Los cuerpos del periodista británico Dom Phillips y el experto indigenista Bruno Pereira, asesinados en la Amazonía el pasado 5 de junio, fueron entregados este jueves a sus familias, mientras un cuarto sospechoso fue arrestado por la policía.
Phillips, de 57 años, y Pereira, de 41, fueron asesinados a tiros cuando regresaban de una expedición en el Valle del Javarí, en un lugar remoto de la selva amazónica de Brasil.
Sus restos mortales fueron entregados por la Policía Federal a las familias para sus respectivos funerales: el de Pereira está previsto para el viernes en Recife (noreste) y Phillips será velado y cremado el domingo en Niterói, cerca de Rio de Janeiro.
El cuerpo de Phillips llegó hacia las 16.00 hora local (19.00 GMT) a Río de Janeiro y fue trasladado al municipio vecino de Niteroi, donde permanecerá hasta el domingo, cuando tendrán lugar las honras fúnebres.
Aunque el británico residía desde hacia un año con su esposa en Salvador (Bahía), en el noreste del país, la familia optó por realizar las exequias en Río, la ciudad donde permaneció durante los casi 15 años que vivió en Brasil, a donde llegó en 2007.
La viuda de Phillips, la brasileña Alessandra Sampaio, divulgó una fotografía sosteniendo la alianza de casamiento de su marido, hallada por la policía junto al cuerpo.
Este jueves, un cuarto sospechoso se entregó a la policía de Sao Paulo tras confesar que participó del crimen.
Gabriel Dantas, de 26 años, dijo que estaba en la lancha junto al primer detenido por el caso, Amarildo Oliveira, cuando este disparó a los dos hombres, según tramos de su declaración grabada en video por la policía y divulgados por Folha de S. Paulo y G1.
Dantas relató que la mañana del crimen Oliveira le pidió que condujera su lancha, sin revelarle hacia dónde iban o el propósito. Cuando alcanzaron a Phillips y Pereira, que viajaban solos en otra embarcación, “él (Oliveira) ya llegó disparando una (escopeta calibre) 16″, detalló Dantas.
Tras presenciar el asesinato, el joven habría ayudado a transportar los cuerpos hasta el lugar donde fueron enterrados, con la ayuda de otros hombres.
Hasta ahora la Policía Federal que lleva el caso no se pronunció sobre esta confesión.
Oliveira admitió a la policía haberlos enterrado y guió a las autoridades hasta el lugar de difícil acceso donde estaban los cuerpos.
Oseney Oliveira (alias Dos Santos), el tercer sospechoso que está tras las rejas, niega haber participado directamente en el asesinato, pero los investigadores aseguran que un testigo lo puso en la escena del crimen.
Cuatro sospechosos más de haber participado en el crimen son buscados por las autoridades.
El Valle del Javarí, que alberga una tierra indígena, es una zona conocida por su peligrosidad debido a la actividad de narcotraficantes, la pesca y extracción de oro ilegales.
Phillips, colaborador del periódico británico The Guardian, estaba allí trabajando en un libro sobre conservación ambiental, guiado por Pereira.
Pereira era un experto de la agencia gubernamental de asuntos indígenas de Brasil (Funai), de la que se había tomado una licencia temporaria para trabajar junto a organizaciones indígenas en proyectos de vigilancia de sus territorios.
Su trabajo le valió amenazas frecuentes de grupos criminales que actúan en la zona.
Desde el doble asesinato, líderes indígenas, ambientalistas y colegas de Pereira se movilizan exigiendo justicia.
Pereira “estaba siendo perseguido justamente porque estaba yendo atrás de quien estaba invadiendo las tierras indígenas”, declaró a la agencia AFP Janete Carvalho, trabajadora de la Funai, durante una protesta en Brasilia. “Lo que le ocurrió a Bruno podría haberle ocurrido con cualquiera de nosotros”, aseguró.
Con información de AFP y EFE
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