamaciones en el organismo, sobre todo cuando entra en contacto con bacterias.
Cuando los afectados ingieren alimentos que contienen triptófano, su microbioma intestinal descompone el aminoácido de forma diferente a las personas sanas. Si el triptófano entra en contacto con bacterias, aumenta la producción de indol.
El indol tiene propiedades antiinflamatorias y anticancerígenas, pero los experimentos con ratones han demostrado que el aumento de la producción del indol puede conducir al desarrollo de células T autorreactivas.
Estas son células atacan a las células sanas, provocando así una reacción inflamatoria autoinmune que puede derivar en artritis reumatoide.
Si este mecanismo de acción puede demostrarse también en humanos, se abrirán nuevas vías terapéuticas.
La dieta puede prevenir el reumatismo.
Dado que el microbioma intestinal puede desempeñar un papel tan importante en el desarrollo del reumatismo, una dieta equilibrada también puede proteger contra la artritis reumatoide.
La Liga Alemana contra el Reumatismo recomienda una dieta con poca carne roja (cerdo, ternera, cordero) y solo una comida con carne por semana. Como alternativa sugieren pescado y marisco, ya que aportan las proteínas necesarias.
La institución también recomienda incluir en la dieta frutas, verduras, lácteos, productos integrales y unos pocos huevos. También destaca la importancia de reducir el consumo de grasas animales y sal, el alto consumo de agua y los beneficios de optar por alimentos frescos.
Kuhn recomienda una dieta mediterránea: “Una dieta rica en fibra vegetal y carne magra -toda esta dieta mediterránea- parece hacer que el microbioma esté más saludable”, explica Kuhn.
Según la reumatóloga, esta dieta conserva las propiedades antiinflamatorias del triptófano, mientras que la dieta occidental tradicional, tiende a favorecer la inflamación.
hoybolivia.com
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