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El 3 de mayo de 2022, el presidente Guillermo Lasso firmó el Decreto 413 para la creación de la Secretaría Anticorrupción, a cargo de Luis Verdesoto.

El Secretario Anticorrupción habla sobre el trabajo que ha diseñado para la nueva Oficina presidencial. Conozca sus respuestas a las críticas y los detalles de su ‘apostolado’ en favor de la prevención y la integridad.

Luis Verdesoto tiene tres semanas en el cargo de secretario Anticorrupción. En sus primeros días ha debido enfrentar críticas a una dependencia presidencial que todavía no inicia formalmente su trabajo. Todavía no cuenta con personal, ni siquiera un espacio físico para quienes se encargarán de una tarea que será totalmente preventiva.

Los cuestionamientos son por supuestamente crear más burocracia, por apropiarse de una lucha que debe estar por fuera del Gobierno, por no prometer cortar cabezas. El diseño del trabajo de la Secretaría está enfocado para iniciar dos tareas que tienen pocos seguidores: la prevención y fomentar la integridad.

Verdesoto es un PhD en Estudios Políticos, profesor en universidades de América y Ecuador, consultor de varios organismos internacionales, ha escrito varios libros sobre democracia, política, anticorrupción…

Ahora busca empujar una de las principales promesas del presidente Guillermo Lasso, con rechazo de varios sectores, incluso la propia sociedad civil. Conozca lo que planea el nuevo Secretario Anticorrupción y sus respuestas a las críticas.

Usted está ejerciendo una especie de apostolado, para que la sociedad ecuatoriana entienda, en un principio, donde no es necesario o no es efectivo al 100% cortar cabezas en la lucha anticorrupción, sino desarmar el sistema en determinadas áreas. ¿Cómo le va con ese objetivo?

Este es un trabajo a largo plazo. Es algo comparable a la lucha contra la pobreza. Tienen esas dimensiones, rangos y es multinivel. En la lucha contra la corrupción tienes que pensar primero en pasos para la sensibilización de la sociedad, que entienda la naturaleza de la corrupción. Que sepa identificar la corrupción escondida, la más oculta. Y que tenga las herramientas para desmontarla. Y viene mucho el trabajo con el sector público. Las herramientas están dentro del sector público, dentro de organizaciones, esas herramientas no pueden estar fuera.

Los fracasos de auditorías externas, como de la Contraloría, por ejemplo, son grandes. Hay que trabajar sobre políticas con visión de cambio de procesos que aseguren que la corrupción no se filtre. Y esto solamente se puede asegurar en el mediano y largo plazo. Evidentemente, esta no es la lucha que tiene brillantez. Yo estoy en contra de los zares anticorrupción. El autoritarismo no cura aquello que la democracia no pudo hacer.

¿Usted cree que cortar cabezas o exponer a alguien en medio de la plaza no es efectivo o no es necesario en este momento?

Es decir, una acción más, entre comillas, “populista” frente a la corrupción sería cortar cuántas cabezas aparecen en el camino y entregarlas a la opinión pública. Para decir estamos haciendo mucho. Pero todos sabemos que, en la lucha anticorrupción en el mundo, el mero hecho de cortar cabezas en aparatos de delincuencia nacional o internacional no necesariamente implica tocar el cuerpo, la reproducción del cuerpo y, peor aún, los orígenes de ese cuerpo. Tampoco resarcir los daños y las consecuencias.

Entonces, hay que hacer una lucha integral. Es el caso del juez Giovanni Falcone, por ejemplo, que en sus últimas conferencias, antes de ser asesinado por la mafia de la Cosa Nostra, logró mostrar a sus colegas latinoamericanos el por qué había que trabajar en el conocimiento de la integridad. Esto pese a que era un juez que se dedicaba a cortar cabezas y a desmontar la mafia. Su muerte es la que finalmente logró catalizar muchos factores de la sociedad italiana que, finalmente, devinieron en parar a la Cosa Nostra, a las mafias italianas.

Espero que los ecuatorianos tengamos capacidades para ir montando esto y que los diversos segmentos del sector público logren trabajar desde sus propias capacidades. Es decir, cuando usted y yo somos capaces, dentro de nosotros mismos, de controlar eso.

Desde que el Presidente firma el Decreto de su nombramiento y de creación de la Secretaría Anticorrupción, parece que salieron los dueños de la lucha anticorrupción. Aseguran que el Gobierno no debería ejercer este tipo de trabajo en el país. ¿Cuál es su lectura de estos fuertes ataques?

