Evo Morales recibió a EL DEBER en su casa en el Chapare. Habló de varios temas, desde su intención de volver a candidatear para la Presidencia, de temas económicos y de sus diferencias con los actuales mandatarios Luis Arce y David Choquehuanca. También habló de narcotráfico, pese a que el tema no fue de su agrado e interpeló al periodista acerca de por qué le hacía a él esas preguntas.
Cómo empezó todo
La noche del viernes 29 de diciembre, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) emitió la sentencia 1010/2023 donde estableció que la reelección indefinida, continua o discontinua, no es un derecho humano en Bolivia.
A partir de ahí, EL DEBER tomó contacto con los cercanos al expresidente Evo Morales, que estuvo 14 años en el poder, para acordar una entrevista presencial en el lugar que mejor le parezca, y así conocer de primera mano su impresión sobre este fallo y sus intenciones de volver a la carrera por la Presidencia, a la que renunció en 2019 tras los conflictos sociales que estallaron en los nueve departamentos por la manipulación del sistema electoral detectada por una comisión de peritos de la Organización de Estados Americanos a la que él mismo convocó, además de abordar otros temas de interés político.
Tras la solicitud de la entrevista a finales del año pasado, el 13 de enero de 2024 el equipo que rodea a Morales confirmó a esta casa periodística que el expresidente recibiría a EL DEBER en el trópico cochabambino.
Hasta esa fecha, la sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) había desatado diferentes reacciones; desde las celebraciones por la determinación hasta las amenazas de bloqueo de carreteras de parte del ala evista si no se da una ley corta de convocatoria a elecciones judiciales y la renuncia de estos tribunos.
El jueves 18 de enero, la gente de protocolo y comunicación de Evo Morales informó a este medio que la entrevista sería el sábado 20, en su domicilio en el municipio de Villa Tunari, del departamento de Cochabamba. Es decir, dos días antes del inicio de los bloqueos y movilizaciones anunciados por los seguidores del exmandatario y líder cocalero.
La madrugada del sábado señalado, el equipo periodístico de EL DEBER viajó a bordo de una camioneta de propiedad de la empresa hasta el domicilio particular de Evo Morales. Fueron seis horas desde la capital cruceña hasta el trópico cochabambino, más de 300 kilómetros recorridos para llegar hasta el lugar señalado.
Una vez llegado al punto de ubicación, que queda a media cuadra de la carretera principal de Villa Tunari como en una zona céntrica, una de las encargadas de comunicación salió de una casa de dos plantas y recibió al equipo de EL DEBER para ingresar a la vivienda del exmandatario.
La “hora Evo”
En esta casa se logró observar la puesta de dos cámaras de seguridad en las afueras, una en cada punta que se movía al detectar la presencia de alguna persona que pasaba por el lugar.
La mujer hizo sentar al grupo de EL DEBER sobre una mesa de madera, fina, tallada y bastante cómoda. Mientras el equipo se alistaba con las cámaras, luces y micrófonos para la entrevista, el líder cocalero apareció. Entró en la sala mostrando su reloj en la mano izquierda, golpeando en su muñeca tres veces para exigirnos acelerar el trabajo bajo la frase: “Hora Evo, hora Evo”… “Yo estoy despierto desde la madrugada y soy puntual, tengo que viajar luego”.
La entrevista estaba pactada para las 09:00 de la mañana, y desde la llegada a la casa había transcurrido al menos 15 minutos de retraso debido a algunas zonas intransitables y largas filas de motorizados esperando el paso.
La entrevista duró al menos una hora en el domicilio, donde se abordaron diferentes temas, como la guerra interna del Movimiento Al Socialismo (MAS), su relación con el presidente Luis Arce Catacora, la justicia, el narcotráfico, economía y las elecciones generales de 2025.
La política
Habló de la última reunión a solas que tuvo con el actual mandatario; que un policía le dio el dato de que el millón de dólares hallados por tres uniformados de la Dirección de Tránsito en Santa Cruz fue retirado del Banco de Santander de Chile, horas antes que el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera, confirmara aquello.
Dijo que cuando ejercía la presidencia del Estado, el actual ministro de Justicia, Iván Lima, le alertó que el entonces canciller y ahora vicepresidente David Choquehuanca, buscaba propinarle un golpe de Estado y que si Evo renunciaba, él (Lima) se iría junto a él. Entre otros detalles, afirmó que la administración de Lucho se derechizó, dejando “los principios” del izquierdismo. Mencionó que el bloqueo que se avecina por parte de los sectores sociales, es para revindicar el respeto a la democracia.
