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Vie. Nov 22nd, 2024
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Entre los demás síntomas del día después de beber alcohol (dolor de cabeza, náuseas, sensibilidad a la luz y fatiga), a menudo se pasa por alto el componente de ansiedad.

“Casi cualquier persona que beba algo de alcohol experimentará alteraciones en su cerebro cuando esté dejando el alcohol. Si se bebe poco, puede manifestarse como confusión, pero si se bebe mucho, puede producirse ansiedad”, dice David Nutt, neuropsicofarmacólogo especializado en los efectos del alcohol en el cerebro del Imperial College de Londres (Reino Unidos) y autor de Drink? The New Science of Alcohol and Your Health [¿Beber? La nueva ciencia del alcohol y su salud].

La ansiedad, que en algunas personas se manifiesta como irritabilidad más que como preocupación excesiva, puede aparecer junto con otros síntomas de la resaca o puede aparecer sola, afirma Edwin Kim, director médico de un centro psiquiátrico de tratamiento de adicciones de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos). “Puede ocurrir en personas que en general no son ansiosas y en quienes no tienen un diagnóstico formal de ansiedad”, afirma.

Interacciones cerebrales complejas

La ansiedad después de beber tiene su origen en la razón por la que muchas personas beben, que es calmar su ansiedad social, dice Nutt, coautor de una revisión de los factores bioquímicos que contribuyen a la resaca y que también ayudó a desarrollar una nueva bebida sin alcohol.

Los expertos afirman que el alcohol interfiere con una sustancia química de señalización cerebral, o neurotransmisor, llamada ácido gamma-aminobutírico (GABA, por sus siglas en inglés), que desempeña un papel clave en el sueño, la relajación y la calma del sistema nervioso central. El alcohol puede desencadenar un efecto similar al unirse a las proteínas del cerebro con las que suele interactuar el GABA.

“Por eso la gente se siente más relajada y desinhibida y sus pensamientos acelerados se reducen cuando beben”, afirma Stephen Holt, profesor de la Facultad de Medicina de Yale y director de la clínica de recuperación de adicciones del Hospital Yale-New Haven, en Estados Unidos. También es la razón por la que se puede perder la coordinación física.

Pero a medida que el alcohol aumenta las acciones del GABA, la cantidad de este neurotransmisor que el cuerpo produce de forma natural empieza a disminuir. “Si el alcohol se elimina antes de que el GABA se restablezca, te quedas con la ansiedad que tenías antes, y a veces más”, dice Nutt; “ahora puedes estar ansioso incluso cuando no estás en una situación social”.

Otra sustancia química del cerebro, llamada glutamato, puede aumentar aún más la ansiedad. Se trata de un neurotransmisor excitador que estimula la actividad y los niveles de energía. Pero el aumento del GABA disminuye el impacto de la señalización del glutamato en el cerebro. Para compensar este descenso, el cerebro produce receptores de glutamato adicionales con el tiempo. Cuando los niveles de alcohol descienden después de dejar de beber, este exceso de señales de glutamato crea un estado temporal de gran energía y ansiedad.

En los bebedores sociales ocasionales, los sistemas GABA y de glutamato vuelven a la normalidad en algún momento del día siguiente, y la ansiedad desaparece.

La desregulación del sistema GABA-glutamato es más pronunciada en los bebedores crónicos porque el cerebro se adapta al alcohol frecuente y excesivo eliminando algunos receptores GABA a largo plazo, lo que dificulta la capacidad del cerebro para calmarse sin alcohol. Según Holt, cuando los bebedores crónicos dejan de beber de repente, pueden tardar meses en restablecer el correcto funcionamiento de este sistema.

Los bebedores diarios experimentan a veces este efecto antes de tomar la primera copa del día. Un cerebro que se anticipa al alcohol puede reducir temporalmente los niveles de GABA de forma proactiva. Nutt recuerda a un alcohólico que sufrió un ataque de pánico de camino al pub.

La gente a veces compensa esta ansiedad previa a la bebida bebiendo más temprano en el día, lo que conduce a una mayor retirada de GABA, dice Nutt. “Nunca bebas para combatir los temblores o la ansiedad”, dice Nutt; “a eso lo llamamos beber para aliviarse, y ése es el ciclo de la adicción”.

Efectos indirectos en juego

Hay otros procesos biológicos que también pueden conducir indirectamente a la ansiedad.

