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Lo que más me marcó fue ver al pueblo. Ese pueblo antiimperialista, apoyando la Revolución Cubana. Lo que más me marcó fue ese entusiasmo popular, esa pasión que se sentía por los barbudos y la Revolución Cubana. Ese pueblo en la calle aplaudiendo a Fidel, tanto en la plaza, como en la Alcaldía de Caracas, en la Universidad, fue realmente apoteósico.

En ese pueblo había obreros, estudiantes, gente de los diferentes sectores de los barrios. Significó mucho desde el punto de vista emotivo también. Hay gente que lloró. Yo también lloré cuando lo vi, lo abracé.

La historiadora Mercedes “Chela” Vargas Medina de Núñez, en entrevista exclusiva para teleSUR, conversó sobre el significado que tuvo la visita del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a Venezuela, que este 23 de enero cumple 65 años.

¿Dónde estaba usted en esa fecha el 23 de enero de 1959? ¿Qué labor estaba cumpliendo cuando Fidel Castro visitó Venezuela?

Mercedes “Chela” Vargas: Él vino a Venezuela invitado por los estudiantes fundamentalmente. Porque del poder del Estado no había ninguna invitación, aunque se reunió con el presidente de aquel entonces.

Nos tocó organizar la llegada de Fidel. Estuvimos presentes, planificamos, nos organizamos, incluso con las personas que lo acompañaron. Eso es un trabajo bien fuerte porque desde el aeropuerto teníamos identificado a las personas y cómo es que íbamos a hacer para trasladarlos, ubicarlos y estar pendientes, porque no había ninguna protección policial.

Nos tocaba atenderlos y además cuidarlos. Organizamos todo, incluso su traslado a la plaza donde habló, y a la Universidad.

¿Nosotros quiénes eran?

– Nosotros militantes, fundamentalmente, de la izquierda venezolana, del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Venezuela.

Jugamos un papel importante en esa movilización. Después que cayó Marcos Pérez Jiménez la izquierda estaba bien organizada con los sindicatos, universidades, en los barrios. Esa movilización fue producto del trabajo que se había hecho por mucho tiempo de “Cuba sí, yanquis no” en las manifestaciones. Había un sentimiento muy fuerte, y una convicción antimperialista que siempre ha habido en este pueblo y eso hizo que la gente se movilizara a esperar a Fidel Castro, representante de esos revolucionarios, por primera vez en América Latina. Eso tiene un significado muy grande desde el punto de vista sentimental, desde el punto de vista de la conciencia, de la necesidad de la unidad de América Latina. Y eso fue lo que más planteó Fidel aquí: la necesidad de la unidad y el encuentro entre los pueblos.

¿Su función específica?

– Estaba entre las organizadoras. Tenía que organizar, protegerlo.

Usted comentó que le impresionaba mucho la lucha de los barbudos, lo que venía pasando en la Sierra Maestra.

– En la lucha nuestra hubo muchas cosas que nos levantaban el espíritu, entre ellas la Revolución Cubana, la Guerra Civil Española que nos dejó todas sus canciones. Toda una cantidad de representaciones, yo diría todo ese simbolismo que nos daba fuerzas ante las represiones, persecuciones y prisiones a la que fuimos sometidos.

Venezuela venía de un momento de una victoria, a un año de la caída de Pérez Jiménez.

– Había un gran entusiasmo. La gente seguía en la calle, seguía en la calle luchando. Por ejemplo, en la Junta de Gobierno metieron dos militares reaccionarios, golpistas, y la presión del pueblo hizo que salieran. Cuando vino Richard Nixon, no podía entrar al Panteón. Este pueblo seguía movilizándose, durante un año y durante ese año estuvo esa presencia, el mito del 23 de enero, pensando que íbamos a lograr la democracia, e íbamos a seguir con la unidad. Eso se perdió. Estuvimos después con la democracia representativa, y fue peor.

Yo pienso que la violencia de la dictadura no era una represión de Estado, sino que eran los grupos del Ejército y policías que mataban a la gente en la calle. En cambio la dictadura Betancourt –Leoni, (Rómulo Betancourt y Raúl Leoni) sí era una política de Estado. Sufrimos más en esa democracia representativa que en la época de la dictadura.

¿Qué es lo que más le marcó del discurso o la visita de Fidel?

