Las protestas y paros en el sistema de salud de Santa Cruz vuelven a cobrar fuerza. Esta semana, las consultas externas y las cirugías programadas se han visto afectadas, y todo indica que las medidas de presión del personal médico continuarán después de los feriados de Carnaval. Los reclamos actuales giran en torno a despidos de personal por supuestos problemas contractuales y un proyecto de ley que obligaría a los profesionales en salud a jubilarse a los 65 años. Sin embargo, estos conflictos solo rascan la superficie de un sistema que lleva años arrastrando profundas deficiencias.
Resulta irónico que, ante tantas precariedades en los hospitales públicos, surjan conflictos administrativos y propuestas de jubilación. En el primer caso, la revisión de documentación del personal médico por parte de la Alcaldía ha generado incertidumbre sobre despidos y renovaciones de contratos, sin que se brinde una explicación clara a la opinión pública. Esto oscurece aún más la falta de médicos, enfermeras y otros profesionales para atender a una población en constante crecimiento.
Por otro lado, la propuesta gubernamental de jubilación forzosa a los 65 años ha generado malestar entre el personal médico, que se siente afectado por esta medida. El Gobierno ha intentado suavizar el impacto explicando que se realizarán exámenes médicos para determinar la capacidad de seguir trabajando, pero esto no ha convencido al sector, que desconfía de la intervención burocrática en su futuro profesional.
Mientras esto sucede, los centros de salud de Santa Cruz están teniendo grandes dificultades para atender las necesidades de la población. Hay problemas de hacinamiento: en el Hospital de la Mujer, hasta cuatro recién nacidos deben compartir una sola cuna; otros nosocomios han tenido que atender a los pacientes en los pasillos, debido al incremento de internaciones por enfermedades contagiosas.
Las deficiencias no son solo de infraestructura; también falta equipamiento para brindar servicios especializados que tienen alta demanda, y hasta faltan medicinas esenciales para tratar diversas enfermedades. Ni qué decir de la falta de ítems de personal, que ya mencionamos anteriormente.
La complejidad del problema de salud en Santa Cruz se ve exacerbada por la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y una inversión insuficiente en el sector. A pesar de los esfuerzos por mejorar, la situación dista de ser satisfactoria y podría empeorar debido a recortes presupuestarios. Se estima que el presupuesto de salud para Santa Cruz, para la presente gestión, sufrirá recortes de más de 100 millones de bolivianos, debido a la caída de los ingresos por conceptos del IDH.
Esta es una mala noticia no solo para la capital cruceña, sino también para sus provincias, cuyas condiciones en la prestación de servicios de salud son aún más precarias. Basta recordar que algunos pacientes han perdido la vida por falta de atención especializada, y otros han tenido que ser trasladados a centros médicos de la capital para ser atendidos.
Es imprescindible abordar el tema de la salud a nivel nacional y priorizar soluciones a largo plazo. En este propósito, no basta con garantizar un acceso universal a la salud, como se pretendió hacer con el Seguro Único de Salud (SUS), sino que ese acceso debe ir acompañado de mejoras sustanciales en infraestructura, equipamiento, personal y medicinas para cubrir las necesidades reales de la población.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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