Mira, me tiene sin cuidado la verbalización de quienes cazan ratones. Me parece muy importante, sin embargo, que la Secretaría, quienes hacemos la lucha anticorrupción de modo sistemático, tengamos claras las competenciales de cada quien.

Uno es el de la sociedad civil. Que haga lo que la sociedad civil sabe hacer: pensar y decidir en función de su propia libertad, no ser estatal. Ese es su ámbito. Dentro del Estado hay otros ámbitos, el de las Cortes, por ejemplo, que tienen que juzgar los casos. La Fiscalía, que es la que actúa en nombre de la sociedad para ordenar la información sobre los casos y presentarlos, en debido proceso, a las Cortes. Y las funciones Ejecutiva y Legislativa, pero fundamentalmente la Ejecutiva, que tiene la mayor cantidad de ejercicios susceptibles o de riesgo de corrupción, que tiene que aprender a manejarse.

Y esta, justamente, es la tarea preventiva fundamental. Para eso hay que hacer políticas públicas, no hay que cazar ratones y cortar cabezas solamente. Ahora, si aparecen, hay que entregarlas a la Fiscalía de modo ordenado.

Pero lo fundamental es hacer políticas públicas y ordenar el conjunto del Estado. Esta es una tarea que, seguramente, excederá este Gobierno, pero tienen que sentarse las bases para mirar hacia los cambios culturales para la sociedad ecuatoriana. Son cambios que pueden durar una o dos generaciones.

Hay una preocupación muy importante en el discurso que tiene el presidente Guillermo Lasso y que usted también lo ha mencionado: la corrupción en el sector petrolero. ¿Por qué?

Porque existen indicios, estimaciones, de que el 50% de los volúmenes probables de corrupción en la historia reciente está ligada al sector petrolero; a las diversas fases del sector petrolero: contratación, refinación, a la producción, comercialización y transporte.

El Presidente ha hecho un esfuerzo muy grande, y ya es uno de los logros, para eliminar la cadena de intermediarios que existe entre la producción petrolera, a cargo del Estado, y la refinación. Ahora, los refinadores compran directamente, sin intermediación. Y eso supone un ahorro. Los ahorros no son visibles, los esfuerzos de prevención no son visibles. Este es un esfuerzo clarísimo de prevención, pero el clima de opinión no permitió que este, que fue los más importantes logros sobre la corrupción, haya tenido curso.

Hay otro reciente: el Presidente denunció los créditos vinculados que acompañaron a la Corporación Financiera Nacional (CFN), antes de constituirse en el banco estatal más grande de desarrollo. Unos créditos tuvieron curso legal, en el sentido de que saldaron sus deudas, pero fueron ilegales en términos de su adjudicación. Y otros créditos que, además de ser vinculados, no han sido pagados a la Corporación Financiera Nacional. Eso hay investigar para evitar que ocurra nuevamente.

Entonces, Secretario, usted tiene algunos indicios bastante claros. Eso quiere decir que el trabajo suyo no inició hace unos días con la firma del Decreto. ¿Usted en qué ha trabajado?

Bueno, de hecho, no solamente con recopilación de información. Hemos desarrollado los lineamientos nacionales de la política anticorrupción. Hemos diseñado una Estrategia Nacional Anticorrupción que está en el escritorio del Presidente, y que saldrá en estos días. Y acabamos de terminar el primer borrador de plan de acción.

Hemos contado con la colaboración, por cierto, de organismos internacionales de primer nivel. La Oficina contra la Droga y el Delito, el PNUD de la ONU, la colaboración estadounidense ha sido inestimable, la colaboración alemana también. Ahora, apenas tenga el personal, me dedicaré a su capacitación para tener un lenguaje común sobre las estrategias y el plan de acción.

Casa adentro, en el Gobierno, cómo ha sido recibida la nueva Secretaría. ¿La ven como una especie de FBI criollo o piden que usted se haga cargo de casos?

Dos cosas. Nosotros no patrocinamos casos, podemos hacer denuncias y las canalizaremos, sin ninguna duda. He conversado con algunos miembros del sector privado y a todos les he dicho que nosotros no ayudamos a que resuelva su caso.

No hay oficina de Atención al Cliente…

Nosotros no atendemos ni contratos ni atendemos quejas que pueden darse. Simplemente lo canalizamos. Y una vez que se entiende eso, estos sectores colaboran muy bien en la gestación de fichas de trabajo sobre los procesos dañados que los han sufrido en contratos, en las áreas en las que han sido timados, en las áreas que les han pedido sobornos, etcétera.

