Volodimir Zelensky inició a principios de abril una ofensiva diplomática que coronó con la decisión de Joseph Biden de abrir la embajada de Estados Unidos en Kiev. Junto a Biden se alinearon el premier británico Boris Johnson y el presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Cuando estalló la guerra ilegal comandada por Vladimir Putin, los países más poderosos del mundo abandonaron sus embajadas en la capital de Ucrania para evitar posibles bajas en el cuerpo diplomático. Llovían los misiles, y Moscú no se detenía a pensar sobre los eventuales daños colaterales.
En este contexto, la lectura geopolítica de Putin era una obviedad: si Estados Unidos, Francia e Inglaterra decidieron retirarse de Kiev, no había duda en la Organización del Tratado Norte (OTAN) respecto al resultado final del conflicto desatado por el Kremlin.
Pero el líder ruso se encontró con una resistencia inesperada, y Zelensky actuó en consecuencia. El presidente de Ucrania no sólo exigió mayores volúmenes de armamentos, sino que además solicitó que los países centrales regresaran a Kiev para demostrar en los hechos que la ofensiva del Kremlin había fracasado.
Biden tomó la sugerencia de Zelensky y decidió que Bridget Brink -actual embajadora en Eslovaquia- fuera concurrente con Kiev. Antony Blinken, secretario de Estado, anunció al presidente ucraniano la decisión política de la Casa Blanca y reveló el nombre de la futura representante de Estados Unidos frente a Ucrania.
Brink tiene probada experiencia en la región. Trabajo en Belgrado durante la guerra de los Balcanes, estuvo en Georgia y actuó en la sede diplomática de Uzbekistan, un país que siempre fue satélite del Kremlin. Además integró el Consejo de Seguridad Nacional como experta en el Cáucaso y habla ruso como si fuera su lengua materna.
Boris Johnson siempre exhibió una posición proactivo frente a Zelensky y sus necesidades bélicas para aplacar la ofensiva militar de Moscú. Y el premier británico no dudó cuando el presidente ucraniano solicitó que el Reino Unido reabra su embajada en Kiev.
Durante su última gira a la India, Johnson confirmó que la representación diplomática inglesa regresaba a la capital de Ucrania, y a continuación reveló una información clave que va en línea con los pedidos de Zelensky. “Puedo decir que estamos entrenando actualmente a los ucranianos en Polonia para el uso de las defensas aéreas y en el Reino Unido para el manejo de los carros de combate”, precisó ante los medios de la India.
Junto a Biden y Johnson, el presidente de Francia ha respaldado la resistencia de Ucrania ante la guerra ilegal que desató Putin. Desde esta perspectiva, Macron aguardó un tiempo prudencial para definir qué hacia con la embajada francesa que había trasladado a Leópolis, una ciudad ubicada al oeste del país.
Días atrás, el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, llamó por teléfono a su colega ucraniano Dmytró Kuleba para adelantarle que Macron ya había resuelto mover la representación diplomática a Kiev.
“Este despliegue tendrá lugar muy pronto y permitirá a Francia profundizar su apoyo a Ucrania en todos los ámbitos en respuesta a la guerra iniciada por Rusia el 24 de febrero”, indicó la Cancillería francesa en un comunicado oficial.
La defensa militar que hace Ucrania contra Rusia tiene su correlato en el escenario diplomático. Es un juego de contraste que se observa con atención en los principales ámbitos geopolíticos.
Mientras Putin recibe sanciones económicas y sus representantes son expulsados de las naciones más poderosos del planeta, Zelensky puede exhibir un contraste inapelable con la decisión de 17 países -incluida la Unión Europea- de regresar a Kiev.
“Quiero terminar este guerra de forma diplomática”, dijo Zelensky a los periodistas en Kiev.
Infobae
Enviado especial a Ucrania
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