– Lo que más me marcó fue ver al pueblo. Ese pueblo antiimperialista, apoyando la Revolución Cubana. Lo que más me marcó fue ese entusiasmo popular, esa pasión que se sentía por los barbudos y la Revolución Cubana. Ese pueblo en la calle aplaudiendo a Fidel, tanto en la plaza, como en la Alcaldía de Caracas, en la Universidad, fue realmente apoteósico. Eso no se debe olvidar.

¿Cómo ve esa relación Venezuela-Cuba? 

– Simplemente pensar que un país de América Latina que se enfrenta a una dictadura, y que permanece con esa valentía defendiendo la democracia en su país y triunfante. Eso nos vinculaba mucho a Fidel. Ahí triunfó la Revolución. Aquel heroísmo, la formación, la conciencia. Como dijo Fidel en el discurso qué es ser revolucionario. Y ahí estuvo la síntesis de lo que es ser revolucionario. Seguimos admirando la Revolución Cubana que siguen luchando con las cosas que se le ponen delante.  Y la muerte de Fidel fue impresionante, cómo se organizó la juventud.

¿Cómo cree que ponderaba Chávez la visita de Fidel?

– De alguna manera se buscaba apoyar la Revolución Cubana desde el punto emocional y hasta materialmente.

Ese espíritu antiimperialista, esa conciencia y ese sentimiento revolucionario persistieron en el presidente Chávez. Ese sentimiento antiimperialista que venía llegando desde allá se transformó en conciencia. Por eso él decía Patria, Patria. A este pueblo se nos quedó adentro la Patria. Y que se nos quede dentro la patria es constantemente luchar contra la opresión imperialista.

¿Hubo algún problema que tuvieron que resolver sobre la marcha el día de la visita?

– Esto que voy a decir es un poco gracioso. Se nos perdió un miliciano. No estaba en el sitio para dormir. Una de las compañeras que lo protegían se lo llevó para su casa.

¿Cómo evalúa el impacto de la visita? 

– En ese pueblo había obreros, estudiantes, gente de los diferentes sectores de los barrios. Significó mucho desde el punto de vista emotivo también. Hay gente que lloró. Yo también lloré cuando lo vi, lo abracé. Mucha gente lloró porque fue muy fuerte la llegada de Fidel. Por todo lo recorrido, lo que él significaba para nuestro país, y para América Latina en general: el nuevo comienzo. Nadie quería estar en su casa, todo el mundo quería oírlo.

¿Cuál fue su evaluación de lo que fue el 23 de enero de 1958 para Venezuela?

– El pueblo estaba organizado y comenzó a plantearse la unidad. Con la importación del petróleo había mucho dinero, y la dictadura invirtió ese dinero en obras públicas y se desarrolló la oligarquía en el campo, porque las industrias estaban en manos de propietarios privados y comenzó a desarrollarse la desigualdad. El pueblo muriéndose de hambre y ellos disfrutando de esa riqueza petrolera.

Se fue acentuando esa situación y este pueblo se organizó en los diferentes sectores, en el campo en los barrios de Caracas, en la universidad, los obreros. Cuando cayó Pérez Jiménez ya existían las Juntas de obreros, las juntas de los barrios.

Comenzó la represión. Mataban a la gente. La “seguridad nacional” era una fuerza policial muy temible. Hasta la Iglesia, y diferentes sectores empezaron a reaccionar contra esa represión y el dictador que quería permanecer en el poder y establecer una serie de recursos para eso.

Se logró la unidad de diversos sectores: obreros, militares, estudiantes. Se logró una gran movilización que me emociona igual como lo hizo la visita de Fidel que fue la Huelga General del 21 de noviembre. Sonaban las campanas, los carros tocaban cornetas y aquella muchedumbre se fue incorporando cada vez más, sin miedo. Sin tener miedo a la policía, ni a la represión. Ya estaba consciente de que había organización, y porque ya se habían alzado los militares, y entonces nos dimos cuenta de esa unidad cívico militar. Para mí, esa es una cualidad específica de Venezuela, sui géneris, la unidad cívico militar que se dio y que se siguió dándose, y con esa unidad cívico militar es que llegamos entonces al presidente Hugo Chávez al poder.

En Venezuela los que llegan al Ejército son muchachos del pueblo, muchachos del campo, del interior. El mismo Chávez era un muchacho del pueblo. Esa es una diferencia. Y hay otra cosa que es la presencia de los héroes de la Independencia. Esa presencia está permanente desde que los militares entran a la escuela militar. El heroísmo de nuestros patriotas, eso también influye. Yo creo que tampoco existe eso en los otros países de América Latina.

