El cansancio constante y la falta de energía son algunos de sus síntomas. Cómo prevenirlo y la importancia de diagnosticar, de forma precoz, esta patología que se detecta en más de 1,9 millones personas por año.
El cáncer colorrectal es el tercer tipo de cáncer más frecuente en todo el mundo y se origina en el colon o el recto, que conforman el intestino grueso del organismo humano. En las primeras fases, puede ser difícil de detectar.
Los síntomas, como diarrea, dolor abdominal y anemia, pueden pasarse por alto fácilmente o confundirse con otro problema más benigno. Pero hay diferentes medidas que se pueden adoptar para una mejor prevención y control a tiempo del cáncer colorrectal, un tipo de enfermedad que está en aumento entre los más jóvenes.
El riesgo de tener cáncer colorrectal en el transcurso de la vida presenta una probabilidad aproximada de 1 en 23 entre los hombres, y de 1 en 25 entre las mujeres, según la Sociedad Americana del Cáncer. Se estima que, en 2020, hubo más de 1,9 millones de casos nuevos -según la OMS- y se produjeron más de 930 000 muertes debido a esta enfermedad en todo el mundo.
“Este tipo de cáncer es asintomático en su primera fase, por lo que es primordial consultar al médico y hacerse los estudios de chequeo. Además, es altamente prevenible ya que lo anteceden lesiones precursoras que, detectadas y tratadas a tiempo, no llegan a convertirse en tumores”, explicó a Infobae, el doctor Luis Caro, gastroenterólogo referente en América Latina y director de la carrera de Endoscopía Digestiva de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y presidente de la Fundación Gedyt remarcó la importancia de los chequeos médicos preventivos.
Un estudio que fue publicado en la revista BMJ Oncology estimó que que la incidencia mundial de tumores entre menores de 50 años creció un 79% en tres décadas. Si bien el trabajo tiene limitaciones porque hay diferencias entre las regiones del mundo, los expertos indicaron que los hábitos de vida poco saludables, como la mala alimentación, el sedentarismo, la contaminación ambiental, el consumo excesivo de antibióticos, entre otros factores, habían influido para que se produzca ese aumento.
1. Tener en cuenta los antecedentes familiares
De acuerdo a la doctora Ursina Teitelbaum, oncóloga médica y jefa de sección de cánceres gastrointestinales del Centro Oncológico Abramson de Penn Medicine de los Estados Unidos, los antecedentes familiares son uno de los factores de riesgo más importantes del cáncer colorrectal.
Hasta 1 de cada 3 personas diagnosticadas de cáncer colorrectal tiene familiares que también lo han padecido. Hay varias razones por las que el cáncer se da en familias: genética, factores ambientales compartidos y alguna combinación de ambos, según la Sociedad Americana del Cáncer.
Se recomienda preguntar a sus padres, hermanos u otros parientes si algún familiar, incluidos abuelos, primos o tíos, ha sido diagnosticado alguna vez de cáncer colorrectal. Si hay antecedentes familiares de pólipos adenomatosos o tumores en el colon, se debe consultar al médico sobre la posible necesidad de comenzar las pruebas de detección antes de los 45 años de edad, según la entidad estadounidense.
2. Hacerse los estudios que corresponden, según la edad
El aumento de la incidencia del cáncer colorrectal ha hecho que el tamizaje y el diagnóstico precoz sean aún más importantes. Por eso, el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos emitió directrices para intentar detectar más casos.
Ahora, se aconseja a todos los adultos que comiencen el estudio mediante una colonoscopia o una prueba basada en materia fecal, a partir de los 45 años.
Las colonoscopias periódicas son especialmente importantes para las personas con enfermedad inflamatoria intestinal, como colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, ya que estas afecciones pueden aumentar el riesgo de cáncer colorrectal. Pero incluso las personas sanas sin antecedentes familiares pueden padecer esta patología oncológica.
3. Prestar atención a los síntomas
Las personas deberían prestar más atención a los síntomas, afirman los expertos, ya que podrían estar relacionados con cáncer colorrectal, además de considerar cualquier cambio en los hábitos intestinales
De acuerdo con la doctora Teitelbaum, si se registra estreñimiento con frecuencia o se nota sangre en las heces y dolor abdominal, se debe consultar con un profesional de la salud. La diarrea, la fatiga o una anemia inexplicable también justifican una revisión médica.
4. Adoptar un estilo de vida saludable
Más de la mitad de los cánceres colorrectales están relacionados con factores modificables del estilo de vida. Se cree que fumar tabaco, beber alcohol y llevar un estilo de vida sedentario van de la mano de un mayor riesgo de cáncer de colon, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos.
En cuanto a la alimentación, las carnes rojas y los alimentos excesivamente procesados, como los refrescos, los dulces y las galletas, se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de colon, mientras que las verduras, las frutas y los cereales integrales se han asociado a un riesgo menor.
5. No al consumo de alcohol y productos del tabaco
Varios estudios científicos han reportado un mayor riesgo de cáncer colorrectal debido a un aumento en el consumo de bebidas con alcohol. Por eso, la Sociedad Americana del Cáncer sugiere evitar el consumo en su totalidad y aclaró que no beber alcohol puede ayudar a reducir su riesgo.
También ha informado que el hábito de fumar tabaco durante un plazo extenso está relacionado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal, así como de muchos otros cánceres y problemas de salud. “Dejar de fumar puede contribuir en la reducción de su riesgo de cáncer colorrectal, además de muchos otros tipos de cáncer”, explicaron los expertos de la entidad médica.
infobae.com
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