Con la llegada de la nueva estación en el hemisferio norte, surge un deseo contagioso de quitar el polvo y el desorden. La limpieza de primavera, una limpieza profunda del hogar, es una tradición arraigada en las sociedades de todo el mundo, con raíces que se remontan a tiempos inmemoriales.
También tiene un significado simbólico. Considerada como un nuevo comienzo, la tradición simboliza la transición de la inactiva estación invernal al vibrante crecimiento de la primavera. Al purgar el hogar de los desechos acumulados y organizar su contenido, las personas crean un entorno vital más limpio y una sensación de claridad mental y frescura.
“Con cada barrido de la escoba y cada pulido de la superficie, honramos una tradición que trasciende el tiempo, uniéndonos a generaciones pasadas en una búsqueda compartida de renovación y rejuvenecimiento”, afirma Danielle Patten, directora de programas creativos y colecciones del Museo del Hogar de Londres.
Beneficios de la limpieza de primavera
El comportamiento humano está muy influenciado por los ciclos de la naturaleza. En los meses más fríos, tenemos menos energía para realizar tareas como la limpieza a fondo. No es que seamos perezosos; la escasez de luz diurna activa la hormona melatonina, que nos produce sueño.
“La melatonina hace que nos sintamos menos inclinados a refrescar nuestro espacio. Cuando empiezan a cambiar las estaciones, la sensación de pereza disminuye, recuperamos la energía y nos sentimos inspirados para limpiar a fondo nuestro entorno vital”, afirma la escritora y psicoterapeuta Eloise Skinner; “cuando refrescamos nuestros ambientes, podemos tener una sensación de nuevo comienzo, o un renovado sentido del impulso y la ambición”.
Los estudios también han demostrado que la limpieza puede ser terapéutica, como demuestra la nueva generación de “cleanfluencers” que arrasan en las redes sociales, donde millones de personas les ven registrar casas sucias y dar consejos de limpieza.
“Cuando limpiamos, a menudo tenemos que estar presentes en la tarea que tenemos entre manos, y esto puede llevarnos al momento presente, haciéndonos sentir más conscientes, comprometidos y observadores. La naturaleza repetitiva también puede ser relajante”, afirma Skinner.
Orígenes religiosos y culturales
Una de las primeras referencias conocidas a la limpieza de primavera se encuentra en la tradición judía de la Pascua, que se celebra anualmente en marzo o abril. La gente elimina todo rastro de chametz o pan con levadura, que está prohibido en vísperas de la festividad. Su eliminación simboliza la prisa con la que los israelitas huyeron de Egipto, incapaces de esperar a que el pan fermentara antes de su viaje hacia la libertad.
Del mismo modo, durante la Semana Santa los católicos limpian los altares de las iglesias el Jueves Santo antes del Viernes Santo, que se celebra anualmente en primavera, en marzo o abril. El Nowruz, que se celebra en torno al equinoccio de primavera en marzo, incluye la tradición llamada khāne-takānī o “sacudir la casa”. La gente lava la ropa, las mantas y los tejidos para prepararse para esta fiesta de unos 3000 años de antigüedad, que se remonta al zoroastrismo, una de las primeras religiones monoteístas del mundo.
En China, antes del Año Nuevo Lunar es habitual limpiar el hogar de mala suerte y desgracias. Conocida como “barrer el polvo”, la limpieza abre paso a la buena suerte y la prosperidad del nuevo año, dice Patten. La limpieza debe hacerse antes de la festividad, normalmente en enero o febrero, ya que barrer después de las fiestas se considera que quita la buena suerte. En Tailandia, durante el Songkran, en abril, es costumbre limpiar a fondo casas, escuelas y espacios públicos para purificarlos antes del Año Nuevo tailandés. La gente se arroja agua por las calles para quitarse la mala suerte del año anterior y sobre las estatuas de Buda para asegurarse la suerte en el año venidero.
Aunque el concepto de limpieza de primavera es anterior a la tecnología moderna, avances como la electricidad y los electrodomésticos han influido en su práctica. Por ejemplo, antes de que existiera la luz eléctrica, para iluminar y calentar los hogares se recurría al fuego procedente del carbón, el petróleo y la madera, que dejaba tras de sí una cantidad considerable de hollín. Las ventanas se mantenían bien cerradas para evitar que entrara una corriente de aire mortal.
Cuando llegaba la primavera, resultaba pragmático abrir las ventanas para ventilar las casas, eliminar la suciedad y reparar los daños causados durante los meses de invierno. Inventos como las aspiradoras, las lavadoras y los productos de limpieza han hecho que el proceso sea más eficaz y cómodo, permitiendo una limpieza más profunda y exhaustiva de los espacios vitales.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/historia/2024/03/primavera-limpieza-purga-purificacion
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