Bolívar también fue nombrado por Fidel

– Una de las cosas que pidió Fidel fue que lo llevaran a Plaza Bolívar, al igual que José Martí la visitó, por lo que significa Bolívar. Y ese significado que es para ellos, también es para nosotros.

Qué pasó aquí, todo ese proceso para que Chávez llegara al poder. El 27 de febrero de 1989 el pueblo salió a la calle. Carlos Andrés Pérez había aplicado el plan estructural de la economía y pensaba que el pueblo se iba a quedar tranquilo. Este pueblo salió insurrecto a la calle. Le cayeron a plomo. Durante toda la noche fue el ruido de las ametralladoras en los barrios de Caracas.

Eso trajo como consecuencia que el pueblo se organizara y siguiera adelante con su protesta contra la dictadura Betancourt –Leoni.

Los militares se organizaron después. Ese pueblo insurrecto, consciente de que hay que luchar por la libertad y la democracia no tenía líderes en ese momento, o estaban replegados, presos o no estaban.

El pueblo insurrecto sin líderes se unió con ese grupo de jóvenes del 4 de febrero de 1992. Por eso un gran significado tuvo aquel militarcito joven que se paró y dijo: “yo asumo la responsabilidad”. Fue importante porque aquí nadie asumía la responsabilidad.

Esa responsabilidad a Chávez le salía del corazón y de esa gran sensibilidad social que lo caracteriza y lo caracterizó siempre. Por eso dijo una Constituyente para golpear el poder político burgués. Tenía una conciencia y una claridad ideológica de lo que estaba pasando y de lo que había que hacer.

De ese encuentro salió el poder Constituyente y una nueva Constitución. Y lo que él dijo siempre acabar con el poder político burgués, golpear ese aparato. En el Golpe de Timón se decía.

Estamos construyendo la democracia, y debemos conservar la autonomía del imperio, conservar la soberanía. Crear una democracia participativa, la verdadera democracia venezolana. Esto es un proceso de transición. Lo que hay que acabar es con el poder político burgués, transformar, construir una verdadera democracia. Creo que andamos en ese camino con el poder popular, con las comunas. Comuna o nada, como decía el presidente. Estamos en ese proceso. Hay una cantidad de bloqueo y de circunstancias que frenan ese proceso, pero estamos construyendo la democracia y golpeando el poder político burgués y seguimos con nuestra soberanía. No hemos entregado PDVSA. Seguimos defendiendo nuestra soberanía, con toda esa visión teórico práctica que tenía el presidente Chávez. Aplicando el pensamiento de Bolívar, transitó Chávez por todo ese proceso y aplicó el Plan de la Patria.

Todos esos hechos históricos están conectados. ¿Cómo lo ve usted?

– ¿Quién tumbó a Pérez Jiménez? El pueblo. Ese pueblo insurrecto ha tomado conciencia de lo que significa conquistar una verdadera democracia, a pesar de que ha sido burlado muchas veces, en ese camino de justicia, de igualdad, conservando el respeto a nuestra soberanía.

Esos militares jóvenes que se alzaron contra Pérez Jiménez. Esos jóvenes se formaron con una orientación clara hacia la independencia y la democracia.

Ese mismo pueblo viene de ahí. Se alzó con el espíritu del 23 de enero. Ese 23 de enero es una línea de relación. Ese pueblo en la calle. No dormí con ese ruido en la cabeza Muera la dictadura. Ese mismo pueblo que se alzó el 27 de febrero. Es el mismo pueblo que se formó sobre la base de la ideología, la formación del Libertador, el mismo pensamiento que llevó Chávez a la práctica: la unidad del pueblo. Que también lo dijo Fidel cuando vino a Venezuela.

Hugo Chávez, nuestro gran líder, nuestro filósofo, nuestro todo. La manera en la que él transmitía las cosas. Como decía La Patria, la Patria y se nos quedó adentro. Hasta los niñitos cuando él iba a hablar en los discursos brincaban para oírlo hablar. Un gran comunicador, un hombre con grandes sentimientos, con una gran pasión por el pueblo, por la libertad, por la democracia y por la necesidad de dar un cambio en la sociedad realmente.

 


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