La advertencia del presidente de los Estados Unidos fue escuchada por Justin Trudeau, Alberto Fernández, Mario Abdo Benítez, Jair Bolsonaro y Gabriel Boric, entre otros, y ocurrió durante un almuerzo reservado en la Cumbre de las Américas.
Dos semanas antes de la invasión ilegal de Rusia a Ucrania, Joseph Biden alertó que tenia información clasificada que anticipaba la jugada sangrienta de Vladimir Putin en Europa. El Presidente de Estados Unidos tuvo razón, pese a las negativas públicas y secretas del Kremlin.
Biden confía en los reportes de inteligencia que prepara todos los días Jake Sullivan –su consejero de Seguridad Nacional-, y durante un almuerzo servido en Los Ángeles compartió esos reportes secretos con los líderes que participaron de la Cumbre de las Américas.
“Tengo información clasificada que no puedo contar, pero el riesgo de una Tercera Guerra Mundial es muy grande. Las consecuencias son inimaginables. Ninguno de los que está acá se puede imaginar la consecuencia de esta guerra”, reveló el Presidente de los Estados Unidos.
Y completó: “Estamos en un mundo muy lastimado. Tengo una mirada muy pesimista de Putin. Yo lo conozco mucho. Sé que no puedo esperar mucho de él. Tengo poca expectativas”.
La inesperada advertencia de Biden fue escuchada en silencio por Justin Trudeau (premier de Canadá), Alberto Fernández (Argentina), Gabriel Boric (Chile), Jair Bolsonaro (Brasil), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Iván Duque (Colombia), Rodrigo Chaves Robles (Costa Rica), Luis Abinader (República Dominicana), Guillermo Lasso Mendoza (Ecuador), Pedro Castillo (Perú) y Philip Davis (Bahamas), entre otros mandatarios.
La información clasificada que compartió Biden impactó sobre todos los líderes regionales que concurrieron al almuerzo reservado. Fue el comentario obligado en las delegación oficiales antes de abandonar Los Ángeles, y sorprendió la decisión política de informar una hipótesis de conflicto que podría afectar a la humanidad.
Putin ya utilizó armas químicas y bacteriológicas en Siria, tiene un arsenal de miles de ojivas nucleares y no se descarta que use el hambre para causar un daño de consecuencias distópicas sobre los continentes más pobres del mundo.
Es decir: África y América Latina.
Adolf Hitler y Josep Stalin probaron la eficacia de la hambruna como arma bélica, y siempre en el mismo escenario. Ucrania.
En el contexto de la información clasificada que circuló durante el almuerzo, Biden ratificó que Estados Unidos distribuye billones de dólares en Asia para balancear a China y en Europa para contener a Rusia. Y a continuación reconoció que América Latina se queda afuera de los aportes financieros que se podrían hacer desde Washington al sur del continente.
“Eso hay que cambiarlo”, reconoció Biden, explicitando un cambio inesperado en lo que se conoce como Grand Strategy de la Casa Blanca.
América Latina no recibe los fondos de Estados Unidos porque es su área de influencia y no necesita -desde esta perspectiva geopolítica- un aporte constante de dólares para balancear enemigos regionales. Distinto es el caso de Asia con China y de Europa con Rusia.
La nueva perspectiva que planteó Biden para la región fue respaldada por Justin Trudeau, primer ministro de Canadá. “Entiendo que Sudamérica mira al Norte con desconfianza porque solo miramos al Sur en defensa de valores democráticos, pero no en el desarrollo”, dijo Trudeau bajo la mirada de Biden.
El Presidente de los Estados Unidos y el premier canadiense participarán del G7, y la posibilidad de la Tercera Guerra Mundial será analizada en ese cónclave que organiza Alemania para fin de mes. Allí participará también Alberto Fernández, que propone un acuerdo regional para proveer alimentos y energía a todo el mundo.
“Entre Brasil y Argentina hacemos el 45% de las proteínas de América, y si a eso le sumamos Estados Unidos, estaríamos en condiciones de suministrar alimentos a nivel global. Contando además que Argentina tiene la energía que el mundo va a demandar”, aseguró el presidente durante el almuerzo.
Alberto Fernández, que llegó a la comida junto a Sergio Massa, se sorprendió por un reconocimiento que hizo Biden. El líder demócrata aceptó que América Latina sufrió consecuencias económicas y sociales por la agenda regional de Donald Trump. “No soy responsable por lo sucedido en esos años, pero sé lo que sucedió”, dijo el anfitrión frente a sus invitados.
La hipótesis de conflicto que planteó Biden durante la comida abrió un profundo debate respecto a las estrategias políticas, económicas y bélicas que se deberían ejecutar para terminar con la guerra ilegal de Rusia contra Ucrania.
No hubo criterio unánime y sobresalieron dos por sus lógicas contrapuestas:
1. El Presidente de los Estados Unidos ratificó su estrategia de continuar con las sanciones económicas y financieras contra Rusia y la distribución de armamentos, inteligencia y logística a Ucrania.
2. Alberto Fernández, y muy cerca Trudeau, planteó que Putin es responsable de la guerra, pero que no se lo puede acorralar porque las consecuencias pueden ser peores para todos.
El G7 en Alemania será un escenario clave para resolver estas diferencias.
Biden tenía una ajustada información de inteligencia y adelantó la invasión ilegal de Rusia, que ya ha causado miles de muertos y una crisis social y económica que atraviesa el globo.
Ahora, el Presidente de los Estados Unidos le ha revelado a los líderes de América Latina que no descarta una Tercera Guerra Mundial. El Kremlin posee al menos 6.375 armas nucleares y la Casa Blanca un número aproximado de 5.800 armas nucleares, acorde a la información publicada bajó la responsabilidad técnica del Tratado de No Proliferación.
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