Uno de ellos es el proceso en dos fases que elimina el alcohol del organismo. Comienza cuando el hígado metaboliza las moléculas de alcohol en el subproducto acetaldehído, que es un conocido carcinógeno y es tóxico para muchas células. Finalmente, esta sustancia química se descompone en acetato, el principal ingrediente del vinagre, que se excreta sin causar daños. La mayor parte de este proceso tiene lugar en el hígado, aunque también se produce en el páncreas, los intestinos y el cerebro.

Dado que la mayoría de la gente metaboliza el equivalente a una bebida estándar cada hora, a menos que te hayas dado un atracón hasta altas horas de la madrugada, la mayor parte del alcohol habrá desaparecido cuando te despiertes por la mañana. No ocurre lo mismo con el acetaldehído.

“A lo largo del día, a medida que se excreta el acetaldehído, el organismo se recupera de la intoxicación”, explica Holt. Entre los síntomas directamente relacionados con el acetaldehído figuran las náuseas y la fatiga, que pueden volver a la persona irritable y ansiosa.

El alcohol también contribuye a dormir mal. Aunque todo ese GABA del cerebro hace que te quedes dormido, el alcohol también altera el ciclo natural del sueño, por lo que las personas también se sienten inquietas durante la noche, afirma Holt. Dormir mal puede hacer que al día siguiente te sientas irritable y cansado.

Además, el alcohol reduce el azúcar en sangre, lo que puede estresar al organismo y desencadenar ansiedad, afirma Kim. También apunta al microbioma intestinal como otro factor, porque se sabe que el alcohol irrita los intestinos y altera los microorganismos que viven allí.

Otros factores pueden estar implicados en el caso de quienes beben alcohol a diario o casi a diario y experimentan ansiedad al día siguiente. Estas personas pueden estar sufriendo un síndrome de abstinencia alcohólica, sobre todo si va acompañado de temblores físicos, afirma Holt. “A última hora de la mañana o al mediodía, tienen la sensación de que les falta algo, que es el alcohol”, dice. “La gente piensa entonces: necesito una copa para calmar estos pensamientos acelerados”.

Por último, algunas personas cuya ansiedad podría parecer un síntoma de resaca pueden sufrir ansiedad generalizada, que se enmascara cuando beben para automedicarse. Cuando el alcohol abandona su organismo, la ansiedad subyacente sale a la luz.

Curas para la resaca que no lo son

Existen muchos remedios caseros para los síntomas de la resaca que incluyen la ansiedad, incluidos algunos extraños como beber zumo de pepinillos o tomar sopa de pollo, pero ninguno de ellos ha demostrado su eficacia en la investigación. Sólo uno, beber agua durante y después de la ingesta de alcohol, podría ofrecer un beneficio leve, ya que diluye la concentración de acetaldehído en el torrente sanguíneo.

Un supuesto remedio que definitivamente no ayuda es tomar paracetamol antes de acostarse. Las enzimas hepáticas parcialmente responsables de la transformación del alcohol en acetaldehído también intervienen en el metabolismo del paracetamol. Tomar un par de paracetamoles antes de acostarse desvía estas enzimas y ralentiza la conversión del alcohol, dice Holt.

La mejor manera de prevenir la ansiedad después de beber, por supuesto, es limitar el consumo de alcohol a la cantidad recomendada por el Ministerio de Sanidad, que es de dos copas o menos al día para los hombres y una para las mujeres.

La creciente oferta de bebidas sin alcohol hace que beber menos o incluso no beber nada sea una opción apetecible en muchos entornos sociales. Esto incluye vinos o cervezas sin alcohol o con bajo contenido alcohólico, así como cócteles de imitación elaborados con diversos ingredientes que imitan la sensación en boca y el sabor del alcohol. Algunos productos, como el que Nutt ayudó a desarrollar, contienen hierbas que potencian el sistema GABA y, por tanto, aumentan la relajación sin introducir alcohol en el organismo.

Aunque casi todo el mundo se excede en el consumo de alcohol de vez en cuando, en una boda o en otras ocasiones especiales, por ejemplo, las personas que experimentan ansiedad después de beber de forma habitual pueden tomar esto como una señal de que podrían reducir su consumo. “Cuanto menos introduzcas una sustancia como el alcohol”, dice Kim; “menos probabilidades tendrás de sufrir las consecuencias”.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

National Geographic
Fuente de esta noticia: https://www.nationalgeographic.es/ciencia/2024/03/por-que-tenemos-ansiedad-despues-beber-alcohol-resaca

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