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Es mediodía y Miguel, de 40 años, zigzaguea con su auto por las calles caóticas de Santa Cruz de la Sierra. Llega al punto que marcó la aplicación que usa para trabajar. Saluda, recoge al pasajero y en cuestión de segundos comienza a contar parte de su vida. Cuenta que estudio administración, que tiene especialidades, también habla del desamor de su divorcio y por último cómo llegó a ‘tachear’. Por años trabajó como jefe de almacén en una empresa. Pero cansado de no ganar lo suficiente optó por probar suerte. Ahora como taxista gana mejor y no sufre el estrés que implica un cargo administrativo.

“Se gana bien, pero hay que ser constante. Vivo mejor, en las empresas te ofrecen lo mínimo y las cosas están muy caras; el alquiler sobretodo. Yo debería ganar más de Bs 10.000, pero las empresas solo ofrecen llorando Bs 6.000”, dice. 

Desde 2006 el Gobierno del entonces presidente, Juan Evo Morales, estableció como política de Estado el incremento de los salarios de trabajadores del sector público y privado, estos ajustes siguen vigentes hasta la fecha.
Sin embargo, especialistas sostienen que los incrementos nominales no ayudaron a mejorar la situación de los trabajadores. Es más, aseguran que del 100% de la fuerza laboral, solo un 30% accede a este beneficio.
Datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), extraídos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señalan que hasta junio de 2023 el salario nominal en el sector privado llegó a Bs 5.001, pero el real fue de Bs 1.574.
El salario nominal es la cantidad que un empleado recibe por la realización de sus tareas durante la jornada de trabajo. Y es el que ve reflejado en la nómina (lista) de la empresa.
Mientras que, el salario real hace referencia a las necesidades básicas y servicios a los que el trabajador puede acceder con su sueldo.
Desde 2005 hasta 2023 -de forma nominal- en el sector privado pasó de Bs 2.333 a Bs 5.001, es decir, un incremento del 114,36%.
Sin embargo, el sueldo real, en este periodo de 18 años, apenas subió un 1,35%, pasando de Bs 1.553 a Bs 1.574.
Los datos oficiales muestran una evolución similar en el sueldo real y nominal en el sector público. Por ejemplo, en 2005 el salario nominal de funcionario era de Bs 1.397 y para el 2023 este se incrementó a Bs 4.245.
Empero, el salario real en 2005 era de unos Bs 937 y para el 2023 subió Bs 1.336, lo que equivale a un 42,58%.

Incrementos que desalientan el empleo

Rodolfo Eróstegui, economista y exviceministro de Trabajo, explicó que desde los años 80, después de la hiperinflación y promulgación del decreto 21060, los gobiernos del llamado periodo neoliberal establecieron incrementos salariales para compensar la pérdida del valor adquisitivo por la inflación.

Incluso esta política siguió y profundizó durante la gestión del expresidente, Morales, logrando una mejora en los salarios.

“Eso no podemos ocultar y eso, independientemente si el Gobierno es de izquierda, de derecha, de lo que sea, hay una mejora. Tal vez no la que quisieran todos los asalariados, pero la hay”, señaló.

Recordó que el salario mínimo nacional en 2005 llegaba a Bs 440. Mientras que, en 2023 este parámetro está a Bs 2.362.
No obstante, la mejora no llega a todos los trabajadores porque del 100%, más del 80% no depende de un salario, sino de su esfuerzo para generar un ingreso.

Explicó que, en algunos casos, dentro del sector informal algunas personas, dependiendo de la actividad pueden tener ingresos mayores, pero muchas veces son menores a los parámetros salariales fijados por el Gobierno.

“Incluso muchos trabajadores asalariados, al verse despedidos deciden poner algún emprendimiento o dedicarse a una actividad tan lucrativa, como el contrabando”, explicó el especialista. 

En este contexto, observó que en los últimos dos años los incrementos “no han repuesto el valor adquisitivo del salario, “es decir, el salario real se ha ido deteriorando”.

Sin embargo, los precios, tanto de vivienda, alquileres, el precio de la alimentación, y muchos otros elementos básicos que consumen las familias día a día, “han subido y ese valor no ha sido compensado”.

El investigador laboral, Bruno Rojas, sostuvo que lo más preocupante es que el salario real está en los mismos niveles de 2005 y que la precarización laboral, en el sector privado, se acentuó.

Para Rojas, pocos han sido los avances en materia laboral y asegura que desde 1985 los salarios se han flexibilizado. Esta situación empeoró con la pandemia.
Por ejemplo, señaló que la precarización laboral ahora se esconde con los contratos por consultoría para trabajos temporales y con ingresos menores, incluso a los establecidos en los decretos de incrementos salariales.
“Hoy entidades públicas, privadas, que usan hasta el extremo esta figura. Todos son contratados como consultores en línea, por producto. Hoy un consultor ya no es un experto, como era antes. Hoy no. Ahora un consultor es alguien que recauda el dinero que se cobra en el peaje, hasta una enfermera auxiliar contratada en un hospital, o en alguna entidad privada”, señaló.

 Postura de empresarios
Para la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) los incrementos salariales que se han normado desde 2006 han tenido dos problemas: el primero — según los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del INE— que han aumentado la informalidad porque las empresas más pequeñas han salido del mercado y los trabajadores independientes reciben menos ingresos en sus nuevos puestos de trabajo. La segunda dificultad desde el fin del auge (2014) económico es que han provocado condiciones adversas para el emprendimiento.

“En este último caso, estudios de investigadores independientes señalan que un aumento excesivo del salario mínimo es contraproducente en el mercado laboral”, asegura la entidad.

La institución hizo notar que, los incrementos salariales para el sector privada representan “un costo adicional que suma un 43% por encima del haber básico, haciendo que un salario mínimo de Bs 2.364 se convierta en realidad en una suma mensual de Bs 3.373”. 

“Eso implica que una empresa para contratar a un trabajador debiera al menos garantizar un ingreso similar según la productividad. La estructura del mercado laboral nos permite afirmar que esa no es la situación y que en realidad provoca más subempleo”, afirmó la Cainco.

La Cainco sostuvo que los incrementos sirvieron para mantener el poder de compra porque superaron la inflación, “pero a un alto costo en términos de subempleo”.

Para Eróstegui la única forma de mejorar la calidad del empleo es incrementar la inversión privada, lo que generará una alta demanda de trabajadores.
“Cuando una empresa invierte y contrata trabajadores asalariados, otra empresa invierte, contrata trabajadores asalariados, entonces la demanda por trabajadores asalariados va creciendo y el salario también”, puntualizó.

No obstante, desde la Cainco indicaron que “la normativa actual es totalmente contraproducente para la formalización porque eleva artificialmente los costos laborales formales y desalienta la legalidad de las empresas y de sus trabajadores”.
Se buscó la versión de dos ministerios. En primera instancia del Ministerio de Economía y Finanzas, que dijo que el tema salarial es competencia de la cartera de Trabajo, pero hasta el cierre de edición no se pudo conocer la versión de esa repartición.

Mientras tanto, varios profesionales dejan sus carreras, y como Miguel zigzaguean en la adversidad.

Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.


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