Y en el caso de los colegas del Gobierno han comprendido con claridad que aquí no hay una certificación de impunidad. Aquí lo que hacemos es colaborar con ellos, con los ministros, entregando una caja de herramientas, para que puedan trabajarla, interiorizarla y supervisar que funcione. Los controles externos, y este no es un control externo, fracasan cuando sustituyen a la voluntad de los sujetos.

¿Eso es lo que pasó con las anteriores Secretarías Anticorrupción?

Compitieron con la Fiscalía, compitieron con las Cortes. A la Fiscalía no le corresponde la prevención, debe investigar, montar un caso, en derecho, y presentarlo a las Cortes. Y las Cortes tienen que hacer bien su función, que es juzgar. La función de prevención, lastimosamente, es muy débil en este rato.

Yo diría que he encontrado cinco o seis casos importantes de logros de prevención en la función pública. Yo no he querido hacerlos públicos porque no cabe que la Presidencia diga usted lo hizo bien, o usted lo hizo mal. No es un concurso de buenas prácticas, un concurso de bondad. Pero la ciudadanía conocerá, en su momento, a través de otros organismos, quiénes hacen buenas prácticas.

Hay buenas prácticas en seguridad pública, por ejemplo, hay formación de áreas de control de alto nivel que ya funcionan bien. Hay que conciliar en todas las áreas del sector público, especialmente las de sensibilidad a la corrupción o riesgo de corrupción, la eficiencia en la lucha contra la corrupción. Porque a veces se puede tener políticas públicas eficientes, entonces, logra sus cometidos de eficiencia, pero dejamos enormes huecos de corrupción.

La estrategia está en el escritorio el Presidente. ¿De qué trata?

Son las líneas transversales para toda la administración pública sobre la estrategia de prevención. Primero es la toma conciencia sobre corrupción y sensibilizar la opinión pública. Dos, establece claramente cuáles son las áreas competenciales de cada actor en anticorrupción: las de la Fiscalía, de cada ministerio. La tercera, identificar áreas de alto riesgo de corrupción, debidamente observadas y con una caja de herramientas que funcione.

Tenemos 15 áreas en las que queremos trabajar. Luego, la contratación pública porque tenemos que ayudar para que todos los esfuerzos de contratación pública sean óptimos. Cuatro, son los conflictos de interés. Esta es absolutamente importante y no podemos fracasar. Me llama mucho la atención el que se haya archivado en la Asamblea, sin más, la legislación sobre lobby. He recibido denuncias sobre los conflictos de intereses que había sobre esto y por qué se archivó.

Cinco, la corrupción internacional, que cruza todo. Tenemos que saber exactamente cómo los Estados se defienden de las nuevas formas de corrupción internacional que surgen después de la pandemia y la guerra de Ucrania.

Y la última, que es la tecnología, donde hay que hacer adelantos tecnológicos para esta franja gris, enorme, que nadie controla en el mundo, donde están las criptomonedas.

El plan de acción está en proceso de aprobación también. Usted ha dicho que es difícil mostrar logros. Pero deben existir informes o reportes. ¿Cuándo espera los hitos del trabajo?

Informes, todo los que haya que hacer. Acabo de entregar uno acerca de los meses que fui Consejero y fue entregado al Presidente. Aspiro definir con precisión las capacidades institucionales. Uno puede ofrecer mucho, pero si no mide las capacidades… no logra decir exactamente hasta dónde podemos llegar. En los siguientes dos meses espero entregar los mapas de riesgo. Tenemos adelantadas 40 fichas de 40 organismos, con el riesgo que ven los ministros.

¿Ministerios, oficinas presidenciales?

Ministerios, Banco Central y las diversas empresas estatales. Tenemos 40 sobre el riesgo de corrupción. Entonces hay que hacer un diagrama de gestión de riesgos, es decir, no solamente detectar el riesgo, sino saber cómo gestionar para que no se convierta en corrupción. Es conocer qué es lo que hará cada ministerio y cada organización para controlar lo que se ha detectado como riesgo de corrupción.

Es decir, su trabajo será desarmar a los corruptos.

Si uno toma los mecanismos de presupuestación del Ecuador, que son bastante bien logrados, te encuentras que se parecen a una estación donde metes la carne por un lado del proceso y al otro lado están esperando una serie de compradores, con los brazos abiertos, para llevarse la carne molidita. Hay que evitar estos procesos. Y, ojo, que ya ha empezado ese trabajo.

En temas de seguridad se hacen más capturas, y pudiera decirse que hay más tráfico o que tenemos mejor Policía. Pero están afinándose en seguridad. Es una tarea larga que no la resuelves en el corto plazo.


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