Sobre el tema económico, defendió su argumento de que hoy se libere los cupos de exportación, algo que en su gobierno mantuvo justificando ahora que se determinó ante la especulación de los intermediarios. Aseguró que existe un mercado grande internacional para exportar y que, de llegar a la Presidencia, abriría un ministerio o viceministerio de Ganadería comandada por un cruceño o del Beni o Pando, al ser una persona experimentada en el área.
Sobre su casa
Su casa de color naranja, beige y negro es de dos plantas y está construida con material fino. En la planta baja está instalada su sala que consta de un sofá y un televisor. En el primer piso se observó un dormitorio donde dijo que sólo las “solteras ingresan”, en medio del sarcasmo.
Luego nos hizo ingresar a un cuarto donde está instalado su gimnasio. Ahí, el exmandatario, en medio de risas, practicó abdominales y aseguró que realiza 1.000 de una sola tanda y de manera rutinaria, sin descansos, para luego ejercitar otros aparatos con pesas y usar la caminadora, según la recomendación médica que recibió.
Al frente del gimnasio mostró su oficina. En la pared de ingreso hay tres cuadros que resaltan. Uno de ellos es el retrato del Che Guevara, otro de él cuando era presidente y de una mujer indígena.
La oficina es bastante amplia; tiene una computadora de escritorio e indica que desde ahí mantiene sus reuniones virtuales. Detrás de ese escritorio hay un amplio mueble con libros; muchos de ellos se refieren a él. También tiene una cómoda, donde dice que guarda algunos regalos que recibió cuando era la primera autoridad del país.
“Estos cuadros me los traje porque el ‘Lucho’ no los quería en Casa Grande del Pueblo, los tenía como botados y me los traje. Otros regalos están en diferentes casas y en el museo de Orinoca”, expresó.
Luego de dar un recorrido ‘exprés’ por el domicilio de Morales, del cual dijo que obtuvo con un préstamo del Banco Unión para poder construir, nos dirigimos a uno de los chacos del expresidente, ubicado en Shinahota. El segundo está en San Francisco, cerca de donde agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) intervinieron 16 comunidades y destruyeron fábricas de cocaína.
El chaco y los tambaquí
Con Morales viajó con su encargada de comunicación, una mujer más y el chofer que conducía un motorizado Mitsubishi de color oscuro y que tenía vidrios polarizados.
Para llegar hasta el chaco mencionado, se viajó al menos 30 minutos por un camino empedrado. La camioneta de EL DEBER siguió al vehículo que transportaba al ejecutivo de las Seis Federaciones del Trópico. Durante el recorrido, unas dos o más personas se sorprendían cuando veían la camioneta que tenía estampado el logo de EL DEBER.
En los alrededores se observó múltiples chacos, urbanizaciones en construcción con dos torres en los costados, y una entrada que llevaba un letrero que decía OTB y que en su ingreso tenía un metal que restringía el paso. Varias casas eran de dos plantas y tenían al menos dos vehículos parqueados en el exterior. También había hules estirados donde se secaba la hoja de coca.
Una vez llegado a su propiedad, Evo Morales informó que el lugar es cuidado por una familia integrada por una pareja y cuatro niños, que habitan una pequeña casa y que cuentan con señal de internet. El chaco del expresidente es de 30 hectáreas, que asegura la compró cuando era dirigente cocalero. Ese amplio espacio tiene cinco piscinas (lagos) hechas para la crianza de peces de especie tambaquí, y es ocupado también para la cosecha de plátano, arroz y naranja que es para el consumo de los ‘caseros’ y de su familia.
“Cambió la alimentación, antes era chicharrón y ahora pescado. Lo vendemos mediante intermediarios desde Cochabamba, entregamos una o dos toneladas, ahora lo vendemos a 18 bolivianos el kilo, depende del tiempo. Si no ingresaría mucho contrabando desde Argentina, subiría nuestro pescado”, dijo.
En su chaco, Evo Morales mostró sus piscinas de peces y los alimentó. Después volvió a su vehículo y se marchó rápidamente. Dijo que debía viajar a Pando.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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